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Informe de la U. de Valparaíso revela que «uso excesivo» de gas lacrimógeno es utilizado como «elemento de castigo» PAÍS

Informe de la U. de Valparaíso revela que «uso excesivo» de gas lacrimógeno es utilizado como «elemento de castigo»

El reporte de la casa de estudios establece que las fuerzas policiales tanto en Chile como en otros países utilizan el gas lacrimógeno como elemento de castigo, al aplicarlo directamente en zonas sensibles, «o liberándolo en espacios confinados con gente ya reducida y en custodia policial». El estudio también da cuenta del uso de gases lacrimógenos en escuelas, como el ocurrido en junio de 2019 en el Instituto Nacional, cuando personal de Fuerzas Especiales de Carabineros lo lanzó dentro del establecimiento educacional. Unicef realizó un llamado a restaurar los derechos de seguridad y educación, de acuerdo con los artículos 28 y 29 de la Convención de Derechos del Niño. Adicionalmente el informe precisa los efectos que estos dispositivos pueden tener en el propio personal de Carabineros que los utiliza. “Cabe destacar que los cuerpos de policía también se ven expuestos a dosis elevadas de estos productos, constituyendo, de hecho, un aspecto relevante y descuidado de su propia salud física y mental».


Un análisis efectuado por un grupo de internos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso alerta sobre los serios riesgos a la salud asociados a la exposición frecuente a los gases lacrimógenos que utiliza Carabineros.

Aun cuando en el informe se señala que no es posible conocer en su totalidad las especificaciones técnicas, por ser estas declaradas de seguridad nacional, se revela la clase de sustancias que componen este tipo dispositivos utilizados en Chile y se da cuenta de hasta qué punto las especificaciones técnicas efectivamente garantizan su carácter no letal.

El documento de dicha casa de estudios advierte un uso abusivo del gas lacrimógeno para disolver manifestaciones, asegurando que estos dispositivos «no están diseñados para eso», y puntualizan que su finalidad es «servir para controlar situaciones de gran riesgo, en especial para quienes intentan reducir a persona(s) que comete(n) actos punibles específicos. Por su forma de acción, con dispersión aérea, es imposible asegurar el direccionamiento a las personas blanco de la acción, cuando existen otras personas en el área».

Este estudio también señala que en otros países del mundo las fuerzas policiales utilizan estos elementos como castigo, al aplicarlos directamente en zonas sensibles, «o liberándolo en espacios confinados con gente ya reducida y en custodia policial».

En ese sentido, recalcan que «tenemos conocimiento de muchas situaciones de este tipo, por nuestra experiencia personal atendiendo manifestantes. La experiencia internacional sugiere que las fuerzas policiales militarizadas, dotadas de estas herramientas suelen terminar utilizándolos de formas que exceden notoriamente el código de conducta y las reglas de uso establecidas, incluso por ellas mismas».

Uso en escuelas

El reporte de la Universidad de Valparaíso también da cuenta del uso de gases lacrimógenos en escuelas. Menciona casos de varios países, como Israel, Kenia y Estados Unidos. En el caso de Chile, menciona lo ocurrido en junio de 2019 en el Instituto Nacional, cuando personal de Fuerzas Especiales de Carabineros lanzó gas lacrimógeno dentro del establecimiento educacional. Unicef realizó un llamado a restaurar los derechos de seguridad y educación, de acuerdo con los artículos 28 y 29 de la Convención de Derechos del Niño.

También hacen referencia a un caso ocurrido en 2014, cuando la Corte de Temuco acogió un recurso de amparo presentado por el INDH en favor de niños de la Escuela de Temucuicui que recibieron gases lacrimógenos mientras apoderados y estudiantes se encontraban participando de una reunión a la cual estaban citados y que transcurría con tranquilidad.

En el dictamen, la Corte de Temuco añade que «dichas actuaciones provocaron un evidente detrimento a la libertad personal y seguridad individual de los niños y niñas individualizados en el recurso, quienes vivieron la situación con temor, rabia incertidumbre y vulnerabilidad».

Riesgos para la salud

Además de confirmar que la exposición aguda a los gases lacrimógenos utilizados por la policía uniformada para control de disturbios produce irritación instantánea de ojos, nariz, boca, piel y vías respiratorias, el informe da cuenta del serio riesgo que corren las personas que sufren de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, que son aproximadamente un séptimo de la población mayor de 40 años en Chile. También se encuentran en esta situación quienes padecen hipertensión arterial, que equivalen al 20% de la población mayor de 40 años.

Como resultado de lo anterior, el análisis elaborado por internos de la UV especifica que los efectos respiratorios más habituales son tos, salivación, disnea y dolor torácico, y potencialmente figuran los broncoespasmos, neumonitis y edema pulmonar agudo. A los anteriores se suman los cardiovasculares: taquicardia y aumento de presión sanguínea, los más comunes, pero también –en casos específicos– infarto agudo al miocardio y falla cardíaca.

Otros efectos derivados de la exposición a estos gases son las náuseas y vómitos y, en menor medida, gastroenteritis severa con perforación.

También el informe advierte que “con frecuencia se reporta entre las personas que nos toca atender, y en nuestra propia experiencia, que estas (las bombas lacrimógenas) son dirigidas al cuerpo».

Por último, y en esa misma línea, el informe precisa los efectos que estos dispositivos pueden tener en el propio personal de Carabineros que los utiliza. “Cabe destacar que los cuerpos de policía también se ven expuestos a dosis elevadas de estos productos, constituyendo, de hecho, un aspecto relevante y descuidado de su propia salud física y mental», señala el informe.

Lea aquí el informe completo.

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