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Nuevas proteínas para un planeta en cambio: innovación y sostenibilidad en la industria alimentaria Alimentos

Nuevas proteínas para un planeta en cambio: innovación y sostenibilidad en la industria alimentaria

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Formulaciones basadas en proteínas vegetales, algas e insectos marcan el futuro de la alimentación. Su producción demanda menos recursos, genera menores emisiones y puede integrarse en cadenas circulares de valor.


El cambio climático, el crecimiento demográfico, la presión sobre los recursos naturales y la necesidad de garantizar alimentos seguros y accesibles están impulsando una transformación global en la forma en que producimos y consumimos alimentos. Las nuevas fuentes de proteína —vegetales, algas e incluso insectos— se perfilan como soluciones clave para enfrentar los desafíos de la seguridad alimentaria y avanzar hacia un sistema más sostenible y resiliente.

En Chile, la innovación tecnológica en la industria alimentaria avanza con fuerza y varias empresas están desarrollando formulaciones y soluciones funcionales que integran ciencia, sostenibilidad y salud, anticipándose a las nuevas demandas de consumo y a las exigencias ambientales que definirán la alimentación del futuro.

Seguridad alimentaria y sostenibilidad: un desafío global

De acuerdo con la FAO, el sistema alimentario actual deberá producir un 60% más de alimentos hacia 2050 para alimentar a una población que superará los 9.000 millones de personas. Sin embargo, esta expansión no puede hacerse a costa del medioambiente. La ganadería, por ejemplo, representa cerca del 14% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, además de requerir grandes extensiones de tierra y agua.

Frente a ese panorama, las proteínas alternativas emergen como una respuesta concreta. Su producción demanda menos recursos, genera menores emisiones y puede integrarse en cadenas circulares de valor.

“Trabajamos para que la innovación responda tanto a las necesidades nutricionales como a las ambientales. Buscamos soluciones que aseguren alimentos más saludables, estables y sostenibles, sin sacrificar sabor ni textura”, señala Michael Balboa, subgerente técnico de Edeltec.

La empresa desarrolla formulaciones avanzadas que combinan proteínas vegetales, fibras funcionales e ingredientes naturales, con el fin de mejorar la calidad sensorial y nutricional de los alimentos, al tiempo que se reduce el uso de aditivos, sodio y grasas saturadas.

Uno de los ejemplos más destacados son sus mezclas para productos plant-based, como salchichas veganas elaboradas con proteína de arveja, fibra de bambú, almidones y especias naturales, que replican la textura y el sabor de los productos cárnicos tradicionales. También han creado jamones cocidos con un 20% menos de sodio, sustituyendo aditivos por potasio y utilizando moduladores de sabor umami y antioxidantes naturales.

“Estos desarrollos reflejan nuestra filosofía: unir ciencia, tecnología e innovación para crear alimentos funcionales, más saludables y respetuosos con el entorno”, agrega Balboa.

Ciencia aplicada a la proteína del futuro: algas e insectos, el siguiente paso

La búsqueda de fuentes proteicas sostenibles no se limita al reino vegetal. También se explora el potencial de algas, insectos y subproductos de la industria alimentaria, por su alta densidad nutricional y bajo impacto ambiental. Las algas, por ejemplo, crecen rápidamente sin requerir agua dulce ni fertilizantes, mientras que los insectos pueden convertir desechos orgánicos en proteína de alta calidad con una huella de carbono mínima.

Estas líneas de investigación apuntan a diversificar las fuentes alimentarias y reducir la dependencia de los sistemas intensivos tradicionales. Además, la compañía trabaja en recubrimientos naturales, antioxidantes y conservantes biológicos que prolongan la vida útil de los alimentos y disminuyen el desperdicio, otro de los grandes retos de la sostenibilidad.

Además, el futuro de la alimentación también será tecnológico. Edeltec incorpora herramientas de vanguardia como la impresión 3D de alimentos, que permite crear productos personalizados en forma, textura y composición nutricional, y la encapsulación de ingredientes, que mejora la biodisponibilidad de nutrientes y el control de liberación de sabores o compuestos funcionales.

Entre sus desarrollos recientes destaca una mezcla funcional sin fosfatos para jamones premium, que mantiene el rendimiento, reduce el sodio en 25% y cumple con los estándares Clean Label Friendly, una tendencia que prioriza etiquetas limpias, sin aditivos artificiales.

“Cada desarrollo que realizamos busca equilibrar tres ejes: seguridad alimentaria, salud pública y sostenibilidad. La meta es que la ciencia permita comer mejor, vivir mejor y cuidar el entorno”, concluye Balboa.

El avance hacia un sistema alimentario sostenible exige un cambio estructural: innovación científica, regulación adaptada y consumidores más conscientes. Chile también puede ser parte de la transición hacia un modelo donde la proteína del futuro no solo sea más eficiente, sino también más responsable con el planeta.

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