Publicidad
Turismo regenerativo en Latinoamérica: cuando viajar contribuye a restaurar naturaleza y cultura Turismo Créditos: El Mostrador.

Turismo regenerativo en Latinoamérica: cuando viajar contribuye a restaurar naturaleza y cultura

Publicidad

El turismo regenerativo busca que los viajes restauren ecosistemas, fortalezcan economías locales y preserven culturas. En Latinoamérica, iniciativas en Costa Rica, Chile, Colombia y Guatemala muestran su potencial, aunque persisten desafíos ambientales y desigualdad en la participación comunitaria.


El turismo regenerativo se presenta como un paso más allá del turismo sostenible. Si este último se enfoca en minimizar el impacto negativo de los viajes, el regenerativo busca ir más lejos: dejar los destinos en mejores condiciones de las que estaban antes. Su propósito no es únicamente conservar, sino también restaurar ecosistemas, revitalizar culturas y fortalecer las economías locales.

En la práctica, el turismo regenerativo implica diseñar experiencias que generen un impacto positivo en los territorios visitados. Esto significa que los viajeros no solo disfrutan del destino, sino que también aportan a su bienestar a través de trabajo comunitario, voluntariado, donaciones o participación en proyectos ambientales. Al mismo tiempo, las comunidades locales asumen un rol protagónico, siendo quienes gestionan la actividad y reciben de manera directa los beneficios económicos.

La regeneración ambiental es otro eje central, con iniciativas orientadas a restaurar suelos, bosques, ríos, arrecifes o especies nativas. Además, se promueve la valorización de saberes ancestrales, integrando el conocimiento de pueblos originarios sobre la tierra, el agua y las plantas medicinales. En definitiva, el turismo regenerativo no se conforma con “no dañar”, sino que busca activar un círculo virtuoso de transformación que favorece a la naturaleza, a las comunidades y también a los visitantes.

Latinoamérica, un terreno fértil para el turismo que regenera naturaleza y cultura

América Latina emerge como un escenario clave para el turismo regenerativo, no solo por ser una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta, sino también por su profunda riqueza cultural, marcada por la herencia indígena y campesina.

En este contexto, la propuesta regenerativa gana terreno como respuesta a dos grandes desafíos: por un lado, el impacto del turismo masivo en destinos icónicos como Machu Picchu, la Riviera Maya o el Caribe, donde la sobrecarga amenaza tanto a los ecosistemas como a la calidad de vida de las comunidades; y por otro, la urgencia de diversificar las economías locales, muchas veces dependientes de la minería, el monocultivo o un turismo tradicional que no siempre ha sido inclusivo.

La riqueza cultural de América Latina se refleja en miles de comunidades indígenas y campesinas que conservan saberes ancestrales sobre el cuidado de la naturaleza: prácticas agrícolas sostenibles, manejo del suelo y el agua, uso de plantas medicinales y rituales ligados al territorio. Este conocimiento, transmitido de generación en generación, es clave para iniciativas que no solo buscan proteger el entorno, sino también restaurarlo.

Proyectos en Latinoamérica que combinan turismo, conservación y cultura

En América Latina, varios países destacan por sus iniciativas de turismo regenerativo. Costa Rica, pionera en la región, cuenta con hoteles y lodges como Punta Leona que impulsan la restauración de arrecifes artificiales, la protección de tortugas marinas y la recuperación de bosques, destinando parte de cada reservación directamente a la conservación.

En Chile, desde la Patagonia hasta el Norte Chico, los proyectos turísticos no solo buscan mostrar paisajes, sino también restaurar territorios; ejemplos de esto son las iniciativas en parques nacionales como Cerro Castillo o Torres del Paine, donde guías locales participan activamente en la reforestación y el mantenimiento de senderos. En Ecuador, comunidades indígenas en la Sierra ofrecen experiencias de agroturismo que combinan aprendizaje de técnicas de agroecología regenerativa con la recuperación de suelos erosionados.

En la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, los pueblos indígenas kogui y arhuaco han desarrollado experiencias turísticas que integran espiritualidad ancestral y protección de cuencas hídricas. Finalmente, en Guatemala, cooperativas mayas de caficultores abren sus cafetales regenerativos, que además de producir café, contribuyen a restaurar suelos y bosques secundarios.

Los desafíos del turismo regenerativo

A pesar de la existencia de planes y regulaciones, su implementación sigue siendo desigual: muchas comunidades aún no participan plenamente en la toma de decisiones ni reciben una parte justa de los ingresos generados. Los impactos ambientales acumulados —como residuos sólidos, contaminación de agua y aire, erosión de suelos y deterioro de la flora y fauna— tampoco cuentan siempre con mitigaciones eficaces. Además, el cambio climático añade una presión adicional: variaciones en los patrones de lluvia y temperatura, junto con la proliferación de especies invasoras, afectan la estabilidad de los ecosistemas y sitios patrimoniales.

Publicidad