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Colegios vinculados a los Legionarios de Cristo ofrecieron bono de $500 a sus trabajadores Quejas apuntan a inconsecuencia de la congregación católica de cuño conservador

Colegios vinculados a los Legionarios de Cristo ofrecieron bono de $500 a sus trabajadores

El sindicato de la Fundación «Mano Amiga» obtuvo por segunda vez un portazo en sus aspiraciones, como los 400 pesos por concepto de movilización. El Cumbres, uno de sus establecimientos, es de los más requeridos en los sectores de altos ingresos de Santiago.


Lo que más les molesta a los trabajadores de los colegios vinculados a los Legionarios de Cristo, es la incoherencia. Que después de la denuncia en su contra, el cura John O’Reilly cumpliera su libertad vigilada en una mansión de amplios jardines, piscinas e incluso una cancha de tenis y, cada vez que ellos emprenden una negociación colectiva, no exista más que evasivas de vuelta.

Es lo que reclama el sindicato de la Fundación Mano Amiga, uno de los brazos a través de los cuales la legión hace «caridad cristiana» y se vincula a cuatro establecimientos educacionales.

El sindicato de la Fundación Mano Amiga se formó el 2014 y, tras una huelga y pancartas fuera del colegio, la directiva de la institución se sentó a dialogar. Waldo Delgado, presidente de este sindicato, señala que la última negociación colectiva –iniciada el 16 de agosto– «marca el estilo» con el que se ha desarrollado la relación entre los Legionarios de Cristo y sus sindicatos.

«Nosotros pedíamos 2.500 pesos para almuerzo y 1.500 para movilización», cuenta Delgado. La demanda también incluía un aumento de sueldo del 10% –el promedio de remuneraciones es de 450 mil pesos–, aguinaldo para las fiestas y cajas con mercancías. Pero lo obtenido fue: 500 pesos para colación, 400 pesos para movilización, un aumento del 0,7% del sueldo, sin aguinaldos y «una caja de mercancías al año y sin valorizar, que es sacada de las donaciones para gente en situación vulnerable», relata.

El 16 de agosto pasado, comenzó la segunda negociación de este sindicato, en la que solo obtuvieron una carta que advierte la incorporación fuera de plazo de tres trabajadores y como primer ítem expone «la situación del mercado y del país», con proyecciones del IPC y posibles coletazos de la «Reforma Educacional», junto con señalar que uno de los colegios de la fundación había entrado al «sistema de gratuidad». La carta, firmada por Pierre Santander, Verónica Gallegos y Bernardita Salazar, asegura que actualmente se encuentran en una «incertidumbre respecto de los ingresos futuros del colegio».

La experiencia del Cumbres

La Legión de Cristo cuenta en Santiago con los colegios Cumbres en Las Condes, Everest en La Dehesa, Highlands en Colina y el Instituto Zambrano en Santiago Centro. En Buin dirige el colegio San Isidro, asimismo el colegio Los Maitenes en Melipilla y en Rancagua el colegio La Cruz, además de la universidad Finis Terrae en Santiago.

«En el área de la caridad cristiana y de la promoción social», como ellos la llaman, los miembros del Regnum Christi –movimiento religioso que alberga a la Congregación–, con la asesoría de la Legión de Cristo, se encargan de llevar adelante la Fundación Mano Amiga, institución que dirige obras de caridad cristiana, además de los colegios Mano Amiga de Recoleta, Santa Teresa de Los Andes en La Pincoya y Mano Amiga en Colina. También el colegio Fernández León en Llolleo (Quinta Región). De todos esos centros, seis están agrupados en sindicatos. El Cumbres tiene 108 socios; el Everest, 180; la Finis Terrae, 180; Cima –empresa que nutre de artículos de librería a las instituciones eduacionales–, 8 y el Highlands, que se constituyó hace dos semanas, cuenta con 14 miembros.

A fines del año 2014, uno de los colegios más requeridos por parte de la élite, el Cumbres, vivió una de las negociaciones colectivas más desesperanzadas para los trabajadores. El petitorio incluía un aumento real de 8% para profesores y 10% para administrativos; bonificaciones por jefatura de curso, antigüedad y grado académico; indemnización por años de servicio en caso de retiro voluntario y un premio de $50 mil a todos los trabajadores de haber mejoras en los resultados del Simce y la PSU respecto del año anterior, entre otros puntos. Sin embargo, los trabajadores sintieron un portazo en la cara.

