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Contardo y el autogolazo de Pablo Piñera: «Seguimos siendo ese país de cuatro manzanas, cinco colegios y 20 familias» PAÍS

Contardo y el autogolazo de Pablo Piñera: «Seguimos siendo ese país de cuatro manzanas, cinco colegios y 20 familias»

El periodista criticó la designación del hermano del Presidente Piñera como embajador en Argentina, recordando que, cuando Bachelet era la Mandataria, su coalición -entonces la oposición- apuntó sus dardos al nepotismo que existía en aquellos años.


Mucho se ha hablado de la designación del hermano del Presidente Sebastián Piñera, Pablo, como embajador en Argentina, que, sumada a las elecciones de los familiares del ministro del Interior, Andrés Chadwick, han transformado a este Gobierno en uno con tendencia al nepotismo.

Curiosidad causa además que el oficialismo, cuando era oposición, criticó al entonces Gobierno de Michelle Bachelet por colocar familiares en puestos de importancia, condenando el hecho. Este tema lo toca Óscar Contardo en su columna en el diario La Tercera, donde señala que parecía que los «políticos más conservadores repentinamente caían en cuenta de los perjuicios de la concentración de poder y lo injusto que era cerrarles los caminos de ascenso a personas sin parientes, pero con talento».

«La nueva causa contra el nepotismo era un paso gigante hacia la modernidad en un país que tiende a conservar patrones coloniales de acercamiento en las relaciones de poder entre ciudadanos. Sobre todo en las cúspides sociales, en donde se diluyen los límites entre lo doméstico y lo público y el árbol genealógico recitado de memoria sirve mucho más que un currículum, por mucho que ese currículum luzca un doctorado», argumenta.

Contardo continúa en su columna indicando que Chile pensaba que la derecha por fin cambiaba, pero siempre vuelve al inicio. «Una derecha que subraya el trabajo duro como ruta de prosperidad individual en sus discursos, pero que en el momento de la verdad, en el segundo en que debe elegir entre un desconocido con formación y experiencia necesaria y una cara de toda la vida, prefiere la tranquilidad de lo familiar. La derecha chilena, por un lado, promete oportunidades a granel, pero al mismo tiempo celebra la pertenencia a un colegio del mismo modo en que se exhibe una heráldica de nobleza. Suele confundir, además, la selección de personal con actos rituales de reconocimiento mutuo que ayudan a repartir cargos y asesorías no entre los más competentes, sino entre los más cercanos a su propio círculo», indica.

El columnista cree que la coalición oficialista criticó en su momento el nepotismo de Bachelet solo por criticar. «La urgencia por desterrar el nepotismo solo servía para denunciar la paja en el ojo del adversario. Lo que ha hecho el nuevo gobierno durante su instalación es dar una señal potente de que la antigua tradición familiar continúa vigente, vigorosa; que seguimos siendo ese país de cuatro manzanas, cinco colegios y 20 familias. El Presidente Piñera y su círculo de confianza han puesto un límite al discurso meritocrático. ¿Dónde está esa frontera? En los cargos de mayor poder, los estratégicos, los sitios en donde se toman las decisiones», precisa.

«Si lo hace el Presidente, ¿por qué no lo va a hacer el resto?», sentencia.

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