En programa «Ideas y Libros», de El Mostrador TV
El ex ministro aseveró que este grupo, conformado por los medios de comunicación, más fiscales, sumado al mundo intelectual y académico, «hace un juicio de exigirle al otro que declare su culpa». Sus miembros se declaran totalmente seculares, laicos, pero actúan «dentro de un arco católico, donde lo más importante es la confesión. Lo que hoy está buscando el periodista es la confesión, que confiese y pida perdón».
El académico y ex ministro concertacionista, José Joaquín Brunner, desmenuzó el capítulo sobre la élite de su libro Nueva Mayoría, fin de una ilusión, en el programa de El Mostrador TV, «Ideas y Libros», conducido por el director periodístico de El Mostrador, Mirko Macari.
Brunner aseguró que hay proceso de recambio de este grupo, lo «llamaría de rotación de la élite (…) que tuvo una permanencia durante 50 años» y está de salida «porque físicamente se están terminando».
Según el académico, hay un problema de sustitución de élite, hay una competencia por quién va a reemplazar a estas élites, «lo que genera una gran dificultad de incertidumbre y gobernanza de este país (…) estamos en una disputa de idea de futuro del país»
De acuerdo al ex ministro, la imagen de Lagos como una figura presidencial no es una idea de «El Mercurio, son miembros del PS, el PPD, somos muchos los académicos e intelectuales que recurrimos a la figura de Lagos porque creemos que puede hacer esta transición para llegar a la nueva época, que no será de Lagos».
El académico también se refirió al rol del mundo periodístico y de los analistas que tienen incidencia y aparición en los medios de comunicación. «Esta especie de alianza moralizante que se crea en momentos de crisis de las élites, donde pieza fundamental son la élite periodística, los medios de comunicación, nuevos y antiguos, más fiscales, por ejemplo, sumado al mundo intelectual y académico, que levantan las banderas de la pureza y someten al mundo político a un juicio histórico un poco anacrónico, que tuvieron que desarrollarse bajo las condiciones de su propia época».
Brunner señaló que el problema es el ejercicio discursivo «de un grupo que hoy se pone en una suerte de cátedra. Yo siempre digo ‘tenemos a los nuevos sacerdotes, tenemos a la nueva gente que dice hay que discernir´ y el discernimiento, el que tiene la fuerza y el poder de discernir, porque no tiene falla ninguna, ni inmoralidad ninguna, pero tampoco transparencia ninguna, porque es el guardián de los guardianes… quién es efectivamente de los medios de comunicación, de cuál es su propiedad, de cómo trabaja».
El ex ministro aseveró que este grupo «hace un juicio de exigirle al otro que declare su culpa». Y está compuesto por gente que «se declara totalmente secular, laica, pero que actúa dentro de un arco católico, donde lo más importante es la confesión. Lo que hoy está buscando el periodista es la confesión, que confiese y pida perdón».
Para Brunner, esto es parte de una falsa moral que en definitiva «son dispositivos de poder» y lo compara con la Inquisición: «Si algunos tuvieran la capacidad de tener los instrumentos que tuvo la Inquisición, irían mucho más allá de pedirle en la televisión que dé cuenta públicamente de sus pecados y que posteriormente pida perdón».
Respecto a los periodistas, el académico señala que son los que «representan al propietario y a la cultura de esta nueva élite», al tiempo que añade que «actúan con total impunidad y total irresponsabilidad».
«Los medios de comunicación son portadores de grandes secretos», sentencia, y hace hincapié en que «los escándalos no afectan a los medios de comunicación. El escándalo es un instrumento sociológico de poder que los medios de comunicación han descubierto y hoy usan en contra de la élite política».
