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Lubina chilena: el manjar gourmet que conquista paladares y destaca por su sabor y sostenibilidad

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Desde las frías aguas de Chile y la Antártica, la lubina chilena se ha transformado en un símbolo de la cocina gourmet mundial. Su sabor delicado, propiedades nutricionales y producción sostenible la convierten en un manjar codiciado, presente en los restaurantes más exclusivos del país y del mundo.


Desde las frías y profundas aguas de Chile y la Antártica, la lubina chilena se ha consolidado en la alta cocina mundial gracias a su carne blanca, firme y escamosa, de sabor suave, mantecoso y delicado que se derrite en la boca.

Curiosamente, a pesar de su nombre, no se trata de una lubina. Su denominación científica es Dissostichus eleginoides y pertenece a la familia Nototheniidae. Durante años fue conocida como merluza negra patagónica o antártica, hasta que en 1977 el comerciante estadounidense Lee Lantz la descubrió en Chile, la rebautizó como Chilean seabass y la posicionó como un producto exclusivo en los restaurantes más prestigiosos del mundo. Este nuevo nombre, más atractivo y exótico, fue clave para su éxito global.

Más allá de su sabor, la lubina chilena destaca por sus beneficios nutricionales: es rica en proteínas de alta calidad, vitaminas B y D, y ácidos grasos omega-3, que favorecen la salud cerebral, la piel y los huesos. Además, es baja en calorías, consolidándose como un lujo saludable en cualquier mesa.

La joya del sur que conquista los paladares del mundo

Su rareza y la dificultad de captura en aguas profundas y remotas explican en gran medida su alto precio. En 2023, la lubina chilena fresca alcanzaba un valor de exportación cercano a los 58,43 USD por kilo en el mercado internacional.

Estados Unidos es hoy su principal destino, importando miles de toneladas cada año, lo que representa entre un 15 % y un 20 % de la captura mundial. Sin embargo, la sobrepesca y la pesca ilegal han encendido las alarmas, impulsando a Chile y otros países a reforzar la trazabilidad y promover un consumo responsable.

La pesquería de la lubina chilena está estrictamente regulada: solo operadores autorizados pueden acceder a cuotas anuales asignadas mediante subastas, y cada año se monitorea el estado de la población para garantizar su sostenibilidad. Además, durante junio, julio y agosto se aplican vedas en algunas regiones del país.

De ser un pez casi desconocido en las frías aguas del sur, la lubina chilena se ha transformado en un símbolo de la cocina gourmet mundial, codiciada en las mesas más prestigiosas y con un sello que no deja dudas: es chilena.

Dónde disfrutar la lubina chilena en Chile

En Santiago, dos de los mejores lugares para degustar el Chilean seabass son Aquí Está Coco y La Calma by Fredes, ambos en Vitacura. El primero es un ícono de la cocina chilena, mientras que el segundo es un referente de la alta gastronomía, reconocido por The World’s 50 Best Discovery. En cualquiera de estos restaurantes, cada plato resalta la frescura y textura de este pescado de lujo.

Si tu destino es Valparaíso, no puedes dejar de visitar Tres Peces, ubicado en el pintoresco Cerro Concepción. Este restaurante se especializa en productos marinos frescos de caletas chilenas y pesca responsable, convirtiéndose en un espacio ideal para disfrutar de la lubina chilena con conciencia sostenible.

Para una experiencia más auténtica y cercana a su origen, la Región de Magallanes ofrece la mejor opción. En Punta Arenas, el pescado se conoce como merluza negra y se sirve en platos que reflejan la riqueza y tradición de la pesca local.

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