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Claudio Úbeda: la cocina chilena contemporánea que se vive todo el año en Prístino Gastronomía

Claudio Úbeda: la cocina chilena contemporánea que se vive todo el año en Prístino

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País, Revista Jengibre y Braga.
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Claudio Úbeda demuestra que la cocina chilena no es solo un símbolo de septiembre, sino que se celebra todo el año, capaz de conectar emociones, recuerdos y nuevas experiencias en torno a la mesa.


Septiembre está terminando y ya pasaron las Fiestas Patrias con sus fondas, cuecas y sabores típicos que nos recuerdan la chilenidad. Pero para quienes conocen la gastronomía de nuestro país, como el chef Claudio Úbeda, la cocina chilena no se limita a un mes del calendario, sino que se vive, se saborea y se reinterpreta durante los doce meses del año.

En su nuevo restaurante Prístino, un acogedor lugar en Vitacura, cada plato cuenta una historia, que une memoria y creatividad, y revela la identidad de Chile a través de productos locales, técnicas contemporáneas y un profundo respeto por la tradición.

“En mi memoria, la cocina chilena es la más importante; la reconozco como un patrimonio tangible lleno de sabores y saberes”, afirma, dejando en claro que para él cada plato es un homenaje a la historia y riqueza del país.

Desde sus primeros pasos en la cocina, Claudio buscó más que técnicas, pues quería encontrar la esencia de lo chileno en cada plato. Su carrera comenzó a destacarse en el Hotel Cumbres de Vitacura, donde consolidó su visión de una cocina de autor que rescataba los sabores de la tierra y del mar, sin perder la delicadeza en la presentación. Más tarde, en Malakita, exploró combinaciones más arriesgadas, acercando a los comensales a un Chile contemporáneo y creativo, donde cada ingrediente tenía un rol protagónico. Hoy, en Prístino, esa filosofía se materializa en platos que son recuerdos y emociones, servidos con técnicas modernas y una estética refinada.

“Mi cocina es una cocina de autor con ingredientes chilenos en donde lo más importante son ellos”, explica. Y agrega: “En Prístino se conjuga tradición con técnica, presentación pero por sobre todo memoria, logrando así una mezcla entre tradición y cocina contemporánea”.

La memoria emotiva es la piedra angular de su propuesta. “Creo que la memoria emotiva en la cocina es un factor fundamental al momento de combinar ambas cosas”, asegura, resaltando cómo la tradición puede convivir con la innovación sin perder la esencia de lo chileno. Para él, los ingredientes poco explorados del territorio chileno son tesoros que aún esperan ser descubiertos: “Hay muchos ingredientes y preparaciones que aún suenan poco, como por ejemplo el chagual, las pinatras, variedades de hongos y claro, nuestras cosas aún poseen un patrimonio que no logramos explorar”.

La geografía de Chile también inspira su trabajo: “Ambos son primordiales en la propuesta, ya que además de ser la mezcla perfecta, en ellos encontramos la esencia de nuestro Chile”, explica, refiriéndose al mar, la cordillera y el desierto. Y no olvida el valor de quienes producen estos ingredientes. Porque la cocina chilena de Claudio no sería lo que es sin los productores que la hacen posible.

“El conocimiento de nuestros productos y de quienes los cultivan es fundamental. Ellos son la verdadera riqueza de sabiduría”, señala, destacando la importancia de la conexión entre chefs y pequeños productores, artesanos y comunidades locales. Esa relación cercana asegura que cada ingrediente llegue a la mesa con historia y respeto por la tierra.

Para Claudio, la innovación no está peleada con la tradición. La memoria emotiva es el motor que guía su cocina: recordar sabores de la infancia, técnicas heredadas, preparaciones olvidadas, y transformarlas con creatividad. La influencia de referentes también ha marcado su camino. Entre ellos, Rodolfo Guzmán es mencionado como un ejemplo de dedicación, innovación y respeto por los productos locales, consolidando la idea de que la gastronomía chilena contemporánea es un diálogo constante entre tradición y modernidad. Sobre el posicionamiento internacional de la cocina chilena, Úbeda se muestra optimista pero realista: “Estamos en crecimiento, pero lo primero es fortalecer la base interna, valorar lo nuestro y mostrarlo con orgullo”.

Prístino se prepara para seguir sorprendiendo a los comensales con una nueva carta, mientras amplía su propuesta para que más personas puedan disfrutar de su cocina. Ahora el restaurante está abierto los domingos, en un formato pensado para disfrutar en familia, consolidando la idea de que la cocina chilena puede ser celebrada en cualquier momento del año.

Visitar Prístino es sumergirse en un viaje sensorial por Chile, donde cada plato es una reinterpretación del patrimonio culinario nacional. Una oportunidad de redescubrir sabores, explorar ingredientes poco conocidos y disfrutar de preparaciones que combinan la memoria con la creatividad contemporánea.

Su propuesta demuestra que la gastronomía puede ser un vehículo para preservar la cultura, la identidad y la biodiversidad de Chile, al mismo tiempo que conecta a los comensales con emociones y recuerdos a través de cada plato.

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