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Parir con grilletes: el caso de Lorenza Cayuhan nuevamente cuestiona a Gendarmería Caso concentra críticas de matronas, médicos y expertos en DDHH

Parir con grilletes: el caso de Lorenza Cayuhan nuevamente cuestiona a Gendarmería

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Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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Encadenada y frente a un gendarme, el viernes pasado Lorenza dio a luz a Sayen. Con únicamente 32 de semanas de gestación, no solo debió enfrentarse a una preeclampsia no atendida a tiempo, sino que a una forma indigna de traer a su hija al mundo. La familia cuestiona a Gendarmería por el proceso y las bromas que dicen haber recibido de parte de un funcionario de la institución durante la cesárea. “Se sintió humillada”, dice Eduardo Cayuhan, padre de Lorenza.


Una semana antes del viernes 14 de octubre, Lorenza Cayuhan sintió que algo con su embarazo no iba bien.

En su semana 32 de gestación, los síntomas de una preeclampsia –una de las complicaciones más comunes y graves de este período– la inquietaban. Entonces, Lorenza no sabía que ese era el diagnóstico. Solo podía experimentar algunos de los síntomas, como el dolor de cabeza que deja el alza de presión. Ella, que ya tenía un hijo de 10 años, esperaba que nada malo ocurriera con Sayen, la niña en camino, por eso advirtió a la peramédica de Gendarmería que se sentía mal, pero de acuerdo a todos quienes han conocido su relato en las últimas horas, fue ignorada.

Según consignó la prensa, a Lorenza le dijeron que esperara, que no podía ser algo tan grave. Sin embargo, no se sintió mejor. “El jueves, cuando me sentí peor, le fui a decir a la suboficial mayor y ella la llamó (a la paramédica) para que me fuera a revisar y ahí me sacaron al Hospital de Arauco”, consignó el relato de Cayuhan que recogió Radio Bío Bío. Después fue trasladada a la Clínica de la Mujer del Sanatorio Alemán de Concepción.

Cerca de las tres de la tarde de ese viernes 14 de octubre, Lorenza –quien cumple una pena de 5 años y un día por el delito de robo con intimidación– y después de una anestesia con epidural, sintió cómo Sayen venía al mundo por medio de una cesárea. A sus miedos debido al parto prematuro, se sumó una doble condena: no solo estaba presa sino también teniendo a su guagua en una camilla sin la tranquilidad que hubiera esperado. Mientras continuaba el procedimiento, estaba engrillada, y un gendarme enfundado en un traje desechable, la acompañaba en el parto.

–Ahora voy a ser el tío de la niña –comentan que bromeó el gendarme, de pie, como si estuviera frente a una escena cotidiana.

Lorenza sintió impotencia. “También humillación. Se sintió pasada a llevar por alguien que más encima era un funcionario público. Ella sintió esa burla como algo muy doloroso”, comenta Eduardo Cayuhan, padre de Lorenza, quien el 20 de septiembre pasado la había acompañado a entregarse voluntariamente a la justicia.

Presa e indigna

Pese a que la noticia comenzó a ser viralizada, hay quienes no creyeron que podía ser posible.

“Hay mucha gente que tiene que dar explicaciones”, dice Gonzalo Leiva, matrón y miembro del observatorio de violencia obstétrica. “Yo tampoco entiendo cómo un equipo médico acepta la presencia de un gendarme en un momento como ese. Tampoco que esté engrillada. Hay una ley de Deberes y Derechos de los Pacientes que dice que uno debe garantizarles, porque es hasta peligroso que una mujer tenga metal al momento de una cesárea, por el riesgo si se usa electrobisturí. Se pueden producir quemaduras eléctricas. Si uno les pide que se saquen las joyas, los anillos, etcétera, que tenga las piernas engrilladas está fuera de procedimiento”, comenta Leiva sobre la situación que llevó adelante Gendarmería, institución que ayer instruyó un sumario. Sobre todo, porque sostienen que existen contradicciones respecto a cómo ocurrieron los hechos.

[cita tipo=»destaque»]“Hay mucha gente que tiene que dar explicaciones”, dice Gonzalo Leiva, matrón y miembro del observatorio de violencia obstétrica. “Yo tampoco entiendo cómo un equipo médico acepta la presencia de un gendarme en un momento como ese. Tampoco que esté engrillada. Hay una ley de Deberes y Derechos de los Pacientes que dice que uno debe garantizarles, porque es hasta peligroso que una mujer tenga metal al momento de una cesárea, por el riesgo si se usa electrobisturí. Se pueden producir quemaduras eléctricas».[/cita]

La Defensoría Penal Pública presentó un recurso de amparo en favor de Lorenza y el Colegio Médico decidirá si también se hace parte de acciones legales, después de que dos miembros del departamento de Derechos Humanos de ese organismo viajaran a visitarla e hicieran un informe detallado en el que Lorenza insiste en que siempre estuvo con grilletes y ante presencia masculina. “Ella estaba privada de libertad, pero no de su dignidad, como ocurrió en este caso”, afirma Enrique Morales, uno de los médicos que viajó hasta la Octava Región para recabar antecedentes.

Lorena Fries, subsecretaria de Derechos Humanos, también ha reunido información al respecto, más que nada con el objetivo de acelerar la promoción de derechos. “Es bueno ver si se cumplió con las normas vigentes. Y, en segundo lugar, a través del reglamento penintenciario –que debiera estar listo pronto– incorporar una modernización. La idea es que junto a la Subsecretaría de Justicia podamos incluir ese enfoque de derecho, aquí lo que importa es que ninguna mujer vuelva a sufrir esta situación denigrante y dolorosa”.

El senador Alejandro Navarro también planteó la posibilidad de que este caso escale a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Para el hermano de Lorenza, José Cayuhán, las responsabilidades están claras: “Esta es responsabilidad directamente de Gendarmería. Ellos eran los que estaban a cargo y fallaron desde la asistente social hasta enfermería. Lo único que esperamos es que se haga justicia”.

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