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Especialista en remediación de suelos contaminados: «Debemos obligarnos como sociedad a reflexionar sobre los impactos que estamos generando en nuestro hábitat» Sustentabilidad

Especialista en remediación de suelos contaminados: «Debemos obligarnos como sociedad a reflexionar sobre los impactos que estamos generando en nuestro hábitat»

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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Para Cristóbal Girardi, líder de Monitoreo y Remediación Ambiental de Fundación Chile, nuestro país «debe avanzar en una normativa que permita visibilizar la problemática, identificar responsables y obligarlos a estos a remediar» los sitios contaminados, «No tenemos una ley de daño ambiental, por lo que no podemos aplicar el principio del que contamina paga», asegura.


La contaminación es uno de los principales problemas de nuestra era. En la actualidad se ha constatado que existe contaminación en el aire, océanos, ríos y lagunas, suelos y subsuelo, y más.

La sociedad moderna ha utilizado una gran cantidad de compuestos químicos, metales, plásticos, hidrocarburos, entre otros, en su desarrollo. Pero cuando no se manejan adecuadamente o se producen accidentes y derrames de estas sustancias se puede provocar un gran desastre medioambiental y social.

«El número de suelos contaminados en nuestro país es reflejo de un modelo extractivista, en el que lo que más importa es producir riqueza -considerando una pobre definición de este concepto-, no importando cómo y a costa de qué», asegura Cristóbal Girardi, líder de Monitoreo y Remediación Ambiental de Fundación Chile y quien tiene una amplia experiencia en investigación y gestión de sitios contaminados y biotecnología ambiental tanto en nuestro país como en el extranjero.

Pero además de la contaminación, el cambio climático es otro factor que está afectando a los suelos. «Los suelos son un importante sumidero de carbono y una matriz clave en el ciclo del carbono en nuestro planeta, y por lo tanto una matriz ambiental clave en la regulación del clima y la mitigación del cambio climático», sostiene el doctor en Ciencias Naturales de RWTH de Alemania y máster en Biotecnología Ambiental de Universidad Montpellier II de Francia, que participará además en la próxima edición de Congreso Futuro.

-¿Cómo se ven afectados los suelos con el cambio climático?

-Estos se ven afectados por el cambio climático debido a los cambios que se generan en los flujos de materia y energía, que son determinantes por ejemplo en los ciclos biogeoquímicos y el ciclo del agua, que permiten generar las condiciones necesarias para la vida en la tierra.

Es importante mencionar también que los cambios de origen antropogénico -de origen humano- generados en el suelo por el crecimiento de la población y el concomitante cambio en el uso de suelo, pueden significar la erosión y contaminación de este, y agravan la situación y la resiliencia de nuestro planeta frente al cambio climático.

-¿Se pueden mejorar o revertir los problemas que se están viendo en los suelos de nuestro país?

-No solo debemos preguntarnos si se puede, más bien debemos obligarnos como sociedad a reflexionar sobre los impactos que estamos generando en nuestro hábitat, en este planeta, que no solo nos pertenece a nosotros, sino que a cada uno de los seres vivos que lo conforman.

Estamos hipotecando años de evolución planetaria y biológica, convirtiendo a este hermoso planeta en un ambiente en el que los animales, plantas y otros seres vivos con baja capacidad de adaptación están desapareciendo. Necesitamos generar y despertar nuestra conciencia, asumir que cada uno de nosotros es responsable del problema y, por ende, parte de la solución. Lo anterior, implica que no solo a nivel de Estado necesitamos mejorar nuestra casi inexistente planificación territorial.

Hay que considerar las consecuencias del cambio de uso de suelo -entre estas la erosión, liberación de carbono, la pérdida de biodiversidad, la afectación en la calidad del suelo por contaminación y también en las del agua y aire, que dependen también de lo que ocurre con nuestros suelos-, sino que cada ciudadano, empresas y tomadores de decisiones debe dimensionar la magnitud del problema. Soy optimista en que lo lograremos, y justamente, instancias como Congreso Futuro, nos permiten salir de la vorágine, reflexionar y comprehender la situación actual.

