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«La pregunta es si los hijos de la señora Matte y del señor Bulnes van a colegios donde no hay Música»

Se trata de una medida impulsada por el ex ministro de Educación Joaquín Lavín y que busca dar más espacios a Lenguaje y Matemática en desmedro de materias como Música o Artes Visuales. Quienes se oponen critican un modelo educativo que soslaya la formación de estudiantes integrales y apuntan a que también se termina con la obligatoriedad de los ramos.


Una nueva polémica augura fuego en las salas de clases. El 18 de julio se promulgó el decreto exento 1363 que en resumen disminuye una hora semanal de Educación Artística entre Quinto y Octavo Básico. Esto afecta a Artes Visuales y Música.

Aunque la iniciativa ya era conocida públicamente, ahora aumentan los detractores que se enfrentarán con esta realidad en las aulas a partir del próximo año.

“Cuando ya hay un pronunciamiento del Consejo Nacional de Educación es muy poco lo que se puede hacer. En este caso sabemos que se trata de una acción consumada y no estamos en absoluto de acuerdo con esta medida, la rechazamos tajantemente”, dice Bárbara Figueroa, encargada del departamento de Educación y Perfeccionamiento del Colegio de Profesores.

Ya hubo polémicas similares cuando se habló de disminuir horas de Ciencias Sociales, Filosofía o más recientemente cuando el oficialismo rechazó el proyecto para hacer clases de Educación Cívica obligatoria, como publicó El Mostrador.

Sobre el tema, Loreto Fontaine, coordinadora nacional de la Unidad de Curriculum y Evaluación del Mineduc, señala que los “alumnos de 12  a 14 años (equivalente a 7° y 8° básico) tienen un 8% del tiempo destinado a Artes y nosotros estamos destinando en el nuevo plan un 7,89%, o sea, lo mismo… En cuanto a  lenguaje, con la modificación recién alcanzamos en estos cursos un 15% contra 23% que tienen países de la OCDE en promedio”

Sin embargo, Rodrigo Cornejo del Observatorio Chileno de Políticas Educativas (OPECh), tiene otra lectura. “Es bastante fácil inferir el trasfondo de esta política…En el discurso de la elite está el privilegiar la eficiencia, entendiendo que Lenguaje y Matemática es el eje de este factor y de la empleabilidad y eso denota una comprensión pobre del aprendizaje y el desarrollo humano”, dice.

Lo mismo piensa Elisa Soto, jefa del Programa de Pedagogía General Básica de la Universidad Católica, y además profesora de Música. “Es una propuesta absolutamente atentatoria al desarrollo global de los niños en etapa escolar. Es una muestra de ignorancia por parte de las autoridades que francamente es preocupante. ¿Cómo vamos a concebir ciudadanos íntegros?”, se pregunta Elisa.

Todo esto porque para los expertos, la suma de materias tan diversas como Música, Inglés y Matemática tiene diversos efectos en el aprendizaje y desarrollo de un estudiante.

“La educación musical en la Enseñanza Básica contribuye a una serie de habilidades; estéticas, emocionales, intelectuales, que favorecen otro tipo de aprendizajes, como el razonamiento matemático”, suma datos Soto, quien también señala que otro aspecto favorable de las clases de Música es el desarrollo auditivo consciente, que facilitaría estar más atento, “recibir instrucciones, la memoria, concentración, disciplina, constancia y trabajo en equipo, entre otros valores”.

Mano de obra

En definitiva lo que está en juego es un modelo educacional que comenzó a trazarse con el ministro Joaquín Lavín y el anuncio de aumentar horas de Lenguaje y Matemática en desmedro de otras materias, según los expertos.

Carlos Poblete, coordinador académico de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Arte de la Universidad de Chile publicó su opinión en El Quinto Poder respecto a la situación que crea este decreto. Para él, esto representa una forma de pensar la educación desde el Estado, “que traslada la responsabilidad de velar por el cumplimiento de derechos ciudadanos, a las posibilidades y condiciones de operación que cada establecimiento tiene. En otras palabras, la pérdida de la obligatoriedad de la clase de música al interior de la enseñanza básica no hace desaparecer la música ni la formación musical en el país (seguramente habrán talleres y orquestas infantiles), pero define con rudeza el derecho a la riqueza del aprendizaje musical: clase de música para los establecimientos que puedan implementarlas, y no para todos los niños y niñas de nuestro país”.

Una de las principales críticas de los detractores es que con él se pierde la obligatoriedad de estos ramos, como había sido hasta ahora. Así lo explica Carlos Poblete: “El decreto no señala en forma literal dicha pérdida, por la lógica y el estilo de redacción que tienen este tipo de documentos. La pérdida se infiere al comparar el plan de estudios del anterior currículo con el que presenta el decreto: el cuadro que aparece en el decreto es el que establece cuáles serán las asignaturas obligatorias. Entonces, mientras el plan de estudios de la reforma de los ’90 explicita que en 7° y 8° se enseñará 2 horas de Artes Musicales y 2 hrs. de Artes Visuales, éste señala solo 2 hrs. para Educación Artística”.

Junto con criticar la comprensión del aprendizaje y el desarrollo de los alumnos, Rodrigo Cornejo acusa que este tipo de medidas y proyectos educativos de la elite apuntan directamente a los sectores populares. “Lo que buscan es hacer mano de obra barata, capaz de repetir tareas sin cuestionar ni criticar… Yo me pregunto si los hijos de la señora Matte o los hijos del señor Bulnes van a colegios donde no hay Historia, Filosofía ni Música… y esa es una pregunta que hay que hacerse”.

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