Son pocos los que desconocen la estrecha relación de amistad de David Rockefeller y Agustín Edwards. El magnate norteamericano y el dueño de la cadena El Mercurio se conocen de los días en que Edwards hizo gestiones en Estados Unidos para «prevenir la elección de Allende», como escribió Rockefeller en su autobiografía de 2002.
Son pocos los que desconocen la estrecha relación de amistad de David Rockefeller y Agustín Edwards. El magnate norteamericano y el dueño de la cadena El Mercurio se conocen de los días en que Edwards hizo gestiones en Estados Unidos para «prevenir la elección de Allende», como escribió Rockefeller en su autobiografía de 2002. Herederos de imperios empresariales, ambos acostumbran reunirse ya sea en Estados Unidos o en Chile. Rockefeller, quien financia el influyente think tank Council of the Americas, es un fanático del sur de nuestro país y cada vez que puede se escapa a veranear por unos días en la casa que Edwards tiene en su isla del lago Ranco. Su última visita comenzó este martes. Ese día, arribó en un vuelo privado a Santiago, donde abordó un helicóptero en dirección a Ranco, donde lo esperaba el «Duni» para pasar una semana juntos ya que el 10 de febrero debe retornar a su país.
