
Líderes de opinión piden enfrentar “epidemia silenciosa” de la crisis de salud mental en jóvenes
“Estamos enfermando a nuestra niñez, y luego pedimos a la policía y los profesores que resuelvan el problema”, advierten Mario Waissbluth, Florencia Álamos, Juan Sutil y Eugenio Tironi en una columna sobre la salud mental infantojuvenil.
En una columna, bajo el título “La epidemia silenciosa”, los autores Mario Waissbluth, Florencia Álamos, Juan Sutil y Eugenio Tironi alertaron sobre el grave deterioro de la salud mental en niños, niñas y adolescentes (NNA) en Chile. “Es una verdad inconveniente, pero el país no puede seguir evadiéndola”, señalan.
“Estamos ante una grave crisis de salud mental en nuestros jóvenes”, señalan en la columna publicada este sábado en el diario El Mercurio.
Citando investigaciones recientes, los firmantes indicaron que la prevalencia de trastornos psiquiátricos en menores pasó del 22,5% en 2012 al 60,2% en depresión y 63,6% en ansiedad tras la pandemia de Covid-19. Entre los factores de riesgo destacados figuran el ser mujer, tener padres separados y el uso intensivo del celular.
También señalaron que tres de cada diez menores sufren violencia física o sexual grave en el hogar, y que un tercio de los niños bajo protección estatal ha manifestado conductas suicidas. “Estamos enfermando a nuestra niñez, y luego pedimos a la policía y los profesores que resuelvan el problema”, advierten.
Los autores proponen abordar esta crisis con un enfoque sistémico y de largo plazo, con acciones sostenidas durante al menos una década. Entre las medidas, sugieren campañas de sensibilización pública similares a las que se aplicaron en emergencias sanitarias previas, el uso de la televisión abierta para difundir información -tal como se hizo para la época del Covid-19-, y la creación de un sistema de monitoreo y trazabilidad de los casos detectados en distintos servicios públicos.
Además, llaman a entregar herramientas a adultos significativos en la vida de los menores, especialmente docentes, y a expandir el modelo islandés que ha demostrado reducir el consumo de alcohol y drogas en adolescentes mediante el fortalecimiento del uso positivo del tiempo libre.
“Es fundamental entregar herramientas a todos los adultos significativos en la vida de los NNA, para que puedan fortalecer sus trayectorias de bienestar y resiliencia. A los docentes, en particular, hay que proporcionarles metodologías eficaces para abordar estos problemas y promover el aprendizaje socioemocional. Hay que masificar los avances alcanzados en 241 comunas del país, que han reducido el consumo adolescente de alcohol y drogas empleando el modelo islandés, que promueve el uso saludable del tiempo libre a través del deporte, la cultura o la ciencia. Esto debe ir acompañado del fortalecimiento de las Oficinas Locales de la Niñez y de los centros de salud de segundo nivel, que deben promover la salud mental, articular la oferta disponible y absorber la demanda de rehabilitación”, dicen.
La columna también advierte sobre la necesidad urgente de aumentar el personal especializado, como psiquiatras y pediatras, así como camas hospitalarias de corta estadía y recursos dirigidos a familias en situación de pobreza. Finalmente, los autores piden designar una autoridad con fuerza política y presupuesto suficiente para coordinar la respuesta institucional.
“Si no frenamos esta crisis de salud mental, que está causando sufrimiento indecible en nuestros NNA, será imposible superar los problemas de convivencia, seguridad y productividad que hoy nos afectan. Es hora de abrir los ojos, reconocer esta epidemia silenciosa, y actuar con urgencia”, concluyen.