
Tráfico de migrantes haitianos en aviones chárter a Chile: dictan las primeras condenas
Luego de la masiva llegada de aviones de la desaparecida línea LAW, provenientes de Puerto Príncipe, comenzaron a arribar a Pudahuel, entre 2017 y 2018, aviones chárter con migrantes que traían sobres amarillos en sus manos. Esta es la historia detrás de esas imágenes.
–Nos vamos a forrar –decía uno de los imputados en una conversación telefónica, aludiendo a los millones de pesos que ganarían. Era el 10 de febrero de 2018 y los protagonistas del diálogo formaban parte de uno de los dos grupos de personas que por esas fechas traficaban migrantes haitianos a vista y paciencia de todo el mundo, haciéndolos ingresar por medio de aviones chárter al Aeropuerto Internacional de Santiago, desde los cuales los migrantes viajaban llevando en sus manos, religiosamente, un sobre amarillo.
Lo que los imputados desconocían –así como la opinión pública– es que a esas alturas había ya una extensa investigación en contra de ellos, encabezada por la fiscal Carolina Suazo, así como de la Fiscalía Regional Centro Norte y detectives de la Brigada de Trata de Personas (Britrap).
Todos ellos habían comenzado a investigar los hechos después que el Departamento de Inspección Secundaria de la PDI, en el aeropuerto, realizara –en agosto de 2016– una denuncia por la presencia masiva de migrantes haitianos a bordo de aviones de la hoy desaparecida línea aérea LAW (Latin American Wings).
Dicha investigación sigue abierta, pero ya tiene un condenado por lavado de activos y tráfico ilícito de migrantes, y de ella se desprendió una segunda arista, la que terminó hace algunas semanas, cuando el Cuarto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal (TOP) de la capital dictó tres condenas en contra de los implicados.
La sentencia, de 227 páginas, despeja por primera vez –a raíz de la investigación encabezada por la persecutora– la forma en que funcionaban las organizaciones que lucraban trayendo a los inmigrantes, revelando también qué había en los sobres y cómo parte importante del mecanismo de tráfico de personas eran agencias de viajes informales, establecidas en el centro de Santiago, así como varios hoteles que recibían una comisión, a cambio de dejar que fueran indicados como lugares de residencia temporal de los supuestos turistas que llegaban, con lo cual se satisfacía el requisito exigido por la PDI a todos quienes ingresan al territorio nacional, en orden a indicar un domicilio.
Anoche 25 febrero, avion charter Boing 767 full haitianos arribando a Santiago con el habitual sobre amarillo con dolares ajenos para mostrar a inmigracion y luego devolver a “responsanles” q “coordinan” el plan d inmigracion masiva q nos esta dejando a la mala Bachelet. pic.twitter.com/9Ok8qVAbkn
— Observatorio Democrático (@ObservatorioDmc) February 26, 2018
El lazo en común
Ambas investigaciones –la de LAW y la de los vuelos chárter– tenían un blanco investigativo en común, el expiloto de la FACH Héctor Gacitúa, que fue gerente comercial de LAW y quien, después que dejó de operar en 2017, “se independizó”, “operando en el tráfico ilícito de migrantes con dos ciudadanos haitianos, vinculados a agencias de viajes, de nombres Dubon Pierre Antoine, dueño de la agencia de viajes GABEL, y don Djimy Dymijour, dueño de la agencia de viajes QUISQUEYA”, detalla el fallo.
Debido a ello, el teléfono de Gacitúa estuvo intervenido durante mucho tiempo, y simultáneamente los detectives comenzaron a vigilar sus pasos, así como a registrar las llegadas de ciudadanos haitianos a Pudahuel.
Lo que fue apareciendo resultó sorprendente, pues se determinó que Gacitúa y sus asociados –entre ellos Patricio Flores– ofrecían viajes desde Haití o República Dominicana por precios que oscilaban entre los 950 y los mil dólares (los de LAW costaban 800). Los clientes eran siempre haitianos ya avecindados en Chile, a quienes les decían que podían traer a sus parientes desde la isla, haciéndolos pasar por turistas.
