
Descubre la magia de los Parques Nacionales: biodiversidad, lagos turquesa y paisajes únicos
Recorrer los parques nacionales de Chile es descubrir un país de colores, paisajes extremos y biodiversidad única. Desde el Desierto Florido en Atacama hasta los glaciares y lagos turquesa de Torres del Paine, cada rincón ofrece experiencias únicas para los amantes de la naturaleza y el ecoturismo.
Recorrer los Parques Nacionales de Chile es, sin duda, una de las experiencias más entretenidas para viajar por el país. Pero la aventura se vuelve aún más especial cuando descubrimos paisajes que parecen creados con nuestros colores favoritos.
Chile es un verdadero caleidoscopio natural: desde el vibrante rosado del Desierto Florido hasta las arenas volcánicas del Parque Nacional Conguillío, que contrastan con bosques siempre verdes y araucarias milenarias.
Solo necesitas tu celular para convertirte en artista: captura la paleta única que la naturaleza chilena despliega y deja que el territorio se convierta en tu lienzo.
El tapiz efímero del Desierto Florido
El Desierto Florido es un espectáculo natural irrepetible que transforma al desierto de Atacama, el más árido del mundo. Tras lluvias excepcionales —que superan los 15 milímetros—, semillas y bulbos que permanecieron ocultos bajo tierra despiertan y cubren el paisaje con decenas de especies en flor, dando vida a un tapiz multicolor en medio de la aridez.
El rosado es el tono que convierte lo improbable en posible en el Desierto Florido. En años de lluvias generosas, la aridez del Atacama se transforma en un lienzo vivo cubierto por patas de guanaco y añañucas, flores que tiñen la pampa con delicadas gamas rosadas.
Este color no solo deslumbra por su belleza, también evoca la fragilidad y la fugacidad de la vida, recordándonos que incluso en los paisajes más extremos la naturaleza encuentra la forma de renacer con fuerza y esplendor.
En el Desierto Florido se han identificado más de 200 especies de flora, muchas de ellas endémicas y únicas en el mundo. Entre las más representativas destacan las añañucas, que iluminan el paisaje con tonos amarillos y rojos; la pata de guanaco, símbolo del fenómeno por su intenso rosado; y los delicados suspiros, que sorprenden con gamas lilas y celestes. A ellas se suman el huille, de flores blancas, las enigmáticas garras de león —actualmente en peligro de extinción—, además de especies como orejas de zorro, cartuchos amarillos y lirios, que completan este tapiz natural multicolor.
Pero no solo las flores cobran protagonismo. El florecimiento transforma al ecosistema en su conjunto, atrayendo a una variada fauna que se beneficia de la explosión de vida. Entre los visitantes habituales aparecen insectos polinizadores como mariposas y escarabajos, junto a aves y reptiles como lagartijas. También se hacen presentes mamíferos propios de la zona, entre ellos guanacos y el zorro chilla, que encuentran en este periodo una fuente de alimento y refugio.

Créditos: Chile Travel.
Un santuario milenario de biodiversidad y verdes eternos en Los Ríos
Situado en la Región de Los Ríos, entre las comunas de La Unión y Corral, el Parque Nacional Alerce Costero se extiende por las provincias de Valdivia y Ranco. Fue creado en 2010 gracias a un inédito esfuerzo público-privado que unió la ex Reserva Nacional Valdivia, el Monumento Natural Alerce Costero y terrenos donados por la organización The Nature Conservancy.
En el Parque Nacional Alerce Costero, el verde se siente eterno, profundo y solemne. Los bosques de alerces milenarios, entre ellos el emblemático Gran Abuelo, con más de 3.500 años de vida, se alzan como una verdadera catedral natural, donde las tonalidades verdes cambian con cada rayo de luz. Musgos, helechos y líquenes cubren el suelo y los troncos, intensificando la sensación de caminar por un santuario vivo. Aquí, el verde trasciende lo visual: simboliza resiliencia y longevidad, recordándonos la importancia vital de los bosques en la salud de nuestro planeta.
El Parque Nacional Alerce Costero alberga una diversidad de formaciones vegetales propias del bosque valdiviano. En el dosel se elevan especies como coigües, tepales, olivillos, mañíos, canelos y arrayanes, mientras que en el sotobosque prosperan helechos y epífitas, entre ellas Hymenophyllum y Pilea elliptica, creando un ecosistema denso y vibrante.
El parque también cuenta con zonas húmedas, como los pitrantos (bosques pantanosos) y turberas, donde habitan plantas carnívoras adaptadas a suelos pobres en nutrientes, como Drosera uniflora y Pinguicula chilensis. Estos espacios reflejan la complejidad ecológica y la capacidad de adaptación de la flora local.
La fauna del parque es igualmente diversa y emblemática del sur de Chile. Entre los mamíferos y aves que se pueden observar destacan la güiña, puma, pudú, carpintero negro y el quique. Además, alberga especies endémicas como la pancora (Aegla hueicollensis) y el sapo de pecho espinoso (Alsodes valdiviensis), así como otras especies representativas como el huemul, monito del monte, culpeo, gato colo-colo y diversas especies de murciélagos.

Créditos: Chile Travel.
Un espectáculo de paisajes, colores y vida salvaje en la Patagonia
El Parque Nacional Torres del Paine se destaca como una de las áreas protegidas más emblemáticas de Chile y un destino de renombre internacional para los amantes de la naturaleza y el ecoturismo. Situado en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, en la provincia de Última Esperanza, el parque se extiende sobre 227.298 hectáreas de montañas, glaciares, lagos y valles que conforman uno de los paisajes más impresionantes del planeta.
El turquesa es el color que define la majestuosidad de Torres del Paine. Los lagos glaciares, como Nordenskjöld y Pehoé, alimentados por hielos milenarios, muestran aguas de un intenso tono turquesa que parecen brillar desde su interior.
El contraste con los imponentes macizos de granito y los glaciares blancos genera una imagen icónica, reconocida y admirada a nivel mundial. Este color no solo deslumbra por su belleza, sino que también simboliza pureza, energía y misterio, resultado de partículas de roca en suspensión producidas por el lento desgaste de los glaciares. En sus aguas, el turquesa actúa como un espejo que refleja la grandeza y la fuerza indómita de la Patagonia chilena.
El Parque Nacional Torres del Paine destaca por su rica biodiversidad, tanto en flora como en fauna. Sus bosques están dominados por coigües, tepales, olivillos, mañíos, canelos y arrayanes, mientras que el sotobosque alberga helechos y epífitas como Hymenophyllum y Pilea elliptica, creando un ecosistema denso y vibrante.
La fauna del parque es igualmente diversa. Entre sus especies más emblemáticas se encuentran el puma, guanaco, huemul —especie en peligro de extinción—, pudú, carpintero negro, quique y el monito del monte. En ocasiones se han registrado avistamientos extraordinarios, como el de un lobo marino fino austral localizado a casi 50 km del mar en la Pampa del Serrano, un hecho que ha generado atención y alerta sobre posibles cambios en los ecosistemas locales.

Créditos: Chile Travel.