Publicidad

‘Ninguno de los países OCDE confía en mercado para resolver temas de Educ.’

En entrevista con El Mostrador.cl, el sociólogo de la Universidad de Chile asegura que, en vista de la experiencia internacional, sería inexplicable que si el Ejecutivo presenta un proyecto »razonablemente diseñado» para fortalecer la educación estatal no haya consenso para impulsarlo entre los parlamentarios. Además, el académico detalla los pilares fundamentales de una reforma al sistema, entre los que se encuentra un cambio de la gestión institucional y el sistema de financiamiento.


El deterioro que ha sufrido la educación pública tras la reforma al sistema implementada durante la dictadura de Augusto Pinochet no es un secreto para nadie. Pero han tenido que pasar casi 30 años para que se transforme en protagonista del debate político, en gran medida gracias al movimiento pingüino de 2006 y a la condición impuesta por diputados concertacionistas para aprobar la Ley General de Educación (LGE) si y solo si el Gobierno se comprometía a presentar un proyecto de ley para fortalecerla.



De esta forma, el Ministerio de Educación (Mineduc) tomó el toro por las astas y empezó a desarrollar un plan que presentará a la Presidenta Michelle Bachelet en las próximas semanas. Entre el dossier que el grupo liderado por María José Lemaitre está analizando, se encuentra un informe sobre el tema, desarrollado por cinco académicos de la Universidad de Chile, entre los que se cuenta Bellei.



Con un currículum importante a cuestas en temas educativos y sociales, entre los que se cuentan haber trabajado en el Mineduc y en El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Magíster en Educación de la Universidad de Harvard, conversó con El Mostrador.cl y detalló los pilares que a su entender son fundamentales para lograr un efectivo reforzamiento del sistema público.



-¿Considera que el escenario es prometedor para el fortalecimiento de la educación pública o lo ve más bien como un panorama incierto?



-El futuro siempre es incierto, pero tal vez nunca como ahora, en los últimos 30 años se había dado tanto consenso en que hay que hacer algo prioritario en la educación pública. Y el hecho de continuar esta discusión, que el Gobierno cumpla el compromiso que tiene con los partidos de la Concertación y con la ciudadanía, así como que los responsables diseñen un proyecto, crea un panorama alentador.
Cuando sepamos exactamente cómo abordará el tema el proyecto del Gobierno, vamos a poder analizar en qué medida las propuestas van o no a satisfacer las demandas de la sociedad, pero también en qué medida se alinean con la evidencia científica y con la experiencia internacional sobre cómo fortalecer la educación pública.



En base a esta experiencia internacional ¿cuáles son los pilares que deberían trabajarse para lograr una reforma eficiente en el sistema público?



-Hay tres aspectos principales. En primer lugar, está demostrado que el diseño de gestión institucional es deficiente. Y aunque el Consejo Asesor Presidencial no estuvo completamente de acuerdo en la manera en que debía resolverse, sí lo estuvo en que la fórmula actual es inviable, porque no va a lograr calidad ni equidad. Por lo que creo que es fundamental modificar las responsabilidades de gestión, que están mal distribuidas entre el ministerio y los municipios.
En segundo término, hay que tener claro que la educación pública tiene obligaciones y necesidades específicas que requieren un sistema de financiamiento distinto al resto del sistema subvencionado. Tiene obligaciones que son superiores, y lo que tenemos actualmente es un sistema de financiamiento que no reconoce ese mandato.



-¿Y eso se traduce en más aportes financieros o en distintos tipos de aporte?



-Las dos cosas. Si se mantienen las reglas del juego que existen hoy, la subvención que se entrega a la educación pública debería ser superior a la que se entrega a la educación privada, porque tiene obligaciones superiores. Además, la forma de administración de las escuelas públicas requiere un funcionamiento en red. Y una obligación de funcionar en distintos contextos geográficos, sociales, culturales, que le imponen, de nuevo, unos costos mayores a nivel de esa gestión institucional. Y no es claro que sea la subvención por alumno la que mejor financia esa institucionalidad.



-Usted mencionó un tercer punto fundamental para fortalecer el sistemaÂ…



-Es indispensable reconocer que en el caso chileno, la educación pública opera como un sistema con la educación privada subvencionada. Por eso, muchos de los problemas tienen que ver con la mala regulación de la relación entre ambas.



-¿Cómo cuáles?



-Por ejemplo, la discriminación de estudiantes. O la sobreoferta, que crea competencia poco productiva en lugares donde no se necesita, o la falta de oferta donde sí se necesita. En fin, hay un conjunto de mecanismos que hacen que la relación entre la educación privada subvencionada y la educación pública no sea productiva, por lo que hay que tomar en cuenta que algunos elementos del sistema de las relaciones entre lo público y lo privado.



-Ese planteamiento está muy en la línea con el Juan Eduardo García Huidobro, que considera que la relación con la educación privada ha terminado minando a la educación pública, por lo que afirma que es indispensable se incluyan disposiciones que la regulen con el resto del sistema



-Probablemente estemos de acuerdo porque es una cuestión bastante elemental, que lamentablemente en nuestro diseño institucional, como es muy pobre, no se reconocen.
Por ejemplo, si el Estado entrega subvención a todo tipo de escuelas, incluyendo algunas que en un sector no están abiertas a todos los estudiantes sino que pueden seleccionar, también por capacidad de pago, lo que ocurre es que el sistema se segmenta. Y en ninguna parte del mundo el financiamiento público está hecho para que eso suceda. Siempre es al revés: todos los dispositivos tratan de ver cómo integrar. Entonces si se quiere resolver esa inequidad y falsa competencia uno tiene que abordar las relaciones sistémicas que existen entre la educación privada y la pública.



-En este sentido ¿qué rol juegan los profesores?



-Otro tanto ocurre con el tema de los profesores. En el sistema chileno lo que tenemos es dos mercados de profesores. Uno con ciertas reglas y otros con otras reglas. Y lo que se necesita es un sistema de desarrollo profesional docente, una carrera que si va a ser financiada con recursos públicos involucre reglas de calidad comunes para todo el conjunto de profesores.



-¿Cuáles son las principales trabas políticas que prevé para lograr las reformas que menciona?



-Lo voy a responder de otra manera. Analizando la experiencia internacional, por ejemplo tomando los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que confían en la empresa privada y son los países capitalistas más avanzados del planeta. Ninguno de ellos confía en el mercado para resolver los temas de educación, sino en un sistema de educación pública fuerte. Por eso, casi el 90′ por ciento de sus sistemas educacionales son públicos.
Y eso no es porque no hayan descubierto las ventajas de la empresa privada, sino que han descubierto que en temas como la educación, así como la seguridad ciudadana o la justicia, son las instituciones públicas las que resuelven los problemas nacionales.
Con estos antecedentes, me cuesta creer que el sistema político chileno no pueda entender ese argumento tan elemental: que es de interés nacional fortalecer la educación pública. Y descubrir lo que ya saben nuestros hermanos europeos, norteamericanos y el resto del planeta desde hace 150 años.

Publicidad

Tendencias