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Maternar en la alta cocina: las exitosas chefs que han conciliado su pasión con la crianza Gastronomía Crédito: Pexels

Maternar en la alta cocina: las exitosas chefs que han conciliado su pasión con la crianza

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País, Revista Jengibre y Braga.
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En un rubro exigente, competitivo y tradicionalmente masculino, cada vez más mujeres cocineras logran conjugar los desafíos de ser madres y liderar una cocina. Desde Chile y Latinoamerica redefinen qué significa maternar en el mundo gastronómico y cómo sus hijos influyen en su visión gastronómica.


La maternidad en la gastronomía no es fácil. En una industria que demanda jornadas extenuantes, ritmos intensos y presencia constante en horarios nocturnos y fines de semana, ser madre es una tarea complejaa. Más aún si se es jefa de cocina o emprendedora en un negocio propio. Sin embargo, muchas chefs latinoamericanas han comenzado a abrir un camino distinto, donde maternar no es un obstáculo, sino una fuente de inspiración y transformación.

Una de ellas es Catalina Vélez, pionera de la cocina consciente en Colombia, quien fundó el restaurante Domingo en Cali. Para Vélez, la maternidad ha sido una revolución íntima que también tocó su forma de cocinar. Con la llegada de su hijo Gerónimo, redescubrió los sabores básicos y la importancia de cocinar con amor y creatividad.

“Ha sido mi mayor maestro porque ha cambiado mucho mi forma de ver la cocina, tuve que devolverme a los sabores básicos y experimentar”, compartió Vélez en El País de Colombia.

 

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Vélez no sólo se propuso construir una cocina ética y sostenible, sino también demostrar que es posible hacerlo sin renunciar a su rol de madre. De hecho, muchas de sus creaciones nacen de juegos culinarios con su hijo, como la crema de ahuyama con ingredientes secretos para estimular su curiosidad gustativa.

Otras chefs también están escribiendo sus propias recetas para conciliar cocina y crianza. La chilena Carolina Bazán, madre de dos hijos junto a su pareja Rosario Onetto, dirige Ambrosía, uno de los mejores restaurantes de América Latina. Para ella, liderar una cocina como familia lesbomaternal ha sido también una forma de cuestionar los modelos tradicionales del sector.

Bazán decidió convertirse en madre a los 35 años, en un momento clave de su carrera, mientras lideraba Ambrosía, uno de los restaurantes más destacados de Latinoamérica, en una decisión de priorizar su vida personal, eso sí, sin dejar de lado su pasión por la cocina.

 

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Para Bazán, la maternidad ha sido una fuente de inspiración en su carrera culinaria. En una entrevista con Filo.news, sostuvo que “una de las cosas que más enciende mi pasión es la maternidad. Siento que el restaurante es otro hijo: tienes que cuidar cada paso, dirigirle el camino, ser su tutor para que tome las decisiones correctas y pueda andar por sí solo” .

Esta analogía entre la crianza de sus hijos y la gestión de su restaurante refleja cómo ha integrado ambos roles en su vida diaria.

En Ecuador, la chef pastelera Pía Salazar ha conquistado el mundo desde los fogones de Nuema, un acrónimo de los nombres de sus tres hijos: Nuria, Emilio y Martín, restaurante que tiene junto a su marido y chef Alejandro Chamorro en Quito.

@piasalazarort

Reconocida como la mejor pastelera del mundo por The World’s 50 Best Restaurants en 2023, Salazar ha enfrentado desafíos personales y profesionales, incluyendo momentos en que consideraron cerrar su restaurante. Sin embargo, su compromiso con la familia y la gastronomía la ha llevado a innovar en la pastelería, y ha reinventado el arte dulce con ingredientes locales como la yuca, el chocho o la col.

Esa inspiración a donde llega Emilio, que desde pequeño ha mostrado su interés en la gastronomía. “La cocina fue su primer hogar, se criaron en un restaurante, así que es un instinto natural”, contó la chef en Fine Dining Lovers.

Otra historia destacada está en el corazón de Bogotá, donde el restaurante Leo se ha consolidado como un referente de la alta cocina colombiana. Detrás de este éxito están Leonor Espinosa, galardonada como la Mejor Chef Femenina del Mundo en 2022 por The World’s 50 Best Restaurants, y su hija Laura Hernández, reconocida sommelier y directora de La Sala de Laura.

La colaboración entre madre e hija va más allá de lo profesional. Juntas han creado una propuesta culinaria que rescata ingredientes autóctonos y tradiciones ancestrales, al tiempo que promueve el desarrollo sostenible de comunidades locales a través de la Fundación Funleo.

“Ella no trabaja conmigo, eso lo hemos tenido muy claro desde el principio. Es una persona independiente, que tiene esa forma de la mamá de creer en sus propias convicciones, de salir adelante por ella, de no depender de mí”, afirmó Espinosa a El País de Colombia sobre su relación profesional con su hija.

La relación entre Leonor y Laura es un testimonio de cómo la maternidad puede integrarse de manera armoniosa en el ámbito profesional. Juntas han demostrado que es posible combinar la pasión por la gastronomía con los lazos familiares, creando un legado que trasciende generaciones.

Laura destaca la influencia de su madre: “Una de las cosas que me enseñó mi mamá es que el hecho de ser mujer no significa que uno tenga ningún tipo de limitaciones para alcanzar las cosas”, dijo al mismo medio,

Todas ellas coinciden en algo: maternar en gastronomía es difícil, pero no imposible. Se necesita valentía, redes de apoyo y, sobre todo, voluntad de cambiar una industria que históricamente ha ignorado los cuidados. Frente al estereotipo del chef aislado, obsesivo y omnipresente, estas cocineras proponen que la cocina profesional también puede ser un espacio donde crecen los hijos, se comparten las tareas y se cocina no sólo para servir, sino para cuidar.

Hijos e hijas que crecen entre fogones, sabores y alimentos, donde varios de ellos adquieren esa pasión por la cocina en su crecimiento.Y donde, su experiencia como madres también enriquece su visión culinaria, promoviendo una gastronomía más inclusiva, consciente y conectada con las raíces culturales.

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