–Yo ando como perro, como león en la calle –decía Dymijuor a Gacitúa, en referencia a la agresividad con que ofrecía viajes en Santiago centro a sus compatriotas.
De ese modo, cuando vendían suficientes pasajes, arrendaban un vuelo chárter, por lo general de la empresa Dynamic, pero operado por otra línea (Sunrise), y ponían en marcha el engaño, que consistía en que cada pasajero era aleccionado antes de viajar respecto de qué debía decir al llegar a la caseta de Policía Internacional y no solo eso: en al menos uno de los vuelos viajó desde Haití a Santiago un miembro del grupo, que iba explicando a los migrantes lo que debían hacer y decir al llegar al aeropuerto.
Para ello les proveían de los famosos sobres amarillos, que además de los papeles de rigor, así como la reserva de hotel, también llevaban dólares, muchas veces propiedad de los mismos traficantes, que los migrantes mostraban a la PDI, con el fin de acreditar que contaban con medios para subsistir en Chile durante sus supuestas vacaciones. Por supuesto, una vez que salían de policía internacional debían devolver esos fondos.
En cuatro viajes realizados por esta organización, entre 2017 y 2018, traficaron a poco más de mil haitianos, de los cuales el 99% no volvió a salir del país, aunque se estima que por medio de ese mecanismo, considerando también los vuelos de LAW y otros mecanismos, fueron al menos 14 mil entre 2013 y 2015, según las estimaciones de la Policía de Investigaciones.
Las escuchas
–Oye, no van a ir todos con la misma reserva en el mismo hotel, porque eso va a levantar sospechas –decía Gacitúa a Flores, en una de las llamadas interceptadas por la PDI. La convicción de que todo lo que hacían era ilegal quedó refrendada en otra escucha, donde Gacitúa señala que “todos los vuelos vienen con la reserva de los hoteles que es más falsa que sostén de maraco”, diálogos que echaron por tierra los argumentos de algunos de los defensores, que aseguraban que lo que habían hecho sus clientes eran actividades lícitas.
El problema de los hoteles era enorme, pues en una escucha telefónica Gacitúa decía a un tal Miguel que “del 100% de los inadmisibles, casi el 70% son por hoteles falsos. Están trabajando acá con tres, cuatro, seis hoteles”, argumentaba en relación con los migrantes que eran declarados “Inadmisibles” por la PDI, lo que les impedía el paso al territorio nacional, entre otras cosas, porque detectaban que las reservas que tenían eran falsas o estaban adulteradas.
En la misma conversación le decía que “se va a ir un pasajero arriba del avión, verificando la información, las preguntas que hacen, qué contestar, que tengo un familiar aquí, tengo un familia allá, etc. Entonces, lo trabajaría en la agencia misma para que la tasa de rechazo sea prácticamente cero. Y será muy poca”.
Más detalles de ello quedaron al descubierto en otra llamada entre Gacitúa y Antoine: “Yo estoy haciendo los contactos con un hotel, para que llamen a ese hotel y el hotel conteste que sí tienen reserva, les vamos a dar un código, les vamos a dar todo para que la reserva sea lo más real posible”.
Asimismo, decía que “espero juntarme con la gente de TI para ver qué nuevos requisitos hay o por qué se está fallando tanto con el ingreso de los negritos a Chile, pero si es necesario que una persona tuya viaje en cada vuelo y les hable en su idioma ahí las 7 horas, 8 horas que demora el vuelo, de brifearlo bien, hacerles un buen briefing y un discurso, y lo que tienen que contestar, todos creo que vamos a estar bien”.
Gacitúa testificó en el juicio, asegurando que él no sabía que las reservas eran un engaño. Al ser confrontado con la escucha telefónica en la cual decía que las reservas eran más falsas “que sostén de maraco”, dijo que “podría presumirse que eran falsas, pero no tenía la determinación de si eran falsas”.
