
El renovado festín coreano de Guksi
Guksi se aloja en un espacio pequeño y sencillo, pero bien pensado, con una oferta que ha crecido con los años y platos tentadores y sabrosos.
El chef Woosuk Han no necesita mayor presentación, menos entre quienes disfrutan de su sabrosa comida coreana, que hoy se muestra más ampliamente en Guksi, su restaurante de Nueva Los Leones. Allí comenzó vendiendo solo dos alternativas de sopa con fideos hechos a mano, un plato frío de bibim —que significa mezclar— y pollo frito.

Crédito: @lamediafoto
De eso ya han pasado casi tres años, y hoy la oferta se amplía, porque los comensales así lo demandaron. Por ello, el chef Han no dudó en incorporar clásicos como el Bulgogi Bibimbab ($9.500), un plato tan generoso como rico, que te invita a mezclar la carne marinada en salsa de soya con arroz sazonado con gochujang —salsa picante—, salsa de soya, zanahorias, repollo, cebollas verdes y semillas de sésamo

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También agregó dos alternativas de Gukbab ($10.000/$10.500), o más popularmente conocido como “cazuela coreana”: una sopa tradicional con arroz que se prepara con costilla de cerdo y papa para crear un caldo de sabor profundo. Hay versión picante y sin picante, ambas igual de reconfortantes.

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El popular Pollo Frito ($6.900 / $8.900) sigue firme dentro de la carta. Es un infaltable para los amantes del K-food, que siempre lo consideran dentro de sus preferencias. En Guksi, tienen tres salsas diferentes para acompañarlo, en dos tamaños: chico y grande. Las opciones son: salsa agridulce coreana —picante—, salsa kimchi mayo y salsa de mora, que se hizo muy popular en una versión del festival ÑAM y que lleva una mezcla de mermelada de mora y aceto. ¡Crocante!

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Dentro de las nuevas incorporaciones también hay una gran variedad de Kimbab, este rollo de arroz cocido envuelto en alga nori, que se rellena con diferentes ingredientes: salmón, palta, tofu o el mismísimo pollo frito.
Otros imperdibles son la porción de Kimchi ($2.000), hecho por el chef Han —ex chef de la Embajada de Corea—; el Tofu Frito ($5.000); o el Tteokbokki ($4.000), los pastelitos de arroz tan populares en la comida callejera del país asiático.

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Guksi se aloja en un espacio pequeño y sencillo, pero bien pensado, con barras laterales y pisos para sentarse, además de palillos y cucharas para disfrutar la comida. La cocina está separada, en el local colindante, por lo que los garzones entran y salen del salón con los platos humeantes, impregnando de tentadores aromas algo más que las ganas de comer rico de quienes esperan su turno para entrar. Son las ganas de quienes quieren seguir enamorándose de una cultura que nos tiene a todos tan fascinados.