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Enoturismo y vendimias Opinión

Enoturismo y vendimias

Claudia Collipal
Por : Claudia Collipal Académica Escuela de Hotelería y Turismo Universidad de Las Américas
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Llega marzo, sinónimo del retorno a clases y fin de las vacaciones, sin embargo, este mes no es efectivamente el fin de la temporada turística, de hecho, se inicia una de las actividades más atractivas y factibles de disfrutar en familia en gran parte del territorio nacional, como son las asociadas a las vendimias y el enoturismo.

Nuestro país cuenta con 15 valles vitivinícolas abiertos al turismo: Huasco, Elqui, Limarí, Choapa, Aconcagua, Casablanca, San Antonio, Maipo, Cachapoal, Colchagua, Curicó, Maule, Itata, Bío-Bío y Malleco. En cada de uno de ellos existen diversas alternativas de viñas con actividades turísticas, como son los recorridos guiados, en bicicleta, para parejas o grupos pequeños, picnics, maridajes, por mencionar algunas. Actividades que se pueden disfrutar durante todo el año, pero es entre marzo y abril cuando se desarrollan las más masivas y festivas.

Las fiestas o festivales de la vendimia parten este año en el Valle de Colchagua el 3 de marzo y finalizan en mayo, mientras que el 13 de marzo comienzan en el Valle del Maipo, punto más cercano a la capital. Para quienes tengan interés de asistir, todas las fechas de estas actividades que se desarrollarán en los distintos valles e incluso barrios, están disponibles en la página de Enoturismo Chile, el organismo oficial de difusión de nuestro país (www.enoturismochile.cl).

En esta página, por cierto, podrán encontrar mucha más información respecto del enoturismo nacional, una actividad que aún no es tan conocida por los turistas internos, pese a que el vino chileno es probablemente uno de los más reconocidos a nivel mundial y, por tanto, las viñas, son un imperdible para muchos turistas extranjeros, por ejemplo, para los brasileños.

El desafío entonces para los compatriotas es conocer más del “mundo del vino”, conocer los valles vitivinícolas de Chile y comprender sus enfoques diferenciadores, sus cepas y características distintivas, así como sus diversas viñas, algunas muy antiguas y de gran tamaño, otras mucho más pequeñas o boutique, así como las orgánicas o biodinámicas, cada una con su propio atractivo y oferta de actividades y vinos durante todo el año, pero que en estos meses amplían sus actividades e invitan masivamente y de manera conjunta a los visitantes a llenarse de los sabores y colores de sus valles y sus vides y a decir con mucho orgullo ¡Salud por el vino chileno!

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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