PAÍS
Agencia UNO
Luna de miel electoral aumenta las expectativas sobre el desempeño de José Antonio Kast
Tras cuatro años de votaciones encadenadas, el próximo Gobierno enfrentará una inédita sequía electoral. Sin urnas en el horizonte inmediato, la excusa del calendario desaparece y la gestión quedará expuesta, con la cancha despejada para cumplir —o fallar— su agenda.
Cuando hay elecciones, todo se lee en clave electoral. Cada decisión del Gobierno, cada movimiento de la oposición, se interpreta como una forma de incidir en la decisión de la ciudadanía.
Entre 2022 y 2026 se vivió un periodo de “anormalidad electoral”. En todo ese lapso los chilenos sufragaron en seis oportunidades.
- La primera elección de dicho periodo ocurrió el 4 de septiembre de 2022, día fatídico para el oficialismo, ya que por una abrumadora mayoría fue rechazado el texto propuesto por la Convención Constitucional.
- En mayo del año siguiente, el impulso a un nuevo proceso constitucional obligó a los chilenos a elegir a los consejeros constitucionales, quienes redactaron el segundo texto que también fue rechazado en diciembre de 2023.
- El año 2024 estuvo marcado por la elección de alcaldes, concejales y consejeros regionales y gobernadores regionales.
- Finalmente, este año tuvieron lugar las primarias presidenciales en junio y, luego, las elecciones generales para renovar la Cámara de Diputadas y Diputados, la mitad del Senado y, por supuesto, elegir un nuevo Mandatario.
En cambio, el nuevo Gobierno vivirá una suerte de sequía electoral, ya que los primeros comicios que le tocará ejecutar serán las elecciones de alcaldes, concejales, consejeros regionales y gobernadores, recién a finales de 2028.
- “En rigor es una vuelta a la normalidad electoral”, señala a +Política un analista ligado a la derecha. Al menos desde el regreso a la democracia, no hay precedentes de la seguidilla de elecciones de los últimos cuatro años.
La vuelta a la normalidad pone más presión al Presidente electo, ya que no tendrá el factor elecciones como un elemento distorsionador de su gestión, por el contrario, la cancha estará despejada para desplegar su agenda.