Cristobal Girardi es ingeniero en Biotecnología Molecular de la Universidad Chile y líder de Monitoreo y Remediación Ambiental de Fundación Chile.

El problema de la contaminación de suelos

De acuerdo con el catastro que establece el Informe del Estado del Medio Ambiente del 2020, existen en nuestro país 3363 suelos con potencial presencia de contaminantes (SPPC), principalmente hidrocarburos y metales pesados (arsénico, plomo, antimonio y cadmio, entre otros).

De estos, un 30,9% se asocia a la actividad minera, un 24,2% a la disposición de residuos, un 21, 38% a la industria y manufactura, un 8,74% a la actividad silvoagropecuaria y un 14,75% a otras actividades.

Por otra parte, el catastro de faenas mineras y relaves abandonados (Sernaogemin, 2019) indica que existen actualmente 5422 Pasivos Ambientales Mineros (PAMs) a nivel nacional.

«Sin embargo, pese a que contamos con catastros, un alto porcentaje de estos sitios no se han estudiado en detalle y, en consecuencia, no conocemos a ciencia cierta el riesgo que representan o pueden representar para la población y los ecosistemas», sostiene Girardi.

Excavación de suelos contaminados (Fuente: Manual de Tecnologías de Remediación de Sitios Contaminados, Fundación Chile 2012).

-¿Cómo afectan los sitios contaminados a su entorno?

-Los sitios contaminados presentan en general concentraciones de elementos químicos a niveles que pueden ser tóxicos para la biota y, por ende, pueden representar un riesgo tanto para la salud de las personas como de los ecosistemas que se encuentran en la vecindad de estos. No obstante, también pueden representarlo para personas y ecosistemas que se encuentran a mayor distancia, ya que los contaminantes del suelo en general se pueden movilizar por dispersión eólica, a través de la escorrentía superficial después de la lluvia y a través de la infiltración y contacto con el agua subterránea, entre otros mecanismos.

En general, los organismos vivos, entre estos las personas, nos exponemos a estos contaminantes mediante la inhalación, la ingesta y el contacto dérmico, lo que dependiendo de las concentraciones a las que uno se expone y el tiempo de exposición, puede gatillar efectos agudos y/o crónicos.

En términos de la afectación del ecosistema y a escala territorial, los sitios contaminados pueden afectar la biodiversidad y cambiar las condiciones del suelo y del medio, alterando procesos ecosistémicos fundamentales como el ciclo del agua, los ciclos biogeoquímicos, el flujo de energía y la dinámica de las comunidades, poniendo en riesgo, entre otras, la seguridad hídrica y la seguridad alimentaria.

-¿Hay algunas iniciativas en materia de saneamiento de suelos que ya se realizan en nuestro país?

-En términos de saneamiento, de acuerdo con los proyectos de saneamiento de suelos ingresados al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), estos no superan los 90, es decir, una fracción muy pequeña del total de sitios que deberían remediarse. En general este tipo de proyectos se asocia al cierre de vertederos y la remediación de sitios contaminados por hidrocarburos o metales pesados.

La mayor parte de este tipo de proyectos implementa estrategias de excavación y posterior disposición de los suelos contaminados como residuo peligroso. Lamentablemente, en nuestro país no se exige, como en países desarrollados, el tratamiento de los suelos antes de ser dispuestos, por lo que finalmente no existe una recuperación de este, sino que se traslada el problema del suelo contaminado del sitio de origen a uno que cuenta con mejores condiciones para controlar el contacto de los contaminantes con el ambiente y los receptores.

Biorremediación de fosas contaminadas por hidrocarburos en Región de Magallanes, liderado por Fundación Chile.

-¿Cuáles sí se están realizando?

-En los más de 15 años que llevamos trabajando en remediación de sitios contaminados en Fundación Chile, son pocos los casos en que hemos logrado implementar o hemos conocido casos de aplicación de métodos o técnicas alternativas a la excavación, como por ejemplo, la biorremediación mediante la utilización de biopilas, el compostaje de suelos, la fitoremediación/fitoestabilización, tratamientos térmicos y tratamientos fisicoquímicos. Destacan algunos casos exitosos de biorremediación, como la de fosas contaminadas por la explotación de hidrocarburos en la Región de Magallanes y la fitoestabilización de pasivos ambientales de la industria minera, entre otros.

