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Cristián Riego en La Semana Política: El Ministerio Público no resistió la presión de investigar a los poderosos

En un nuevo capítulo del programa político de El Mostrador, el Director Ejecutivo Federico Joannon y la editora periodística Marcela Jiménez conversaron con el abogado y académico de la Universidad Diego Portales, Cristián Riego, sobre la crisis que afecta al Ministerio Público. El entrevistado, considerado uno de los padres de la reforma procesal penal, señaló que es necesario reformar el sistema de designaciones al interior de una institución, donde prevalece una «endogamia», debido a que los cargos de la entidad son asumidos por amistades o cercanos a los fiscales en cuestión. También cuestionó a la actual cabeza de la Fiscalía Nacional, Jorge Abbott, quien –según recordó– «llegó muy herido al Ministerio Publico porque el proceso fue muy sucio», además de tener “características que lo hacen no especialmente apto para esta función».


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En un nuevo miércoles de La Semana Política en El Mostrador, el Director Ejecutivo, Federico Joannon, y la editora periodística, Marcela Jiménez, junto al abogado y académico de la Universidad Diego Portales, Cristián Riego, abordaron la crisis que enfrenta el Ministerio Público y los casos de corrupción e irregularidades en la interna de la institución, desatados después de conocerse lo acontecido en la Corte de Apelaciones de Rancagua.

Al introducir el debate, Joannon se preguntó por los motivos de la actual crisis del Ministerio Público que tienen a la institución en su peor momento. “¿Qué pasó con esta criatura, que nació hace tan poco, en el 2000, y en Santiago recién en 2006, que venía con tanta ínfula de que íbamos a tener un sistema de administración de justicia del primer mundo, para el cual le invertimos miles de millones de dólares, y hoy día una institución nueva se ve vieja, con vicios de corrupción, vicios de mal manejo, vicios de malos procedimientos?”, dijo.

El problema, según Cristián Riego -considerado uno de los padres de la reforma procesal penal- es que en un comienzo el organismo mostró “una capacidad de investigación, de persecución de los poderosos bastante notoria, lo que provoca una contrarreacción del mundo de la política, que empiezan a interesarse por la institución e intentar influenciarla», pero en definitiva lo que ocurre es que “no resistió la presión de empezar a investigar a los poderosos”.

A juicio del experto, la crisis actual es una oportunidad para que el Gobierno impulse una reforma que dé solución a esta crisis. «Hoy día, es la oportunidad para realmente hacer cambios sustantivos que supongan un fortalecimiento de la independencia del Poder Judicial y del Ministerio Público, mejorando los sistemas de reclutamiento, los de designaciones, prohibiendo el tráfico de influencias respecto de los fiscales y los jueces.  Esperemos que se genere el espacio político para crear esa reforma”, planteó.

En esta línea, Riego dijo que el desafío hoy es “si vamos a ser capaces de, a partir de esta crisis, mejorar y no aceptar que el Ministerio Público va a ser domesticado por el poder”.

El dilema está en que -como lo describió Joannon- “el gran beneficiado con la pérdida de dientes y uñas del Ministerio Público es la clase política”. Y, según advirtió Marcela Jiménez, en definitiva “las reformas las tiene que hacer esa misma clase política».

La «endogamia» del sistema

Uno de los principales temas a solucionar, acotó Riego, es que la institución está afectada por una «endogamia» que impide la renovación de sus cuadros con caras nuevas. «Hay que cambiar el sistema de designación del sistema judicial en general. En el caso de los fiscales, hoy en día hay dos sistemas, uno es el que se aplica a los fiscales corrientes que no tienen jefatura, que es un sistema de concursos, pero cuyo gran defecto es que es un sistema completamente endogámico, en el que no es posible entrar desde afuera a menos que sea en las posiciones más bajas», sostuvo.

Riego destacó que el actual sistema que prima en el sector está “basado en el conocimiento personal, en las relaciones personales, y en el tráfico de influencias –amistades, intercambio de favores–, pensemos que los jueces designan a otros funcionarios como los notarios, lo cual ha contaminado notablemente su labor».

En este sentido, el académico de la UDP dijo que, debido a esto, «hoy no están entrando profesionales de un nivel realmente bueno y que mutuamente se vayan fortaleciendo en un orgullo profesional» y acotó que la prevalencia de este aspecto «premia a las lealtades».

«Hay que cambiar el sistema de designación por un sistema de mérito en serio, donde haya parámetros claros de qué es lo que se va a evaluar, en que haya real competitividad en el acceso a poder presentar una postulación y donde los electores no tengan relación con los elegidos», recalcó.

Gestión de Jorge Abbott

Este cambio del sistema de designación también debe alcanzar a la figura del Fiscal Nacional, cargo que hoy ocupa Jorge Abbott, quien ha enfrentado una seguidilla de cuestionamientos a su gestión.

El abogado de la UDP se sumó a estas críticas hacia Abbott, recordando que el actual jefe de la Fiscalía Nacional llegó «muy herido al Ministerio Publico porque el proceso fue muy sucio». A esto hay que agregar -según acotó Riego- que «hay características (de Abbott) que lo hacen no especialmente apto para esta función».

A juicio del abogado, en torno a la figura del Fiscal «hay que regular la estructura de esa metodología irregular donde hay reuniones informales, recomendaciones, intervenciones, llamados telefónicos. Lo que debiera existir es una prohibición de estas reuniones informales, el diseño de una postulación abierta al público».

«Hay que regular a lo que se llama ‘lobby tribunalicio’, el cual está menos regulado que el resto del sector público, cuando en realidad las necesidades de transparencia dentro del sistema judicial son más intensas», resaltó.

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