
Las rutas de la ketamina y el millonario negocio que hay detrás
Organizaciones criminales extranjeras y también chilenas producen y trafican desde Perú esta droga sintética, cuatro kilos de la cual –que pueden alcanzar los 100 millones de pesos al menudeo– fueron hallados en un avión de la Fach.
Al menos cuatro grandes organizaciones, tres de ellas transnacionales, han sido detectadas detrás de los múltiples y cada vez más numerosos envíos de ketamina a Chile, el anestésico de uso veterinario que ahora es fabricado en laboratorios artesanales, muchos de ellos ubicados en Perú (especialmente en Tacna), país en el cual algunos de los precursores químicos que se utilizan en su preparación no están prohibidos, a diferencia de Chile.
Se trata de la misma droga que fue hallada en una maleta que un suboficial de la Fuerza Aérea de Chile (Fach) intentó ingresar a un avión de dicha institución, en la cual había cuatro kilos de ketamina en polvo. Recién hoy, luego de una contienda de competencias en la cual la Fach terminó allanándose a que la Justicia civil investigara el caso, los cinco detenidos por este hecho serán formalizados por la Fiscalía de Iquique.
La organización proveedora más grande al respecto es la de Los Costeños, una banda de origen colombiano, vinculada a las antiguas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que inicialmente ingresaba droga vía marítima, enviando lanchas con la ketamina en polvo desde el sur de Tacna hasta la caleta Vítor, al sur de Arica, método gracias al cual ingresaron más de 120 kilos.
En un departamento especialmente arrendado para ello lo repartían en bolsas plásticas que distintas personas transportaban en medio de fajas adosadas a la cintura, para llegar a Santiago, donde está el principal poder comprador de esta droga: el Tren de Aragua (TDA). La droga es llamada “agua” y , de hecho, la identifican en los comunicados internos que distribuyen por redes sociales con un emoji que muestra tres gotas, pues en su forma farmacéutica es un líquido incoloro.
No es casualidad, entonces, que tanto el Fiscal Nacional, Ángel Valencia, como la Fiscal Regional de Iquique y Tarapacá, Trinidad Steinert, hayan dicho que seguramente detrás del envío en el avión de la Fach estaba el Tren de Aragua, pues –como lo indica un investigador que pide no ser identificado– “detrás de toda la ketamina que hay en circulación está el TDA, de un modo u otro”.
De hecho, la ketamina comenzó a llegar a Chile a fines de la década pasada e inicios de esta gracias al Tren de Aragua, que la ingresaba desde Pisiga (Bolivia) hacia Colchane, por medio de distintos pasos clandestinos, pero fuentes policiales indican que, si bien ese tráfico persiste, se ha hecho más complejo desde que hay militares realizando patrullajes en las fronteras, y ello explica que hoy en día casi todo el ingreso del “agua” se intente por la Región de Arica y Parinacota.
Sin embargo, el desastre que significó para Los Costeños el decomiso de 97 kilos de dicha droga por parte de la PDI y la Fiscalía de Arica, y la formalización de 22 de sus integrantes (incluyendo a los líderes) significó que tomara mucha más importancia la entrada de ketamina por medio de automóviles que ingresan legalmente a Chile por Chacalluta o, bien, por parte de pasajeros de buses internacionales.
La segunda técnica, sobre todo, es la que usaba una de las principales bandas de crimen organizado de Ecuador, Los Lobos, que utilizaba a mujeres de dicha nacionalidad, todas residentes en Santiago (11 en total) para que viajaran a Arica, donde los traficantes, que previamente habían ingresado la droga desde Perú en un auto acondicionado para ello, les entregaban paquetes de ketamina que ellas escondían en sus cuerpos y equipajes, a fin de viajar en bus a la capital, que es probablemente la parte más compleja de la llegada de este anestésico, motivo por el cual ha causado tanta preocupación lo ocurrido en la Fach.
Tras el arresto de las mujeres en Arica, fue detenido un sujeto cuyo nombre real no se conoce –ha dado tres identidades a lo largo de la investigación– y que se cree está también relacionado con otra banda ecuatoriana: Los Tiguerones. Además, el detenido, que inicialmente dijo llamarse José Luis Herrera Pozo, es un asiduo practicante de los rituales de “La Santa Muerte”, al punto que en su teléfono celular se encontró un video en el cual encomendaba a dicha deidad –con muy poco éxito, sin duda– los paquetes de ketamina, poco antes de que las burreras fueran detenidas por la policía civil.
Dicha causa tiene actualmente a 18 personas imputadas, 16 de ellas en prisión preventiva y quizá una de las cosas más curiosas que posee es que varios miembros del grupo aparecen en redes sociales y en sus propios celulares mostrando un gran poder de fuego, como se ve en la foto principal.
Los Kussy de Pudahuel Norte
La semana pasada, la Fiscalía de Arica formalizó a quienes sindica como los líderes de una tercera organización dedicada al tráfico de ketamina, cuya base de operaciones se divide entre la zona norte y Pudahuel, Nicolás Silva Tapia y Diego San Martín Nataly, que se suman a una veintena de sujetos ya detenidos, incluyendo a los burreros que viajaban a buscar la droga y los mandos intermedios, todos muy jóvenes, de poco más de 20 años, lo mismo que el público objetivo de los traficantes de ketamina, cuyos compradores –según el Ministerio Público– por lo general tienen entre 15 y 35 años y consumen esta droga, que es altamente adictiva, mezclada con codeína (es decir, jarabes antitusígenos) o con otras drogas, entre ellas, el clorhidrato de cocaína, lo que genera el polvo rosado conocido como “tussi”.