Una de las razones que explican el reducido número de casos de implementación de este tipo de técnicas se asocia con la necesidad de obtener resultados en el corto plazo, la falta de instrumentos oficiales que indiquen con claridad cómo hacerlo y, por ende, la falta de conocimiento y experiencia de autoridades y empresas en la materia.

Fitoestabilización de depósitos de relaves (Fuente: Manual de Tecnologías de Remediación de Sitios Contaminados, Fundación Chile 2012).

-¿Cuáles lugares son urgentes de realizar?

-En términos de urgencia, necesitamos abordar la remediación de sitios contaminados que representan un riesgo inminente para la población y/o los ecosistemas, para lo que se requiere mejorar la caracterización de los sitios que se encuentran catastrados, cuantificando el riesgo asociado y proponiendo un plan de acción para aquellos que representan un riesgo significativo, mediante la colaboración de los distintos actores claves, incluidos los servicios públicos con pertinencia, la academia, consultoras ambientales, empresas, ONGs y la comunidad, con el fin de establecer una estrategia eficiente y validada por todos.

Entre estos sitios, se encuentran numerosos depósitos de relaves abandonados ubicados en zonas pobladas que tienen altas concentraciones de metales y población expuesta, siendo muchas veces los niños y niñas los más expuestos, como por ejemplo el sitio La Ramayana, depósito de relaves abandonado ubicado en la comuna de Olmué sobre el cual se emplaza una escuela; y el sitio La Paciencia, cercano a Los Andes.

Otro caso urgente de abordar es la remediación del sitio Las Salinas en Viña del Mar, por su condición de suelo urbano contaminado y la magnitud de la contaminación. Y finalmente, es prioritario abordar la contaminación de suelos, agua subterránea y aire en zonas de sacrificio como las comunas de Quintero, Puchuncaví, Coronel, Huasco y Tocopilla, entre otras, ya que la población que se ha visto expuesta durante muchos años a diversos tipos de contaminantes muy tóxicos.

Escuela Básica sobre relaves abandonados en comuna de Olmué.

Falta de regulación

Cristobal Girardi ha participado en proyectos en Chile y Europa de investigación en remediación de compuestos orgánicos e inorgánicos. El experto cuenta con un doctorado en degradación, transporte y destino de contaminantes en agua y suelo y especializado en evaluación y remediación de suelos y aguas subterráneas e hidrogeología.

Y si bien valora que el Ministerio de Medio Ambiente esté actualizando el catastro de SPPC, «lo cual es importantísimo para poder diseñar una estrategia eficiente de gestión de sitios contaminados», cuestiona que no exista «un marco regulatorio específico para la remediación de sitios contaminados» y que la normativa no se ponga al día, lo que «hace muy engorrosa la tramitación de los permisos requeridos para iniciar un proyecto de remediación. Actualmente, someter un proyecto de este tipo al SEIA encontrará las mismas dificultades que un proyecto contaminante».

En ese sentido, Girardi cree que «el ministerio clasifica este tipo de sitios con un enfoque de riesgo, lo que es correcto y consistente con el enfoque de los países desarrollados o con vasta experiencia en la materia. Sin embargo, nuestra legislación está muy rezagada respecto de lo requerido y lo que se puede encontrar en países como Estados Unidos, Alemania e incluso Perú».

«No tenemos una norma de calidad de suelos que establezca valores límite de concentración para distintos usos, por lo que actualmente es difícil clasificar un suelo como contaminado y descartar aquellos que no representarían un riesgo para las personas y el medio ambiente», agrega.

Por otra parte, asegura que «no tenemos una ley de daño ambiental (la que se encuentra en periodo de latencia en el Congreso), por lo que no podemos aplicar el principio del que contamina paga. Adicionalmente, el Estado no dispone de los recursos económicos, ni de mecanismos que permitan financiar la remediación de sitios contaminados que están abandonados o no tienen un dueño identificado».