Asimismo, la fiscal le preguntó si había conversado con Dubon Pierre Antoine sobre la necesidad de instruir a los haitianos respecto a qué decir frente a la PDI. “Es correcto”, se limitó a decir y luego, al ser interrogado sobre si había instruido que una persona viajara en uno de los vuelos para entregar instrucciones a los pasajeros, dijo “sí”.
Los briefings
En medio de las instrucciones que el líder del grupo sugería dar a los migrantes estaban, por ejemplo: “Que no digan que se van a quedar acá”, que aseguraran que venían por cuatro o cinco días y que dijeran que “mi papá está en Haití, está mi abuela, yo estoy trabajando allá, así que vengo a saludar y nada más, pero no dar ningún indicio”, lo que incluía mentirle al funcionario de la policía que lo atendía, aseverando que “tengo mi reserva de hotel, llame al hotel, el hotel que vamos a mencionar, nos van a llamar y me van a decir sí, acá está la reserva del señor Antoine, sí acá está”.
Luego, dirigiéndose siempre a Antoine, le dijo que “si es necesario que tú te vayas en cada uno de los vuelos te vas a tener que ir en ese vuelto y si a algún pasajero le falta la bolsa de viaje tú tendrás que ir con plata o alguien y le pasará para completar la bolsa de viaje, porque tener una tasa de rechazo de dos, tres, cuatro pasajeros, está bien. Eso es algo normal, pero tener tasas de 90 pasajeros, 60 pasajeros, desde el viernes o jueves de la semana pasada hasta hoy en día… han sido más de 400 pasajeros. Eso es mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho”.
Por cierto, varios administradores o gerentes de hoteles que fueron interrogados por la PDI no solo alegaron desconocimiento respecto de lo que sucedía, sino que además se quejaron, puesto que notaron que tenían muchas reservas efectuadas por ciudadanos haitianos (para las cuales es necesario consignar una tarjeta de crédito), que nunca llegaban al alojamiento, por lo cual ellos, en una práctica común del sector hotelero, intentaban cobrar a la tarjeta, solo para descubrir en ese instante que esta era falsa.
La fiscal Carolina Suazo explicó que en el juicio “se pudo establecer que los coimputados daban instrucciones para que las víctimas, todas de nacionalidad haitiana, simularan una calidad de turistas que no tenían, recibiendo obviamente ganancias producto de este engaño a la autoridad migratoria, lo que permite justamente establecer la existencia del delito de tráfico ilícito de migrantes”, agregando que es primera vez que se condena por este delito por medio del uso de vuelos chárter.
Asimismo, destacó el hecho de que la sentencia haya recogido la existencia de los briefings o instrucciones, “acerca de las respuestas que debían dar en el control migratorio. Eso para nosotros es un hito importante”.
Del mismo modo, detalló que –como se explica al inicio– “este caso fue separado de una investigación que se inició a propósito de la operación de la línea aérea LAW, donde la Fiscalía logró determinar también que existía tráfico ilícito de migrantes, toda vez que se promovía y facilitaba el ingreso ilegal también de ciudadanos haitianos, utilizando esa línea aérea y también simulando una calidad de turistas que no se tenía, y generando, por tanto, reservas de hotel falsas, bolsas de viaje que eran completamente falsas y simuladas, y que terminó con sentencia condenatoria en un procedimiento abreviado respecto a algunos imputados. De hecho, uno de ellos fue condenado además por el delito de lavado de activos, como delito de tráfico ilícito de migrantes”.
En el caso de los vuelos chárter, el Cuarto TOP condenó a Héctor Gacitúa, Djimy Dymijour y Patricio Flores como autores de tráfico de migrantes reiterado. A Flores no se le reconoció la atenuante de irreprochable conducta anterior, dado que contaba con una condena del año 2006, y a los demás sí, por lo cual Gacitúa y Dymijour fueron condenados a 541 días de presidio (que podrán cumplir en libertad), mientras Flores recibió una pena de tres años y un día, en las mismas condiciones.