PAÍS
Matthei y la ilusión del centro: la apuesta por Frei y la Concertación que no todos compran
Analistas coinciden en que busca un centro político que en realidad es una zona difusa del electorado, una apuesta que podría servirle más en un eventual balotaje que para desempatar con Kast y Kaiser. Cercanos al comando dicen que, para la ex Concertación, Matthei está mucho más cerca que Jara.
Por estos días, Evelyn Matthei parece más interesada en captar a los votantes que alguna vez respaldaron a la Concertación que en convencer al electorado tradicional de la derecha.
Y es que parte de su estrategia electoral, de cara al 16 de noviembre, apunta a conquistar a ese sector de izquierda y centro que –según dicen en su comando– no votaría por la comunista Jeannette Jara y podría ver a Matthei como la única alternativa viable para frenar a Kast en una eventual segunda vuelta.
Por eso, la abanderada de Chile Vamos –respaldada también por Amarillos y Demócratas, partidos de la llamada “centroizquierda por el Rechazo” y conformados por exmilitantes DC– ha intensificado sus gestos hacia el mundo de la ex Concertación.
Tras dejar atrás la polémica por sus dichos sobre las “muertes inevitables” durante los primeros años de la dictadura, ha reivindicado el legado de los gobiernos de la transición, con guiños públicos a la figura de Patricio Aylwin y al expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, por quien dijo tener una gran admiración y de quien espera un gesto electoral.
El guiño no pasó inadvertido. En el debate electoral se instaló la pregunta respecto a si Frei, crítico de la decisión de la Democracia Cristiana de apoyar a Jara, terminará entregando su respaldo a Matthei. La idea entusiasma al comando de la exalcaldesa, que ve en un eventual gesto del exmandatario una forma de consolidar su imagen de candidata de centro, justo cuando las encuestas marcan un virtual triple empate entre ella, Kast y Kaiser.
Desde el oficialismo, sin embargo, el coqueteo con Frei cayó mal. Jara reconoció el “dolor” que le causó su rechazo –“yo trabajé muy duro por él cuando enfrentó a la derecha”– y adelantó que buscará reunirse con él para revertir su postura. En la DC, el presidente del partido, Francisco Huenchumilla, apeló a la lealtad partidaria. “Cuando alguien milita en un partido, desde el más alto personero hasta el más humilde, se rige por las normas internas”, dijo a CNN Chile.
En la interna de la Democracia Cristiana no creen que el exmandatario haga un gesto público hacia la candidatura de Matthei antes de la primera vuelta. “Sería cruzar demasiado la línea”, señalan. Eso sí, tampoco descartarían que Frei haga un gesto en segunda vuelta, si Matthei pasa a esa etapa. Si bien no descartan que alguien intente llevarlo al Tribunal Supremo del partido, consideran casi imposible que sea sancionado o expulsado.
Pero en el entorno de Matthei no ocultan su esperanza: si Frei da el paso, aunque sea al final, podría convertirse en el símbolo de la fuga del centro histórico hacia su candidatura. El problema –advierten analistas– es que ese “centro” puede ser más un espejismo que un territorio real.
“Tohá creyó en la necesidad de moderación y la buena evaluación que tiene la Concertación”
El sociólogo Alberto Mayol, de la encuesta La Cosa Nostra, sostiene que Matthei ya capturó parte del electorado de centroizquierda, pero que insistir en los símbolos de la vieja Concertación puede ser inútil. De hecho, recalca que al menos en su sondeo, cuando sonó como posible candidato presidencial, Frei “no marcaba para nada”.
“Ya hay un porcentaje de los votos de Matthei, que es más o menos un tercio, según calculamos, que está propiamente instalado en la centroizquierda. Eso ya ocurrió y, por tanto, si ocurrió podría seguir ocurriendo. La pregunta obvia es si acaso sirve la búsqueda de rostros de la Concertación para ese paso. Y eso es muy discutible, porque ya le pasó a Tohá, que creyó que esa necesidad de moderación y esa buena evaluación que tiene la Concertación como proyecto histórico no redunda en que sus rostros, salvo Aylwin, tengan una buena evaluación actual”, comentó el sociólogo a El Mostrador.
Mayol apunta a que el desafío real está en construir “una narrativa de proyecto”, más que en exhibir respaldos. Dice que las figuras como Frei pueden ser ornamentos, pero lo que define la elección es la sensación de que Matthei puede derrotar a la ultraderecha. Y eso –afirma– requiere números, no solo gestos.
Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas de la UDD, defiende la estrategia. “Con el crecimiento de Kaiser y la continua bajada de Kast, existe la posibilidad que de aquí a dos semanas tengamos un triple empate. Y, por lo tanto, todo lo que sea un voto extra, una ventaja, puede ser decisivo hasta el final”, puntualiza el militante UDI.
La estrategia, según el excoordinador de la campaña del A Favor, es “abrir el umbral, así como se hizo para la campaña del Rechazo, para que una parte de la centroizquierda cruce y vote por Matthei, sobre todo porque en la centroizquierda hay una discusión sobre que votar por Jara es prácticamente garantizar que gane Kast y la única manera de evitar a Kast es que Matthei crezca y le gane”.
Sobre Frei en las encuestas, Müller recalca la influencia del exmandatario en la campaña del Rechazo, y compara: “En una elección con voto obligatorio, sí tiene sentido buscar el voto del centro. Todos –Matthei, Jara y Kast– están moderando su discurso. El voto extremo ya no rinde”.
“Tenemos como una fijación en Chile de pensar de que el centro político es un partido político”
Gonzalo Parra, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, advierte que “tenemos como una fijación en Chile de pensar de que el centro político es un partido político”, pero dice que históricamente el centro fue una coalición, marcada durante la transición por el pacto entre el PS y la DC. Sobre la estrategia de Matthei, el jefe de la carrera de Ciencias Políticas coincide con que el electorado exconcertacionista podría no ser suficiente para ganar la primera vuelta frente a Kast y Kaiser, y que “probablemente esa estrategia puede ser mucho más útil pensando en una segunda vuelta”.
Destaca, además, que los votantes del electorado que no tiene identificación –evitando llamarlos “el centro”– son “altamente despolitizados, sin estructura orgánica partidaria… y su intensidad política es menor”, y que lo que buscan –agrega– son “señales de gestión y temas claves donde la derecha se ha apropiado: seguridad, economía, migración”. En ese sentido, el profesor Parra concluye que “Matthei podría, más que pensar en el ‘centro’, movilizar ese electorado que no tiene identificación, a partir de esta capacidad de gestión versus esta idea de consistencia más dura, versus esta idea de ruptura antiélite que presentan Kast y Kaiser”.
El analista político y académico de la Universidad Autónoma Tomás Duval es más escéptico sobre la estrategia de Matthei: “Sumar apoyo siempre es bueno, pero dudo que eso vaya a ser gravitante. Me parece que depende de una sumatoria de cosas y no de una sola”. A su juicio, “las señales más políticas (de apoyos o de la propia franja) en esta última etapa de campaña son las que más difícilmente van a mover la aguja entre las distintas candidaturas”. Probablemente –precisa– la clave estará en las señales que se den en los próximos debates.
Con las encuestas mostrando un tablero en empate técnico entre Kast, Kaiser y Matthei, la disputa ya no es solo por los extremos, sino por quién logra encarnar la moderación con credibilidad. Mientras Jara buscaría recomponer su flanco con Frei, Matthei sigue lanzando guiños al “voto de Aylwin”. Pero el riesgo –apuntan los analistas– es claro: el centro puede ser una tierra prometida que ya no existe.
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