“Las demandas estudiantiles fracasarán si no cuentan con apoyo ciudadano. Los encapuchados están demostrando ser nuestro peor enemigo porque nos alejan de la empatía con la gente”, dijo José Corona, coordinador de la Cones. El INDH también se sumó a las expresiones de repudio.
Hoy un grupo de encapuchados mezclados con los estudiantes que convocaron a una movilización por la Alameda, entraron al templo católico de la Gratitud Nacional en calle Cumming y sacaron, además de ropa y otras especies, la estatua de Cristo Crucificado para dejarla seriamente dañada. Posteriormente, fue devuelta al templo por Carabineros, como se observa en las imágenes.
La acción de vandalismo generó rechazo en todo el espectro político y social. Partiendo por el nuevo ministro del Interior, Mario Fernández, quien apoyó el derecho a manifestarse pero criticó el acto vandálico «independiente de que se trate de una iglesia Católica, esto no es sano para la sociedad», dijo.
El sacerdote jesuita Felipe Berríos también expresó su repudio. «Lo del Cristo es algo simbólico, es pisotear no solo al Dios de los católicos, sino a lo realmente sagrado: el respeto entre todos», dijo. El sacerdote que habitualmente ha apoyado el movimiento estudiantil agregó que “esos muchachos que vimos en las imágenes, destruyéndolo todo, no solo muestran poca imaginación para protestar sino también que son hijos del mercado. No tienen ningún respeto por el resto de la gente y actúan de forma agresiva si no se les da todo lo que piden. Son jóvenes mimados por el consumo y ahora todos tenemos que soportar sus rabietas”.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos también emitió una declaración de rechazo.“Quiero expresar el absoluto rechazo del Instituto Nacional de Derechos Humanos a los hechos de violencia que hemos visto en el día de hoy tras la marcha realizada en el centro de Santiago. Como hemos dicho en otras oportunidades, las personas tienen el legítimo derecho a manifestarse, siempre que este se ejerza en forma pacífica. Nada justifica que un grupo de personas, amparadas en el anonimato, cometan actos delictivos que atentan contra la propiedad pública y privada”, dijo en un comunicado Lorena Fries.
“Lamentamos profundamente, además, que en esta ocasión se haya atentado contra un templo católico. Independientemente de las creencias de cada persona, sabemos que los símbolos que se han destruido son altamente significativos para un importante segmento de la población. Como siempre, esperamos que estos hechos sean oportunamente investigados y sus responsables sancionados”, agregó.
Desde la Coordinadora de Estudiantes Secundarios, reaccionaron en la misma línea. «Como secundarios hemos presentado al sacerdote, y por medio de él a toda la iglesia, nuestro absoluto rechazo a los destrozos producidos por encapuchados y nuestra completa disposición de aportar en la restauración de los daños”, dijo.
“Las demandas estudiantiles fracasarán si no cuentan con apoyo ciudadano. Los encapuchados están demostrando ser nuestro peor enemigo porque nos alejan de la empatía con la gente”, aseguró