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La influencia del último de la dinastía Rockefeller y su estrecha relación con Chile David Rockefeller falleció a los 101 años

La influencia del último de la dinastía Rockefeller y su estrecha relación con Chile

El activo republicano, considerado un símbolo del capitalismo norteamericano, en 2002 admitió haber realizado gestiones desde Estados Unidos para prevenir la elección del ex Presidente Salvador Allende, a pedido de su íntimo amigo y dueño de El Mercurio, Agustín Edwards, a quien apodó como “Doonie”. Desde ese día, es que Edwards y el magnate estadounidense mantuvieron una estrecha relación de amistad, tal como consignó el propio Rockefeller en su autobiografía.


Este lunes falleció a los 101 años el multimillonario David Rockefeller, a causa de una insuficiencia cardíaca en su domicilio de Pocantico Hills, en Nueva York. El filántropo nació en una mansión familiar ubicada en Nueva York, donde actualmente funciona el Museo de Arte Moderno de la ciudad.

El último nieto vivo de John D. Rockefeller, fue conocido como el primer gran millonario de Estados Unidos tras fundar la petrolera Standard Oil, empresa que llegó a ser la más importante del rubro y el mayor refinador de petróleo del mundo.

El influyente nieto del fundador de la dinastía Rockefeller presidió durante años el Chase Manhattan Bank, donde su gestión logró su expansión, llegando a ser el banco principal de las Naciones Unidas. También fue fundador de la Comisión Trilateral, organización internacional privada fundada en 1973 para fomentar una mayor cooperación entre Estados Unidos, Europa y Japón, principales potencias de la economía capitalista.

Rockefeller, miembro ejecutivo del Council on Foreign Relations y del Grupo Bilderberg, a los que se vincula esta Comisión Internacional para la Paz y la Prosperidad, más conocida como la Comisión Trilateral, tuvo una íntima e intensa amistad con el empresario y dueño de El Mercurio, Agustín Edwards, a quien apodó como “Doonie”.

El banquero y activo republicano, en 2002 admitió haber realizado gestiones desde Estados Unidos para prevenir la elección del ex Presidente Salvador Allende, a pedido de su íntimo amigo y magnate de la prensa chilena.

Desde ese día, es que Edwards y el magnate estadounidense mantuvieron una estrecha relación de amistad, tal como consignó el mismo Rockefeller en su autobiografía. “En marzo de 1970, mucho antes de la elección, mi amigo Agustín (Doonie) Edwards, propietario de El Mercurio, el principal diario de Chile, me dijo que Allende era un embaucador soviético que destruiría la frágil economía chilena y extendería la influencia comunista a la región. Si Allende ganaba, advertía Doonie, Chile se convertiría en otra Cuba, un satélite de la Unión Soviética. Insistió en que los Estados Unidos debía impedir la elección de Allende», relataba el filántropo.

Los herederos de imperios empresariales, acostumbraban a reunirse ya sea en Estados Unidos o en Chile. Rockefeller, fanático del sur de nuestro país, cada vez que podía se escapaba a veranear por unos días en la casa que Edwards tiene en su isla del lago Ranco.

A través de su mano derecha, Susan Segal, una de las mujeres más influyentes del mundo desde su cargo de presidenta y CEO del Council de las Américas, se mantenía en constante relación con Chile, por medio de las visitas de Segal y sus reuniones con importantes figuras del mundo empresarial, quienes normalmente abordan temas de productividad y el desarrollo económico y tecnológico.

Cabe mencionar que el Council ha sido la institución más influyente desde los años 70 en América Latina, por haber liderado en la década de los 90 el Consenso de Washington, responsable de las políticas neoliberales y de las privatizaciones de empresas públicas en países como Argentina, Perú, Ecuador y Chile.

Incluso cabe recordar la oportunidad donde Segal, en junio de 2014, aterrizó en Chile, una semana antes de que Bachelet arribara a Washington junto a Andrónico Luksic, Roberto Angelini y Jorge Marín. Casualidad para algunos y para otros no fue más que producto del buen timing con que funciona el Departamento del Estado y sus aliados, entre los cuales estaba el mismo Rockefeller, quien en dicha oportunidad no pudo acompañar a Segal a Chile por la trágica muerte de su hijo el mismo día de su cumpleaños número 99.

En 1993, el Gobierno de Patricio Aylwin lo condecoró en Washington con la Orden Bernardo O’Higgins, como reconocimiento “por sus esfuerzos por promover el diálogo y las acciones comunes entre el Norte y el Sur de nuestro hemisferio”.

Por su parte, el ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, lo invitó cuando asumió el mando en marzo de 1994. El filántropo aprovechó su estadía y se quedó al Encuentro de Empresarios del Mundo que organizó el segundo Gobierno de la Concertación.

Asimismo en 1999, el entonces candidato presidencial Ricardo Lagos presentó en Nueva York, a instancias de Rockefeller y del magnate George Soros, los principales lineamientos de su próximo gobierno –primer socialista que asumiría después de Allende– ante connotados hombres de negocios norteamericanos.

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