Gastronomía
La Palmera de Algarrobo: un símbolo del litoral central que ya tiene su día
La Palmera de Algarrobo recibe medalla de oro de la Academia Culinaria de Francia y se instaura el 12 de noviembre como su día, reconociendo la preparación dulce más emblemática del litoral central como patrimonio gastronómico chileno
Dorada, crocante y nacida junto al mar, la palmera de Algarrobo es hoy un emblema nacional. Su historia es también la de quienes, con sus manos y su trabajo, lograron transformar un simple dulce en un símbolo de identidad y orgullo para todo Chile.
Porque, sin duda, la palmera de Algarrobo es una tradición del litoral central chileno, nacida en el corazón de esta comuna costera hacia fines de la década de 1940, y que con el paso del tiempo conquistó las vitrinas y los paladares de todas las playas del país.
Su éxito se debe a una receta sencilla y artesanal —masa de hoja horneada y bañada en caramelo y azúcar—, pero sobre todo al esfuerzo de generaciones que han mantenido viva esta herencia local.
La historia cuenta que la primera palmera acaramelada fue creada en Algarrobo por Alberto Rieder, un cocinero de origen alemán avecindado en la zona, quien adaptó técnicas europeas de hojaldre a los gustos chilenos. Así nació esta preparación redonda, dorada y brillante que se convirtió en sinónimo de verano, playa y evoca recuerdos familiares, niñez y buenos tiempos.
Con el paso de las décadas, los llamados “palmereros” —hombres y mujeres que aprendieron el oficio entre los 18 y 20 años— continuaron elaborándolas de forma artesanal, amasando, horneando y acaramelando con dedicación. Para muchos de ellos, la palmera ha sido fuente de sustento y orgullo familiar, una tradición que combina sabor, historia y trabajo.

La palmera es redonda, de hojaldre y bañada en caramelo.
Un rescate patrimonial con nombre propio
La puesta en valor de la palmera de Algarrobo ha sido impulsada por Pablo Salinas, historiador local, y por el chef Gonzalo Donoso, del restaurante Macerado, quienes iniciaron una campaña para reconocer este producto como parte del patrimonio gastronómico chileno.
“Todos tenemos una palmera preferida: la más crujiente, la más tostada, más dulce o menos dulce”, comenta Donoso. “Pero la palmera algarrobina huele a infancia, a playa, a las tardes felices del verano. Es parte de nuestra historia como comuna y de la identidad del litoral central”.
Gracias a este trabajo conjunto, la comunidad local ha vuelto a mirar con orgullo su herencia, reafirmando que Algarrobo no solo tiene mar y paisajes, sino también un legado culinario con alma propia.
“Tras ocho décadas desde su creación, la palmera algarrobina ya se ganó un lugar en la historia de la gastronomía nacional, junto al mote con huesillo, los dulces de La Ligua o la torta curicana. Es un legado de nuestra comuna para el recetario chileno”, recalca Donoso.

La torta algarrobina está hecha con papas de palmera.
Ese esfuerzo tuvo su recompensa. En una emotiva ceremonia realizada en el restaurante Macerado, la Academia Culinaria de Francia —una de las instituciones gastronómicas más antiguas y prestigiosas del mundo— otorgó con su presidente José Luis Dolarea, la Medalla de Oro a la palmera de Algarrobo, reconociéndola como un producto histórico y representativo de la identidad chilena.
“La palmera algarrobina es un producto histórico”, destacó José Luis Dolarea durante la ceremonia. “Tiene un origen claramente identificado en esta comuna y un valor cultural que trasciende lo gastronómico. Su permanencia en el tiempo, su carácter artesanal y su arraigo en la identidad local la convierten en un patrimonio dulce de Chile”.
Como parte de esta celebración, desde la municipalidad se anunció además la instauración del 12 de noviembre como el Día Comunal de la Palmera de Algarrobo, fecha que busca rendir homenaje a los artesanos, panaderos y familias que han mantenido la tradición por generaciones y consolidar a la comuna como la cuna oficial de este ícono del litoral central.
Con este reconocimiento, Algarrobo se posiciona como la cuna oficial de la palmera acaramelada, abriendo un horizonte de nuevas oportunidades en el ámbito turístico-gastronómico. Desde rutas patrimoniales y talleres de panadería, hasta festivales temáticos y productos con denominación de origen, el dulce símbolo del litoral podría convertirse en un atractivo cultural y económico para la comuna.
Porque hoy la palmera algarrobina se produce en amasanderías y panaderías locales, pero su fama se ha extendido por todo el litoral central y más allá, llegando incluso a otras regiones. Su receta se mantiene prácticamente intacta desde su creación.