
La jugada de Cristián Valenzuela: el “Rasputín” de Kast
Ruth Hurtado encendió la polémica al declarar que el verdadero heredero de Jaime Guzmán ya no es la UDI, sino el Partido Republicano. Detrás de la jugada está Cristián Valenzuela, el estratega clave de Kast, que busca reescribir la narrativa para capturar al votante gremialista.
Luego de que la secretaria general del Partido Republicano, Ruth Hurtado, sentenciara que la colectividad que representaba a Jaime Guzmán había dejado de ser la UDI y que ahora era la de José Antonio Kast, la pregunta que surgió de inmediato fue: ¿cómo se gestó, de quién fue la idea? Solo un nombre salió en el reporteo: Cristián Valenzuela, el asesor más influyente de Kast.
De acuerdo con las fuentes, Valenzuela le pidió a Hurtado que instalara el tema “simplemente para tensionar el ambiente en la derecha, lo que a su juicio favorece a Kast sobre Matthe”. Y agregan que se lo pidió a Ruth Hurtado, una de las personas de mayor confianza de Valenzuela, porque el presidente del partido, cuya familia conoció de cerca a Jaime Guzmán, no habría aceptado decir eso.
“La táctica narrativa permite dar ‘un alivio’ algunos que están apoyando la causa de Kast con culpa. Les plantea que no están traicionando la UDI o traicionando los valores, sino que los republicanos están recuperando la obra del gremialismo y su fundador. Recuerda que Kast deja la UDI con Valenzuela argumentando que se había alejado del proyecto fundador de Jaime Guzmán. El recurso ya lo había usado, en varios discursos que le escribe Valenzuela aparece Guzmán. Uno fue ‘nos temen porque nos odian y nos odian porque nos saben irreductibles’, que dijo hace un tiempo”, dice un exrepublicano.
“Fue la gota que rebalsó el vaso. A Valenzuela le acomoda tapar un escándalo con otro. Ahora tapó los parásitos con Jaime, lo que es de muy mal gusto. Antes tapó la columna sobre Vidal con las cifras de operadores”, señala un gremialista.
La sentencia de Hurtado, que salió a matizar un par de tonos más abajo que Squella, vino además 48 horas después del “perdón” de Matthei. En el Partido Republicano reconocen que Ruth Hurtado no dice nada sin la luz verde del influyente asesor, a quien sus detractores en la colectividad bautizaron como “Rasputín”, en alusión al falso místico ruso de larga barba que se atribuía propiedades sanadoras, con las cuales llegó a asesorar al zar Alekséi Nikoláievich Románov y cuya influencia enajenó a la monarquía.
Según explican, el enfoque de Valenzuela se centra en construir un discurso que posicione al Partido Republicano como el auténtico heredero de Guzmán, como una reivindicación de identidad, porque Kast encarna los principios fundamentales del fundador de la UDI. La intención sería –advierten– captar a aquellos descontentos que sienten que su lucha por los ideales de Guzmán ya no se refleja en la UDI y detener las críticas internas sobre claudicar en la defensa de valores cristianos, como la familia, la vida, el anticomunismo y el matrimonio.
Esa narrativa apunta al electorado más informado, implementando un lenguaje que conecte con los sentimientos de la base social. “Al mantener la figura de Guzmán como símbolo, se ofrece un consuelo a quienes apoyan a Kast, asegurando que su participación no supone traición a la UDI. Y la retórica crítica hacia la UDI se articula y se argumenta con que la UDI y su abanderada se han distanciado de los valores fundacionales de Guzmán, lo cual justifica la creación de una escisión”, dicen.
Este marco teórico va en línea con la trayectoria de Valenzuela, hijo de un militar, formado en la Fundación Jaime Guzmán y el movimiento gremial de la UC, aunque no conoció a Guzmán.