«Chile debe avanzar en una normativa que permita visibilizar la problemática, identificar responsables y obligarlos a estos a remediar, generar mecanismos para disponer de fondos para financiar la remediación de aquellos pasivos ambientales abandonados que no tengan dueño, y para esto se necesita sensibilización y voluntad política», agrega.

Sitio la Paciencia en Rinconada de los Andes (Fuente: Sernaogemin).

-¿Hay experiencias internacionales que se podrían replicar en Chile en esta materia?

-En general en los países desarrollados existe mucha experiencia en evaluación y remediación de suelos contaminados y disponen de instrumentos y una regulación que fomenta la remediación y la recuperación de los suelos. Por ejemplo, en Estados Unidos existen fondos a nivel nacional para la remediación de sitios contaminados (Superfund) y programas para asistir a los estados y comunidades para remediar y reutilizar de forma sostenible los predios contaminados. En Alemania, existe una empresa federal (GESA mbH) especializada en remediación de sitios contaminados pertenecientes al estado, la que depende del ministerio equivalente al Minvu en Chile. Sin ir más lejos, Perú, país que cuenta con una normativa ambiental muy completa, existe una empresa estatal (Activos Mineros S.A.C) dedicada a la remediación de sitios pasivos ambientales mineros y también existe un fondo para la remediación (Fonam), los cuales cuentan con financiamiento estatal. En general, tenemos muchas experiencias a la mano que podríamos replicar y adaptar.

-¿Chile podría convertirse en un referente de recuperación de suelos?

-Actualmente en Chile existe una comunidad de científicos y técnicos que están trabajando en remediación y rehabilitación de suelos y dominan la temática. No son pocos los que se han formado aquí, otros nos hemos perfeccionado en el extranjero y vuelto a desplegar este conocimiento en nuestro país, además de los extranjeros que han llegado también a aportar.

Por lo tanto, me parece que tenemos el potencial para hacernos cargo del desafío asociado a la gran cantidad de sitios que deben ser abordados, lo que nos podría convertir en un referente a nivel regional. Sin embargo, lo anterior requiere concientización, educación y voluntad, tanto política como de cada uno de nosotros. Creo que es imperativo pasar a la acción, considerando la crisis ambiental generalizada que estamos experimentando. La fragilidad de nuestros ecosistemas frente al cambio climático y la presión humana nos fuerzan a actuar y priorizar la recuperación de suelos a lo largo de todo nuestro territorio.

-¿Cuál es el cambio de enfoque que debería existir en nuestro país para desarrollar ciudades sustentables a futuro ante la escasez de suelos?

-Es fundamental que avancemos hacia el desarrollo sostenible, en términos de país, ciudades y sociedad, el cual considere una mirada de largo plazo, que incluya en la ecuación no sólo variables económicas, sino que también ambientales y de bienestar de la población y los ecosistemas. En este sentido, todo proyecto a desarrollar debería diseñarse y planificarse con un enfoque preventivo, es decir, tomado todos los resguardos y acciones requeridas para evitar impactos futuros y también considerando la recuperación de los suelos impactados, enfoques en el que el monitoreo inteligente, transparente y de calidad, la planificación territorial, la remediación y la participación activa de todos los actores clave (científicos, autoridades, empresas y comunidad), son esenciales para lograrlo.

Debemos entender que el cambio de uso de suelo puede generar impactos importantes en procesos que son claves para que se mantengan ciclos y procesos ecosistémicos imprescindibles para la resiliencia de estos. Por ejemplo, en un suelo que pasa de ser un bosque nativo a un uso industrial o residencial como ocurre habitualmente en nuestro país, cada uno de los procesos ecosistémicos que alteremos, puede contribuir a la intensificación de un impacto global, sea por la pérdida de biodiversidad, la disminución en la captura y secuestro de carbono, por el aumento de temperatura local, por la contaminación y disminución del almacenamiento de agua en los acuíferos, etc.

Nuestras ciudades no deben seguir creciendo en extensión, promoviendo el cambio de uso de suelo, más bien, el desarrollo de ciudades debe diseñarse y realizarse desde la recuperación de los suelos degradados donde se encuentran e incorporar ecosistemas, como bosques y humedales, entre otros, es decir a la naturaleza como componente central de la ciudad.

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