Como si fuera un juego con el nombre de su producto, esta banda es conocida en Pudahuel Norte como el grupo de los “Kussy”, respecto del cual existen antecedentes que no solo indican la posibilidad de vínculos con importantes organizaciones criminales transnacionales, sino que varios de los miembros del grupo viajaban a Perú, a “cocinar” ketamina, saltándose de ese modo a organizaciones como Los Costeños o los ecuatorianos, para lo cual compraban grandes cajas de ketamina de origen veterinario, que –proceso químico mediante– convertían en polvo, en laboratorios que montaban en departamentos especialmente arrendados para ese fin.
Se trata de un proceso complejo, pero crítico en la elaboración de cualquier droga, pues por lo general lo más difícil –sobre todo en la fabricación de estupefacientes sintéticos– es contar con buenos “cocineros”, como se denomina a quienes conocen las fórmulas precisas.

La danza de dinero
Entre quienes viajaban se encuentra la pareja de Silva, que era denominado con la letra “K” en los chats que fueron incautados por la PDI. Una imagen de Silva mostrando más de 10 fajos de billetes de 20 mil pesos (como se evidencia en la foto principal) da cuenta de las cantidades de dinero que movían.
De hecho, Silva y San Martín enviaban a sus “burreros” a Arica en aviones comerciales. A Silva se le comprobó la compra de al menos 44 pasajes, para distintos miembros de la organización, a los cuales se les pagaba entre 1 millón y 1 millón 900 mil pesos por el viaje, además del hospedaje y de un viático para alimentación, por lo cual se estima que cada viaje de cinco personas a buscar droga a Perú y/o Arica le implicaba unos 15 millones de pesos a la organización.
Cada “burrero” transportaba entre uno y tres kilos de droga, la que entregaban a Silva o San Martín en un departamento que para esos efectos mantenían en la avenida Mapocho con Chacabuco, en Santiago.
Por cierto, los traficantes no se movían solos, sino que siempre viajaban de tres o cuatro, guiados por un lugarteniente de la organización, que además hacía las veces de “punta de lanza”, tratando de determinar si había controles policiales o algo sospechoso en medio de la ruta.
De acuerdo con lo indagado, los miembros del grupo fueron formalizados como autores de asociación ilícita, pero también por al menos tres internaciones de droga. La primera quedó al descubierto el 5 de marzo pasado, cuando se detuvo a dos mujeres llevando cuatro kilos de ketamina, en el complejo fronterizo Chacalluta, y luego a otros ocho miembros de la banda.
El 10 de marzo, en tanto, otros dos sujetos fueron detenidos cuando subían a un avión desde Arica a Santiago, con tres kilos, y el 26 de marzo otra pareja fue detenida en las mismas circunstancias, abordando un vuelo con 1.3 kilos. En ambos casos, uno de los sujetos solo llevaba 18 gramos de ketamina y el otro ocultaba el grueso de la droga, con el fin de ver si el primero pasaba los controles.
El 14 de abril siguieron los arrestos: cinco sujetos que se movilizaban en tres autos fueron controlados por la PDI en Chacalluta, cuando regresaban de Tacna. En total se les incautaron casi nueve kilos. El único que no portaba droga, Erick Morales, fue sindicado por la policía como el “Punta de lanza”, cuya misión era precisamente avisar a los que viajaban más atrás de la presencia de controles.
Dos días más tarde, en el mismo lugar, fueron arrestadas tres mujeres que viajaban desde Tacna a Arica en un taxi colectivo, con casi ocho kilos de “agua”.
El 27 de abril, en tanto, de nuevo en el aeropuerto Chacalluta, la PDI arrestó a otras dos mujeres y un hombre. Las primeras portaban tres kilos, mientas el sujeto llevaba una bolsa con 45 gramos.
Los últimos decomisos relativos a esta banda se produjeron el 2 de mayo pasado, también en el aeródromo de Arica, donde fueron arrestados dos sujetos pertenecientes a “Los Kussy”, con 1.7 kilos de ketamina.

Altar a la Santa Muerte hallado en la Región de Valparaíso.
Vuelve la Santa Muerte
En medio de la misma indagatoria se detectaron, además, envíos efectuados desde Perú a otra organización chilena, pero con domicilio en Valparaíso, liderada por un sujeto apodado “El Guatón Bomba”, un empresario nocturno que era conocido por manejar un automóvil Maserati, que actualmente se encuentra prófugo.
En este caso, el 19 de abril pasado, la PDI de Arica detuvo a un sujeto que llegó al aeropuerto de Chacalluta portando 3.2 kilos de ketamina, que pretendía transportar a Santiago, para de ahí viajar a la costa.
Tras varias diligencias, el 4 de junio pasado la policía allanó una vivienda ubicada en Quillota, donde se encontró un kilo de marihuana y algunos de los elementos químicos que se utilizan en la confección de la ketamina en polvo, tras lo cual los detectives ingresaron a otra vivienda, esta vez ubicada en la cuesta La Dormida, donde encontraron una serie de municiones de distintos calibres, un cargador de fusil y la guinda de la torta: un pequeño altar dedicado al culto a la Santa Muerte.
Previo a ello y al caso del ecuatoriano ya mencionado, solo existían dos antecedentes de la presencia de este culto en Chile, por medio de altares a la Santa Muerte que fueron hallados en una casa de seguridad del grupo colombiano “Los Shottas”, en Antofagasta, y en una vivienda que utilizaba la organización criminal de origen dominicano “Los Trinitarios”, en Cerrillos.
Esta es, por ende, la primera vez que se encuentra un altar de este tipo en una vivienda chilena.