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Los rojos del redset…

Los rojos del redset…

«Análisis sin pretensiones de los cuicos chilenos. Es para reírse, no para ponerse grave!», nos advierte Josefina, autora del blog ‘Cuicoterapia’.


(*) Aunque parezca difícil de creer, hay una facción (menor) del cuiquerío que es “roja”. No demócrata cristianos ni nada de eso intermedio. Lisa y llanamente ROJOS. Probablemente militaron en el MIR o el MAPU o alguno de esos movimientos de izquierda que eran para más cuicos. Son 100% de izquierda. Al menos en términos políticos. Estos son los «red set», «izquierda caviar» (que viene del francés, «gauche caviar») o «whiskierda».

Pero son cuicos. El redset no vive en cualquier lado. Al redset le gusta la naturaleza, la tranquilidad, el aislamiento, los espacios grandes. Tienen algunos reductos muy marcados: El Arrayán, La Reina (cerca del «Country», casas Castillo Velasco, que son como las Ley Pereira para los cuicos progre), Peñalolén (Comunidad Ecológica) y La Florida alta (Lo Cañas) y el Cajón del Maipo.

El redset, por definición, rechaza la “pulcritud”. Por eso nunca jamás usan terno (si llegaran a usar, por alguna razón muy especial, nunca va a ser un terno tradicional con camisa de color tradicional y corbata de color tradicional o zapatos tradicionales). Al redset le gusta ser chascón. Siempre tienen barba. El pelo un poco largo los hombres, un poco desordenado. Las mujeres siempre se ven un poco chasconas. No se tiñen el pelo, por lo que es muy común ver mujeres del redset de menos de 50 (¡o 40!) con el pelo blanco. Largo, ruliento, blanco. Un clásico. Las mujeres no se arreglan mucho, siempre a cara lavada, las uñas sin pintar. No es que sean descuidadas, pero son “tonteras” para ellas. Usan vestidos o polleras largas, una cosa medio hippie. La cuica redset no se preocupa de combinar la ropa, para ella lo más importante es lo natural del material y la comodidad.Compran ropa en sus viajes o se las mandan a hacer. Un referente del redset es María Inés Solimano, que hace vestidos de novia o cualquier tipo de vestidos especialmente pensados para el redset, tejidos a palillos por unas artesanas de Tongoy. En el fondo el redset es una suerte de neo-hippie (ya sabemos que los hippies originales de USA eran cuicos rebeldes. Estos son como esos).

Sus casas siempre son bien “choras”. Una arquitectura extraña, mucho ladrillo o viga a la vista, piso batuco, seguramente los que han construido hace poco contrataron a Sergio Andrade (arquitecto conocido por el redset, aunque algunos no tan “red” también lo han contratado, supe). Están llenas de adornos y cosas raras. Obvio que los sofá del living van a tener alguna manta de alpaca o similar, traída de San Pedro de Atacama o de Cusco. La decoración tiene harto cachivache, pero no cualquiera, sino cosas entretenidas, antigüedades, objetos recolectados en algún paseo por el sur (comprado a algún artesano local), cosas traídas de sus viajes por el mundo. Las cocinas siempre son medias “campestres”. Cerámica azul y piso rojo, con muebles de madera. O tal vez cerámica celeste y piso blanco con negro. Las ollas colgando del techo. Un caos estudiado. Porque son cuicos finalmente, son “desarreglados”, pero no sacrifican calidad. Cuidadosamente “desastrosos”, se podría decir. Parecen descuidados, pero todo está pensado así, no es casual que sus casas sean así, con grandes jardines, pero jamás cuidados tipo “palacio de Versalles”. Todo lo contrario, mucho árbol nativo, plantas del sector, poco pasto, más bien algo más boscoso. Obviamente tienen su propia huerta, el “autocultivo” como le llaman algunos (ya sabemos qué tipo de planta se podría encontrar ahí), todo muy orgánico, nada de fertilizantes artificiales.

Siempre tienen grandes bibliotecas, porque son muy cultos y lectores. Les interesa mucho la literatura. Pero no es que uno se vaya a encontrar con un libro de Pilar Sordo. Jamás. Son cosas elevadas: autores franceses (les mata “La France”) como Foucault o Bourdieu, alemanes de la escuela de Frankfurt como Marcuse o Habermas, o quién sabe qué escritores que el resto de los mortales ni siquiera hemos escuchado nombrar (autores ingleses no, porque tienen teorías muy “liberales”). Por supuesto después los citan en sus reuniones sociales. Para el redset es fundamental demostrar sus conocimientos en sociedad. Es muy difícil (imposible) contradecirlos, porque siempre van a sacar a relucir a algún autor que tiene alguna teoría que avala lo que está diciendo.

La cultura es fundamental para ellos, ser doctos, ilustrados. Estudian mucho, generalmente tienen postgrados (ojalá doctorados), en el extranjero, obvio. Saben de muchas cosas, y generalmente se dedican a temas ecológicos, medioambientales, políticas públicas o cualquier cosa que pueda ser un “aporte” para la sociedad y donde puedan poner en práctica sus múltiples conocimientos.

