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Chocolate y alergias alimentarias: el riesgo silencioso en un producto de consumo masivo Alimentos Crédito: El Mostrador.

Chocolate y alergias alimentarias: el riesgo silencioso en un producto de consumo masivo

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Aunque el cacao puro rara vez provoca reacciones, muchos chocolates contienen ingredientes críticos para alérgicos. La clave está en leer bien la etiqueta y optar por marcas con certificaciones de seguridad alimentaria.


El chocolate es uno de los alimentos más presentes en los hogares del mundo. Su sabor, textura y versatilidad lo convierten en un producto difícil de resistir, se puede encontrar en tabletas, bombones, pasteles, cereales, helados, barritas energéticas e incluso en productos cosméticos. Sin embargo, detrás de ese aparente placer universal, hay un grupo de personas para quienes el chocolate puede convertirse en un riesgo.

Las alergias alimentarias afectan al 2,5% de la población global, según la World Allergy Organization (WAO), y su prevalencia puede llegar al 10% en algunos grupos etarios y regiones. En ese contexto, consumir chocolate —o ciertos tipos de chocolate— puede generar reacciones adversas que van desde molestias digestivas hasta cuadros severos que requieren atención médica urgente.

¿El problema es el chocolate o sus ingredientes?

Contrario a lo que muchas personas podrían pensar, la intolerancia al cacao puro es extremadamente rara. El verdadero problema radica en los ingredientes adicionales que suelen formar parte de los chocolates industriales. Según explica Ximena Rodríguez, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO), “en la mayoría de los casos, las reacciones adversas se deben a ingredientes añadidos en su preparación, como leche, soya, frutos secos o gluten”.

Uno de los alérgenos más comunes es la leche, especialmente en sus versiones procesadas como leche en polvo o suero lácteo. Estos ingredientes contienen proteínas como la caseína, que pueden generar una respuesta inmunológica intensa en personas hipersensibles.

A ello se suman otros ingredientes de riesgo; lecitina de soya (utilizada como emulsionante), nueces, avellanas, almendras y cereales con gluten que se incorporan comúnmente en rellenos, coberturas o como aditivos en barras energéticas. Incluso si un chocolate parece seguro, puede estar contaminado si ha sido procesado en líneas industriales que también manipulan estos elementos. “El chocolate puro no contiene gluten, pero puede contaminarse si se elabora en líneas que también manejan géneros con harinas u otros derivados”, agrega Rodríguez.

La importancia del etiquetado

Para las personas con alergias alimentarias, el etiquetado es una herramienta clave. “No se trata solo de calorías o azúcares. Para las personas con alergias alimentarias, la etiqueta puede ser la diferencia entre disfrutar o terminar en una sala de urgencias”, enfatiza la académica.

En ese sentido, es clave identificar frases como:

  • “Puede contener trazas de…”
  • “Procesado en instalaciones que también manipulan…”
  • “Fabricado en líneas compartidas”

Estas advertencias son señales claras de potencial contaminación cruzada, uno de los principales factores de riesgo para quienes viven con alergias alimentarias.

Frente a este panorama, algunas marcas han optado por reformular sus procesos para ofrecer chocolates realmente seguros. Un ejemplo es Paccari, empresa ecuatoriana reconocida por su producción de chocolates orgánicos, libres de leche, gluten, soya y frutos secos. La firma ha sido galardonada internacionalmente no solo por la calidad de su cacao, sino por su compromiso con la salud, la sostenibilidad y la producción ética.

“Los chocolates sin leche representan una opción excelente para quienes reaccionan a proteínas lácteas o son intolerantes a la lactosa, aunque deben contar con certificaciones que avalen su inocuidad”, señala Rodríguez. En el caso de Paccari, sus productos cuentan con sellos y certificaciones que aseguran la ausencia de alérgenos comunes y la prevención rigurosa de contaminación cruzada.

Asimismo, el chocolate amargo, con alto porcentaje de cacao (superior al 70%), suele tener mejor tolerancia, ya que contiene menos aditivos. Sin embargo, esto no significa que sea automáticamente seguro. “No basta con que sea oscuro: hay que verificar siempre el origen de los ingredientes, los procesos de fabricación y la presencia de pruebas confiables”, advierte la experta.

En los últimos años, la conciencia sobre las alergias alimentarias ha ido en aumento, empujando a la industria alimentaria a adaptarse. Cada vez más consumidores exigen información clara, productos libres de alérgenos y procesos de fabricación transparentes.

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