Exministra Marcela Ríos: “Ninguna institución del Estado tiene que tratar con amor” a delincuentes
Marcela Ríos, exministra de Justicia y directora regional de IDEA Internacional, criticó los discursos que, según dijo, erosionan el Estado de derecho y promueven modelos autoritarios como el salvadoreño, respaldado por José Antonio Kast.
La exministra de Justicia y actual directora regional del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), Marcela Ríos, cuestionó los discursos que, a su juicio, se alejan del Estado de derecho y erosionan los fundamentos democráticos. Sus declaraciones surgen en el contexto del debate sobre el combate a la delincuencia y la creciente popularidad de modelos autoritarios como el salvadoreño, promovidos por figuras como José Antonio Kast, lider republicano.
“Ninguna institución del Estado tiene que tratar con ‘amor’ a los criminales. Es una mala frase”, afirmó Ríos en conversación con Al Pan Pan con Mirna Schindler, aludiendo a la retórica utilizada por Kast y otros actores políticos. En su opinión, “el Estado no puede comportarse como se comportan los criminales”. Para la exministra, si bien es necesario actuar con firmeza frente al crimen organizado, esto debe hacerse “con propuestas serias” y en el marco de la legalidad y el respeto por los derechos fundamentales.
Ríos advirtió además sobre el deterioro democrático en países como El Salvador, muchas veces presentado como modelo por sectores de derecha. “Todas las mediciones internacionales muestran que El Salvador ha tenido un deterioro acelerado y que hoy día, para algunos, es un régimen híbrido; para otros, ha dejado de ser una democracia completa y se ha transformado en un régimen autoritario”, aseguró.
En ese sentido, recalcó que la lucha contra el crimen no puede sustentarse en la renuncia a los principios democráticos: “Quienes defendemos la democracia tenemos que tener claro que no puede existir una narrativa ni una propuesta de que vamos a intercambiar seguridad por democracia”.
Ríos también criticó la criminalización de la juventud y de sectores vulnerables bajo criterios arbitrarios, como el uso de tatuajes. “Si fuera por encarcelar a hombres jóvenes con tatuajes, en nuestro país no nos alcanzarían las cárceles”, ironizó, aludiendo a prácticas discriminatorias que, según ella, no resuelven el problema de fondo y perpetúan la exclusión social.