El test de la blancura post Obama para la política chilena
Mientras la clase política criolla se llena la boca con el fenómeno de participación y entusiasmo masivo que significó la elección del primer presidente negro de los Estados Unidos, una simple medida pondrá a prueba la consistencia de su discurso. El timonel del PPD, Pepe Auth, ya anunció que intentará reponer el rechazado proyecto que integraría al padrón electoral a cientos de miles de jóvenes desencantados con una política naftalinosa y sin carisma. Y si la derecha vuelve a esgrimir tecnicismos para rechazarlo, pondrá en entredicho las ansias de Piñera de capitalizar los aires de frescura, mística y cambio que irradia hacia el mundo el nuevo mandatario norteamericano.
El triunfo de Barack Obama, en Estados Unidos, encendió en Chile las alarmas de aquellos que creen en la necesidad de rejuvenecer el padrón electoral, para ampliar la base democrática y dar opción a que figuras nuevas emerjan en el escenario político. Para ello, dicen en un amplio espectro de la Concertación, es necesario facilitar a los jóvenes la posibilidad de expresarse a través del voto. En este contexto, es que el presidente del PPD decidió levantar nuevamente la idea de que el Congreso apruebe la inscripción automática y el voto voluntario, cosa que genera inevitablemente roces en la derecha. Este es un tema que divide a la oposición, ya que la UDI y RN no han podido encontrar aún un punto de convergencia, por el temor que produce en el gremialismo la incertidumbre de hacia dónde se inclinarían quienes ingresen al registro.
«Hace rato que estamos pidiendo la urgencia para este proyecto. Creemos que este es el momento más apropiado. Todos se llenan la boca con la necesidad de que reincorporemos a los jóvenes, sobre todo ahora que estamos impresionados por la gran participación juvenil en Estados Unidos. Entonces aprovechemos las circunstancias e incorporemos a los jóvenes al padrón electoral para que el país real sea igual que el país electoral. Ya sabemos que nuestro país electoral tiene 10 años más que el real y por eso se produce este desfase entre los políticos y la ciudadanía», argumentaba Pepe Auth la semana pasada.
Pese a que en su programa de gobierno 2005 Sebastián Piñera abogaba por la aprobación de un proyecto de inscripción automática y voto voluntario, en agosto pasado su bancada rechazó la iniciativa. En conjunto con la UDI, RN se negó a aprobar el proyecto que establecía la inscripción automática para los mayores de 18 años y los extranjeros avecindados por más de cinco años en Chile, y derogaba la multa que sanciona a quienes no concurran a sufragar.
El argumento de RN para justificar su sorpresiva voltereta fue que el compromiso era aprobar la inscripción automática y el voto voluntario, y el proyecto del gobierno dejaba abierta la posibilidad de que mientras la inscripción era automática se mantenía indirectamente la obligatoriedad de sufragio. Pero la lectura que se hizo en el oficialismo fue que Piñera no quiso arriesgar la unidad de la derecha aprobando la iniciativa gubernamental. Ello, porque en mayo circuló profusamente un documento elaborado por el gurú electoral de la UDI, Andrés Tagle, en el que el experto planteaba que «la propuesta de inscripción automática y por tanto obligatoria, permitiría la inscripción de millones de jóvenes, lo que sería una ventaja para la Concertación, quien contaría así con muchos más electores inscritos, en un grupo que le es más favorable en adhesión».
Ahora que desde Chile el mundo político observa con envidia el efecto que produjo en la ciudadanía estadounidense la candidatura de Obama, surge con más fuerza la idea de rejuvenecer el padrón. Es por ello que Auth sostiene que «nuestra idea es que se envíe el proyecto tal cual lo propone la presidenta Bachelet. La idea de ella, que es algo que hemos hablado, es la inscripción automática y el voto voluntario. Estoy seguro que los 3 millones de jóvenes lo agradecerán».
Ampliar la base democrática
En la misma línea, el diagnóstico del ex timonel del PS, Gonzalo Martner, es que desde hace años «viene cayendo el número absoluto de votantes» en Chile y que en este contexto es imprescindible optar entre «una democracia envejecida y restringida o joven y participativa». A su juicio esa es la disyuntiva que debe resolver la clase política. Para del ex dirigente socialista «expandir el voto es un tema de principios» y no de cálculo electoral.
En este escenario, dice, «es tanto mejor que el próximo año se jueguen la posibilidad de seducir a los jóvenes» y «ampliar la base democrática» , que dejarla tal como está. En relación a las reservas de la oposición frente a este fenómeno, Martner especula que ello se debe a la naturaleza del sector, porque a su juicio la actual «es una derecha hereditaria del voto censitario».
Mientras que para Auth, uno de los elementos negativos del actual sistema de inscripción es que la campaña se vuelca hacia los inscritos y deja fuera temas propios de la juventud que no vota, pero que están latentes en el ambiente. Dado que el actual padrón está envejecido, dice a modo de ejemplo, en la campaña electoral pasada «el tema central fue la reforma al sistema de pensiones y la jubilación. Pero después fuimos testigos de la explosión social que se produjo con una gran movilización escolar, donde habían muchos que reclamaban por temas que no habían sido escuchados por las autoridades».
Piñera ¿El Obama chileno?
En la derecha sigue habiendo posturas más duras que otras. El diputado José Antonio Kast plantea que para la UDI el mejor sistema es el de inscripción y voto voluntario y un registro electoral físico. Porque tiene la convicción de que los jóvenes que no se inscriben no lo hacen por flojera, sino por falta de motivación y «porque no le creen a los políticos y no quieren participar». Además descarta que su partido actúe por prevención ante la posibilidad de que un padrón más joven favorezca a la Concertación. Incluso sostiene que una propuesta de la UDI es que cuando una persona concurra a sacar carnet de identidad pueda, a la vez, inscribirse en los registros electorales.
Desde su punto de vista, si en Chile una figura política generara el mismo efecto que Obama en Estados Unidos, esa sola motivación contribuiría a que aquellos que hasta ahora se han cerrado a inscribirse en los padrones lo hicieran. Pero estima que tal como está el escenario político no parece viable que ello ocurra hacia el 2009.
Mientras que el presidente del Instituto Libertad, centro de estudios ligado a RN, Roberto Ossandón, tiene una mirada bastante más optimista. Está convencido de que Piñera identifica en Chile, un concepto similar al de Obama en Estados Unidos. Ya que, a su juicio, el empresario «representa el cambio de la Concertación después de 20 años» de gobierno de la coalición oficialista.
Ossandón tiene la convicción de que el actual escenario político en Chile se asemeja al que enfrentó Obama. Explica que tal como George W. Bush, la Concertación está agotada en medio de un panorama económico desfavorable y la ciudadanía verá en Piñera «la esperanza de un país mejor, a un emprendedor, un empresario exitoso». Y «un rostro nuevo, cuando el oficialismo ofrece, en cambio, figuras como las de Ricardo Lagos y Eduardo Frei».
Así las cosas, cree firmemente en la opción de la inscripción automática y el voto voluntario porque, pese a lo que sostiene la UDI, él discrepa en que sería la Concertación la que atraería a los nuevos electores. Por el contrario, insiste en que la situación que atraviesa el país va a volcar a los electores hacia un «rostro nuevo» como el del empresario, en comparación a todas las figuras que podrían surgir en el oficialismo.
Otra fuente cercana al piñerismo, especula que el temor de la UDI ante la posibilidad de legislar por el voto voluntario es que los electores más antiguos de la derecha sean quienes dejen de sufragar.