«No puedo ni voy a trabajar en común con el señor Segovia», afirmó el técnico de la selección chilena durante una sorpresiva y extensa conferencia de prensa en la que hizo alusión al «fascismo» para cuestionar la falta de representatividad que tienen los hinchas y los propios jugadores en las decisiones «democráticas» del fútbol. Y también hizo su propio análisis de por qué el ambiente está tan convulsionado. «Antes no había nada para distribuir», dijo.
Marcelo Bielsa dijo que, a diferencia de otros episodios, no iba a desaprovechar esta vez la oportunidad de manifestar lo que pensaba. Y así lo hizo: de sopetón, en una extensa conferencia de prensa que a ratos se asemejó más a una clase magistral, anunció que si Harold Mayne-Nicholls es derrotado este jueves por el español Jorge Segovia en las elecciones de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), dejará de ser el director técnico de la selección chilena.
«No puedo ni voy a trabajar en común con el señor Segovia. es imposible que yo lo haga», anunció el rosarino en la víspera de la votación, generando sorpresa y desencajando más de algún rostro, incluido el del propio Segovia, quien a esa misa hora se reunía con los presidentes de los clubes que lo apoyan y con quienes escuchó las palabras del argentino, que fueron transmitidas en directo al caer la noche por algunas radios y canales de televisión.
El técnico de «la Roja» no dudó en hacer numerosas reflexiones emotivas y de carácter moral para justificar su decisión. Y además de resaltar los logros de la administración de Mayne-Nicholls, graficó su visión del porqué el actual proceso para elegir a la nueva mesa directiva de la ANFP había cobrado tanto interés.
Para ello se remontó a agosto pasado cuando, tras pensarlo durante 10 días, optó por seguir al frente de la selección sólo porque le «gustaba más hacer esto», rechazando de paso una serie de ofertas económicamente mejores. Sin embargo, afirmó que ya en ese entonces tenía claro que había sido una decisión equivocada.
«Me quedé a hacer esto, porque esto me gustó más. Pero también le dije a mis cercanos que (…) era una decisión equivocada porque lo peor está por venir, lo más lindo ya pasó (…) ¿Por qué viene lo peor? Porque antes no había nada para distribuir y todos estábamos estimulados en nuestra vocación. Ahora hay demasiado para repartir y en cualquier actividad humana, cuando nos piden, mostramos lo mejor de nosotros mismos; y cuando tenemos que retirar, nos mostramos en ese otro perfil de la condición humana, que es la avaricia y todo ese tipo de cosas».
Además de asegurar que no le había dicho a nadie que «si Harold perdía yo me iba», Bielsa dejó en claro qué aspectos lo distancian del presidente de Unión Española. Uno de ellos es el desconocimiento que tendría éste de su proyecto al frente de la selección y el segundo es el poco feliz historial del trato que ha dado el dirigente a sus propios jugadores.
Sobre el primer punto ahondó: «Yo no quiero dejar de trabajar en medio de un conflicto. Yo firmé un contrato con una conducción, eso lo hice porque había coincidencias. Si existe la posibilidad que esa conducción deje de tener injerencia, entiendo que no tengo coincidencias con el señor Segovia y no voy a trabajar con él. Todo eso es legítimo, pero está fundado: Cuando alguien dice ‘apoyo irrestricto, reproducción de las condiciones en el mismo sentido con que están fijadas’, cómo puede ser creíble eso, cómo puede ser creíble que alguien que no lee el proyecto, que ignora cuales son las facultades que yo tengo, cómo puede comprometerse de ese modo».
Marcelo Bielsa tampoco dejó pasar la oportunidad de criticar con dureza la falta de representatividad que tienen los hinchas y los propios futbolistas a la hora de tomarse decisiones como la elección del presidente de la ANFP, cuestionando de paso que en ella sólo intervengan los empresarios a cargo de los clubes.
Y de paso envió un mensaje a quienes seguramente lo acusarán de no respetar la democracia al condicionar su papel como técnico de la selección con la permanencia de Mayne Nicholls al frente de la ANFP.
«Leí que quien no respeta los procesos democráticos es un fascista. Y si en esta exposición yo corro el riesgo de transformarme en un fascista, debo tener mucho cuidado con lo que digo», dijo, agregando que «el fútbol es la gente. Segovia dice que la gente no vota, entonces mi pregunta es: ¿cómo, los destinatarios finales de todas las decisiones que toman quienes administran los clubes no votan?»
Y remató cuestionándose si «¿es fascista aquel que no apoya la democracia en un procedimiento que excluye a los destinatarios de los efectos de las decisiones de quienes gobiernan el fútbol? ¿eso es democrático? Qué lástima que los destinatarios estén en un sistema donde no tienen ninguna posibilidad de expresarse».
Durante su larga exposición de dos horas y 18 minutos, en la que bromeó con los periodistas, se lamentó varias veces de olvidar lo que estaba diciendo y soltó varios «pucha» que dejaron en evidencia que ha adoptado los modismos locales, Bielsa se dio tiempo para referirse al episodio que vivió en La Moneda tras el regreso de la selección del Mundial de Sudáfrica, y en el cual casi dejó con la mano estirada al Presidente Sebastián Piñera.
[cita]»¿Es fascista aquel que no apoya la democracia en un procedimiento que excluye a los destinatarios de los efectos de las decisiones de quienes gobiernan el fútbol? se preguntó Bielsa.[/cita]
Es así como recordó que pidió disculpas públicas por su actitud, la que justificó al considerar que la caída de su equipo en la segunda ronda de la Copa del Mundo no era motivo de celebración alguna. Sin embargo, aseguró que el episodio lo hizo reflexionar más tarde sobre el efecto que podían ocasionar sus actitudes, considerando su calidad de personaje público.
«Cuando pasó aquel episodio con el presidente Piñera mi mujer me dijo ‘pero quien sos vos para interpretar la forma en que el pueblo de Chile decide festejar’. Entonces yo dije pucha, no lo había pensado en ese sentido», sostuvo.
También afirmó que se había sentido «deshonrado «al ser invitado públicamente por el jefe de Estado a la sede del Ejecutivo sin la posibilidad de negarse, ya que la investidura de un Presidente convierte de inmediato esa visita en una obligación.
Y sobre por qué no saludó con un apretón de manos al subsecretario de Deportes, Gabriel Ruiz-Tagle, dijo que ello sucedió porque éste se había quedado dialogando con un jugador, y que para no interrumpirlos, prefirió hacerle solamente un ademán.