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Francisco Brugnoli: «El arte siempre está en una zona de riesgo»

Tras una temporada de tres meses en Corea, "Travesías-Crossings: Chile-Asia Pacífico" es la muestra que se inaugura este viernes en el renovado Museo de Arte Contemporáneo. Se trata de la primera exhibición de arte latinoamericano que llegó a ese país asiático, y que fue el primer escalón de una serie de colaboraciones con Chile.


Abre la puerta de su oficina y entra, cojeando levemente. Un pequeño problema a una pierna lo ha tenido complicado, pero está en proceso de mejoría. Se sienta y toma una taza de te. Es alto, tiene una melena blanca y los ojos dolorosamente celestes. Cuesta imaginarlo rodeado de orientales, tratando de comunicarse apenas en inglés, y gran parte por señas. Francisco Brugnoli, director del Museo de Arte Contemporáneo, dice que no fue nada fácil el tema del lenguaje en su viaje a Corea. Pero que, a fin de cuentas, fue lo menos importante, porque más que a hablar, iba a mostrar y a ver. Y los ojos no tienen lengua, por fortuna.



Hacía tiempo que el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Corea quería tener en sus salones una exposición de arte latinoamericano. La de Chile, que se presentó entre noviembre del 2005 y enero del 2006, fue la primera de toda la región en instalarse en un museo de Seúl.



La muestra incluyó 35 obras de artistas visuales producidas entre los años ’50 y los ’80, y 19 creaciones de artistas contemporáneos. "A ellos les interesaba Matta -cuenta Brugnoli. A nosotros nos interesaba mostrarlo en su contexto, junto con su generación. Además nos pareció que cuando se viaja hay que mostrar un poco de trayectoria. Partimos con Matta y terminamos con los más jóvenes. Claro que la exposición -salvo una excepción: Sebastián Leyton- está reservada a la pintura."



El arte como innovación




La misma exhibición se estrena este viernes, en el refaccionado MAC de Parque Forestal, y permanecerá abierta hasta el 25 de junio. Aunque los dos edificios del museo seguirán operativos, luego de su experiencia en Corea, Brugnoli asegura que ni sumados son lo que necesita el país.



"En Chile el arte sigue siendo una especie de entretención de día domingo, y eso no te lleva a ningún lugar. Vamos a tener un edificio más amplio y climatizado, pero si quiero recibir la bienal de Sao Paulo, o Fluxus… ¿dónde? O si queremos hacer una gran muestra acerca de lo que se hizo en Chile durante la dictadura, ¿dónde? Son deudas que Chile tiene", plantea.



Reclama que en Chile el papel de las empresas frente al arte ha sido casi inexistente. Para llevar esta exposición a Corea se buscó la colaboración de las firmas interesadas en la cooperación económica con el Asia Pacífico, relata, pero no prosperó. Eso, dice Brugnoli, es la verdadera falta de mentalidad innovadora.



"El arte siempre está en una zona de riesgo -afirma. Está en lo innombrado, en lo desconocido, en lo que, de alguna manera, aterroriza. A todos nos da miedo lo que es nuevo, lo que nos saca del lugar, nos desambienta y nos impide estar cómodos en el sillón mirando el mundo. Pero eso opera en la innovación de los modos de ver la realidad, eso es gestión. Los empresarios, que se congratulan por su innovación, deberían mirar al arte".



Plantea que, en este sentido, la diferencia entre Chile y Corea es abrumadora, puesto que allá son las propias industrias las que ofrecen becas para artistas y financian museos. "Corea ha dado un tremendo paso en corto tiempo. Por los 50 tenía una economía similar a la nuestra, y hoy es una de las más importantes del mundo. El nivel de formación de los artistas es altísimo, notable. Tienen sistemas de becas y de apoyo a la creación que son impresionantes. Basta entrar a su museo, en el que cabe cinco veces el centro. Y se llena todo el día", destaca.



"Hay muchas coincidencias entre Corea y Chile"



-¿Tuvieron alguna retroalimentación respecto de lo que ellos esperaban del arte chileno?
– Estaban muy conmovidos de que hubiera resultado esto, hacía mucho tiempo que ellos tenían intenciones de tener exposiciones de arte latinoamericano, y esta es la primera que se consolida. La recepción fue buena en todo sentido, y era impresionante encontrarse con la Paola Caroca o con Pablo Rivera en las calles de Seúl. También tenían una revista importante, que es la guía de museos y exposiciones, y nosotros fuimos la portada. Hubo prensa también. No me han hecho llegar las fotocopias… pero no importa, porque no entiendo nada (ríe).



-¿Hay proyectos de seguir trabajando juntos?
-Hay un acuerdo: nosotros fuimos y ahora ellos vienen. También está la posibilidad de hacer una muestra latinoamericana en gira por Asia, y dado que nosotros somos los de la iniciativa, podríamos tener un buen lugar. La muestra que viene desde Corea, es preferentemente arte joven.



-¿Cuáles fueron los criterios que ustedes usaron? Era una primera visita, y asumo que se intentó dar una idea muy precisa del panorama artístico chileno.
-Y de Chile; de la historia chilena y del arte. Pusimos especial acento en la transición: cómo se pasa de la escena de la represión a la escena de la expansión post dictadura. Eso es lo más interesante que quedó en el texto. Me llama la atención el hecho de que ya se están usando algunos de los conceptos que manejamos en esta muestra, como el término de artistas Post 90.



-¿Hay puntos de encuentro entre el arte coreano actual y el chileno?
-Hay muchas coincidencias. Corea tiene un momento de dictadura, y en ella se dio el paso a una sociedad neoliberal categórica. En medio de eso, los artistas más jóvenes expresan una especie de mundo en tensión con el progreso, una relación paradojal. Pareciera ser que la ciudad se ha transformado en una gran escenografía de un mundo desarrollado y feliz, con automóviles nuevos, grandes edificios. Está también la pregunta sobre el origen en las obras que vi, que es una pregunta que está muy presente en Chile, y en cualquier lugar, tras una situación de crisis.

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