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Carlos Peña responde a Salvador Valdés por AFPs: «La cuestión técnica supone, aunque a veces no se reconozca, la previa dilucidación de un asunto de índole política»

Carlos Peña responde a Salvador Valdés por AFPs: «La cuestión técnica supone, aunque a veces no se reconozca, la previa dilucidación de un asunto de índole política»

El rector de la UDP se refirió al comentario hecho por el economista de Clapes-UC sobre su columna acerca de política y AFPs.


«Salvador Valdés al comentar mi columna sobre política y AFPs, confunde dos preguntas distintas», sostuvo el rector de la UDP, Carlos Peña, al referirse al comentario hecho por el economista de Clapes-UC sobre su columna en El Mercurio: «Política y AFPs«

En ella, la autoridad académica pregunta: ¿consentiría en que su suerte dependiera nada más que de sí mismo o preferiría un sistema en el que se compartieran, hasta cierto punto, los riesgos inmerecidos? Y agrega: «Los sistemas de seguridad social optan por esta segunda alternativa».

Frente a la reflexión del rector, el economista respondió a través del sitio de Clapes-UC: «Respondo a la columna de Carlos Peña que critica las cuentas individuales en las pensiones. El impuesto personal a la renta es una institución de seguro; porque si a usted le va bien, paga más, y si le va mal, paga menos. Un impuesto progresivo reduce aún más la variabilidad de resultados. Las sociedades modernas proveen seguros parciales a sus ciudadanos por medio de la redistribución. Estos seguros amortiguan el infortunio; por ejemplo, tener mala suerte en el mercado laboral, nacer en un hogar sin cariño o sin recursos, o ser asignado a un liceo con profesores dedicados a promover tomas (…) la cuestión clave es si las instituciones de seguro serán globales o sectoriales. El impuesto a la renta es un seguro “global”, porque antes de determinar el impuesto, suma las pensiones, las rentas del trabajo y la renta del capital».

Este miércoles, el rector contestó:

«La primera es ¿quién debe soportar los costos de las circunstancias inmerecidas como el origen de clase, el género, las desigualdades educativas o la etnia que influyen en una baja renta y en una pobre vejez? Esa pregunta, de una índole obviamente política porque atinge a la forma en que concebimos la vida en común, admite dos respuestas básicas. A saber, que los costos se internalicen en quienes padecen las circunstancias que los generan o que se distribuyan y difuminen entre todos».

Y continúa: «Solo una vez que se admite que la segunda respuesta es, prima facie, la correcta y se reconoce que una sociedad no es un simple agregado de personas cada una a cargo solo de sí misma -como lo creyó la ideología original de la capitalización individual-, tiene sentido preguntarse qué sistema es más eficiente.

Como Salvador Valdés destina su comentario a esto último, debemos entender que, aunque no lo dice explícitamente, él rechaza la respuesta estrictamente individualista que subyació en el diseño de capitalización diseñado por José Piñera durante la dictadura.

«Sobre esa base -que la timidez le obliga a mantener implícita- formula su análisis.

«La distinción entre seguro total o parcial que efectúa alude al nivel de bienestar que se asegura con prescindencia del desempeño. Por su parte la distinción entre seguro global o sectorial alude a si la contribución depende del total agregado de la renta individual o de estar adscrito al sistema sectorial. Valdés sugiere que es mejor un sistema parcial y global. Un sistema de seguro total tendría riesgos morales (puesto que su nivel de bienestar en la vejez será el mismo al margen de los esfuerzos que haya hecho durante su vida activa) y un sistema sectorial no sería plenamente solidario (puesto que exime del aporte a quienes viven de rentas del capital o trabajan por cuenta propia y tienen alto ingreso). Todos esos principios deben estimarse correctos; aunque una observación que hace al pasar, no. Salvador Valdés pregunta ¿cómo es posible que Suecia, un país socialdemócrata, tenga cuentas individuales como Chile? La respuesta es que es posible porque no tiene un sistema como el chileno: una cosa es tener cuentas individuales para reflejar el esfuerzo personal; otra, tenerlas para internalizar los riesgos. No siempre que se usa la técnica de cuentas individuales se endosa la ideología original que inspiró al sistema en Chile y que, como se vio, Valdés tácitamente rechaza.

«Y es que la cuestión técnica que examina Salvador Valdés (¿cómo suprimir el riesgo moral?, ¿cómo incrementar la eficiencia?) supone inevitablemente, aunque a veces no se reconozca, la previa dilucidación de un asunto de índole política (¿cómo nos trataremos recíprocamente?, ¿como miembros de una comunidad o como individuos a cargo solo de sí mismos?)».

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