Publicidad

La desconfianza y el miedo hunden los mercados

El pánico y la desconfianza se han apoderado de las bolsas y eclipsaron las medidas de rescate adoptadas por Gobiernos y autoridades monetarias para paliar la crisis financiera, en una semana que se saldó con desplomes superiores al 21% en las principales plazas bursátiles europeas. Ante la imposibilidad que han tenidos los gobierno de superar la situación en forma individual, estos buscan una solución conjunta que podría plasmarse este domingo cuando se reúnan los ministros del Grupo de los 7 (G7) en Washington.


El viernes pasará a la historia por ser una fecha en la que muchas bolsas registraron récords de retrocesos, como el mercado español, con la mayor caída de su historia (9,14%). Así superó los desplomes bursátiles de la crisis de la URSS en 1991 y del «lunes negro» en la bolsa de Nueva York en 1987.

La Bolsa de París bajó el viernes un 7,73%, retroceso similar al que sufrió el índice DAX 30 de Fráncfort, al ceder un 7,01, mientras que cedió el 8,85 y Milán, el 7,14 por ciento.

La crisis financiera y sus consecuencias sobre las economías a ambos lados del Atlántico ha provocado las caídas más significativas de los mercados de renta variable en los últimos años.

En la semana, el Ibex-35 retrocedió el 21,20 por ciento y volvió a niveles de abril de 2005, tras vivir la peor semana desde su creación, mientras que París se dejó un 22,16%, Fráncfort y Milán, bajaron un 21,6%, y el londinense FTSE cedió un 21,05%.

Las bolsas europeas comenzaron la semana a la baja por la preocupación existente sobre la crisis financiera e ignoraban el plan de rescate del sistema financiero estadounidense aprobado el viernes anterior. Mientra tanto, el gobierno alemán y la banca privada volvían a actuar a favor de Hypo Real Estate.

Los mercados europeos registraron las mayores caídas de los últimos años el lunes, con caídas superiores al 10 por ciento en algunos momentos.

El martes, la mayor parte de las bolsas europeas se mantuvieron con pérdidas moderadas y vivieron una nueva jornada de incertidumbre y volatilidad, pese a las recurrentes inyecciones de liquidez de los bancos centrales. Islandia nacionalizaban bancos y la Unión Europea establecía nuevas garantías para los ahorradores.

Además, los mercados conocieron que la Reserva Federal estadounidense había decidido comprar deuda empresarial y que el Banco Central Europeo (BCE) aumentaría sus inyecciones de liquidez.

En el meridiano de la semana los inversores vieron cómo los principales bancos centrales del mundo bajaban los tipos de interés, medida que no restaura la confianza en los mercados internacionales, que volvieron a bajar.

La Reserva Federal, el Banco Central Europeo y los bancos centrales de Inglaterra, Suiza, Suecia y Canadá acordaron de forma coordinada esa bajada de tipos, medida a la que se sumaron después otros bancos emisores como el de China.

Por su parte, Londres destinará 62.000 millones de euros para estabilizar el sistema financiero del Reino Unido, dinero que servirá para comprar acciones en los principales bancos del país.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) no contribuyó a calmar el ambiente, pues cree que la economía mundial camina al borde de la recesión.

El FMI rebajó sus pronósticos de crecimiento del 3,9 al 3 por ciento, y vaticinó el estancamiento de economías, como Alemania, lo que ayudó a un nuevo desplome generalizado de las bolsas.

Los mercados europeos volvieron al terreno de las pérdidas el jueves, mientras que el BCE anunció que facilitará en las subastas semanales de refinanciación toda la liquidez que necesiten los bancos a un tipo de interés fijo del 3,75 por ciento.

Pero ni esa medida, ni la decisión de Islandia de nacionalizar el mayor banco del país, ni el apoyo a Dexia, ni las medidas coordinadas entre Francia y Alemania para aliviar la crisis sirvieron de red a los mercados.

Las fuertes bajadas protagonizaron la sesión en las bolsas europeas, arrasadas por una marea de ventas y afectadas por la desconfianza ante el efecto de las medidas de rescate.

Los retrocesos no sólo afectaron al sector bancario, sino de modo indiscriminado a muchos sectores bursátiles, de modo que las empresas energéticas, las de servicios y comunicaciones y de bienes experimentaron acentuados retrocesos, mientras que la apertura en negativo de Wall Street acabó lastrando a las bolsas europeas.

La esperanza de los mercados está ahora puesta en la reunión que mantienen este fin de semana los ministros del G-7.

EFE

Publicidad

Tendencias