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Trump tensiona el turismo: Las Vegas sufre su mayor caída por políticas hacia Canadá y México SIN EDITAR efe

Trump tensiona el turismo: Las Vegas sufre su mayor caída por políticas hacia Canadá y México

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La alcaldesa de Las Vegas Shelley Berkley alertó sobre un desplome de visitantes extranjeros, en especial canadienses, mientras economistas vinculan la crisis turística con los aranceles y la retórica antiinmigrante de Donald Trump. Las Vegas, dicen, refleja el pulso político y económico de EE.UU.


La alcaldesa de Las Vegas, Shelley Berkley, lanzó una súplica poco habitual: “Por favor vengan. Los amamos, los necesitamos y los extrañamos”. De esta forma pidió a los canadienses –el principal grupo de visitantes extranjeros– que vuelvan a la “ciudad del pecado”.

Su llamado se produjo tras siete meses consecutivos de bajas en la llegada de turistas y una merma del 12% en julio, según la Autoridad de Convenciones y Visitantes (LVCVA).

El fenómeno, de acuerdo con un reportaje de BBC Mundo, va más allá del calor estival. La retórica y las medidas comerciales de Donald Trump han golpeado de lleno la imagen de Estados Unidos como destino turístico. “Los viajes internacionales han disminuido. La gente no viene”, resumió la alcaldesa, apuntando a la caída del turismo canadiense y al temor de los mexicanos a viajar ante las nuevas políticas migratorias.

Las cifras lo confirman: la ocupación hotelera y el tráfico aéreo cayeron más de 5% interanual. El aeropuerto Harry Reid registró 287 mil pasajeros menos que en 2024. A su vez, la llegada de turistas canadienses –más de 1,4 millones el año pasado– bajó 18%, mientras que los mexicanos, tradicionalmente fieles, se lo “piensan dos veces”, según el consulado local.

El malestar no se limita a la frontera. Conductores, trabajadores y economistas comparan el bajón con los años del COVID-19. En paralelo, la inflación, el alza de precios y la pérdida de atractivo como destino “barato” profundizan el declive.

Berkley insiste en revertir la tendencia: “Queremos que la gente venga, se lo pase bien, regrese a su casa… y vuelva en seis meses”. Pero, en un país que se repliega sobre sí mismo, su súplica suena también como una advertencia política.

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