Al redset se le puede encontrar en el Sátira (en la Plaza San Enrique) que curiosamente tiene de decoración una biblioteca con libros. A los del lado sur les gusta el Kahuín (ex Pub La Rosa, con música en vivo de Santiago del Nuevo Extremo, Quilapayún, Manuel García y otros de ese estilo). El bar The Clinic y el Liguria, aunque son bien taquilleros, igual son redsetfriendly. Obvio que van a La Piojera y El Hoyo. También salen a comer rico, a La Petite France, el Baco o al Rivoli.
Al redset le gusta tomar vino. Vinos buenos, obvio. O bajativos. Tal vez un buen whisky, tal vez algún licor hecho artesanalmente por ellos mismos o algún vecino o conocido, usando productos de su huerta. Son redset, ¡pero les gusta lo bueno!

La vida del redset es muy “european style”. De hecho conocen Europa como la palma de su mano. Ya sea porque los exiliaron o se “fueron” para la dictadura, ya sea porque fue a estudiar afuera algún doctorado, ya sea porque se va de viaje no más. Al redset le mata Europa, pero la Europa culta, nada de ir a la Torre Eiffel, ni al Louvre (seguro que los conocen, pero no hablan de eso). Obviamente conocen museos especiales dedicados quizás a la vida y obra de alguno de los autores que les gustan, restoranes especiales (nada de baratos, obvio), cafecitos especiales. Tienen una particular afición por Europa del Este (bah, qué raro) y conocen los lugares más recónditos, siempre que tengan alguna huella cultural importante.

Por supuesto el redset desprecia el capitalismo, los malls son una tortura para ellos (es muy poco probable que vayan a uno). Jamás ponen un pie en La Dehesa, que es como el infierno en la tierra para los redset. Ellos están por el comercio justo, por la huerta orgánica, por la vida sana, la vida de barrio. Igual tienen sus ricos autos, 4×4, Volvo, nunca Mercedes o BMW eso sí. Pero les matan los autos.

Si hacen deporte, es del tipo andinismo, escalada libre, o cosas así medias extremas, medias “wild”. No tienen problema en experimentar cosas diferentes, salir de la rutina, vivir emociones extremas.

Tienen una gran afición por las “etnias” también. Seguramente han ido a India, o tal vez a África, donde se empaparon de la cultura del país, y seguramente trajeron una máscara o una flauta o algún artilugio de esa cultura que exhiben orgullosamente en su living. La cultura latinoamericana también les llama poderosamente la atención, probablemente han visitado alguna “tribu” amazónica donde tal vez les dieron algún “elíxir” (a.k.a. droga) muy increíble que los hizo conectarse con la diosa madre de la tribu o han ido mochileando por todo Centroamérica, comiendo con los locales y durmiendo a la intemperie tal vez, como para entender la forma de vida de estas “personas”.

Al redset le gusta la playa, pero no cualquier playa. Tiene que tener ese toque “rústico”, ese toque “local”. Tongoy es un lugar muy de redset, tal vez Bahía Inglesa, o un recorrido por playas “vírgenes” del Norte. Por supuesto Tunquén, que es como el paraíso del redset. Casas no muy cerca entre ellas, con buena vista, poca modernidad, todo muy rural y agreste, donde pueden desconectarse y tener largas tertulias con sus congéneres. A otros les gusta Cartagena o Las Cruces, algo bien popular, obvio, pero no es que vayan a la playa a juntarse con el “rasquerío”, sino que van durante el año y ahí dan rienda suelta a sus escritos, pensamientos y lectura. También les gusta el sur bien sur. Tipo carretera austral, puede que hagan un viaje para ir a pescar o a pensar o a buscar tal vez una planta especial para hacer algún licor o palos para construir una cava, algo bien rebuscado.

A los hijos obviamente los meten en colegios como el Altamira, Latino(americano) Cordillera, La Girouette, Alianza Francesa, y algunos Waldorf como el Giordano Bruno o el Rudolf Steiner (favorito de los de la Comunidad Ecológica de Peñalolén). En estos colegios el uso de uniforme es bastante limitado (qué tercermundista y facho uniformarse) y tienen sistemas educativos más acordes a sus creencias, no tan estructurados ni con tanto horario ni cosa capitalista. Se permiten pelos de colores, piercings, tatuajes, cualquier tipo de «expresión» que necesite tener el adolescente. Lo importante es no restringirlos para no limitar su creatividad y potencial de desarrollo.

Lo curioso, o no tan curioso, es que al final siempre se aglutinan entre ellos, eligen los mismos barrios, los mismos colegios para los hijos, los mismos lugares de veraneo. Como todos los cuicos, se mueven en masa dentro de su submundo, por mucho que les guste la naturaleza y desprecien a los otros cuicos “capitalistas”, finalmente usan la misma lógica que los otros cuicos: se juntan entre ellos, tienen sus propios códigos y se detectan a kilómetros de distancia. Cuico redset será, pero el cuiquerío no se lo quita nadie.

(*) Texto escrito por Josefina, autora del blog ‘Cuicoterapia‘.

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