[cita tipo= «destaque»]Respecto a los $500 pesos como bono de alimentación, desde la Fundación señalaron que ella «está abierta a ver posibilidades de solución para las aspiraciones de nuestros trabajadores, pero es necesario reconocer que pasamos por momentos difíciles en términos financieros, debido a la disminución de los aportes de privados y empresas. Para graficar con mayor precisión el déficit que vivimos, los alumnos de 6º y 7º básico del Colegio Santa María de Guadalupe, ubicado en Colina, tienen clases en contenedores porque no tenemos los recursos suficientes para construir las salas», aseguran.[/cita]

“Negociamos con una pistola sobre la mesa. El colegio inscribió una lista de 120 empleados fieles, el último día de la negociación colectiva, que se adhirió a nuestra negociación, con el fin de bloquear cualquier acción de fuerza, como una huelga. La ley dice que en una negociación puedes recibir adherentes que no son socios del sindicato y existe la obligación de recibirlos para no discriminar”, explicaba entonces Luis Fuentealba, presidente del sindicato.

En ese tiempo los trabajadores vivieron malas prácticas laborales, como asimismo discriminación y prácticas antisindicales. Una de las pruebas de ello es que la Corte de Apelaciones de Santiago, hace dos semanas, falló en favor de un trabajador que fue despedido por «discriminación sindical», un año después de la negociación de 2014. «Después de esa complicada negociación se cambió la dirección del colegio Cumbres y este año no hemos tenido mayores invonvenientes», asegura Fuentealba.

A pesar de ello, las cosas en términos globales no parecen cambiar para todos los sindicatos. El presidente de la Federación de sindicatos de Instituciones de Educación Católica –que agrupa a los colegios y la universidad Finis Terrae–, Horacio Hevia, tenía un puesto clave como jefe de desarrollo web de la universidad, una de las instituciones del Movimiento Regnum Christi; sin embargo, a principios de junio debió denunciar ante la Inspección del Trabajo prácticas antisindicales. Según cuenta, despidieron a gente de su equipo, lo cambiaron de funciones y le ofrecieron plata para abandonar su cargo.

«La dirección del Trabajo determinó que había vulneración de derechos. Fuimos a una mediación y volví a mi puesto, aunque sin responsabilidades», cuenta Hevia, quien además detalla: «Incluso me lo dijeron en RR.HH, que mi trabajo era clave y no era compatible con una negociación colectiva», esto, porque Hevia manejaba todas las claves web de la institución.

El Mostrador consultó a Regnum Christi respecto a las críticas de los trabajadores y la respuesta provino de la Fundación Mano Amiga, desde donde señalaron que actualmente están iniciando un proceso de negociación colectiva con el sindicato; el segundo de su historia.

«El primero fue hace dos años, momento en el que se llegó a total acuerdo entre las partes, logrando beneficios como bono de colación para nuestros trabajadores. Por esta razón, no correspondería hablar de un conflicto propiamente tal, sino más bien de un proceso natural amparado por la Ley Nº 19.069, el que esperamos termine a total conformidad de ambas partes. Como comentamos anteriormente, nuestros ingresos dependen exclusivamente de terceros (Estado y privados) y, al pasar por una desaceleración económica como la que estamos viviendo en Chile, se afectan de manera drástica los ingresos que recibe la fundación, y por lo tanto los recursos con los que cuentan los colegios Mano Amiga», señalan.

Respecto a los $500 pesos como bono de alimentación, desde la Fundación señalaron que ella «está abierta a ver posibilidades de solución para las aspiraciones de nuestros trabajadores, pero es necesario reconocer que pasamos por momentos difíciles en términos financieros, debido a la disminución de los aportes de privados y empresas. Para graficar con mayor precisión el déficit que vivimos, los alumnos de 6º y 7º básico del Colegio Santa María de Guadalupe, ubicado en Colina, tienen clases en contenedores porque no tenemos los recursos suficientes para construir las salas», aseguran.

*Foto de Iglesia.cl

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