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Demi Lovato se suma a estrellas que padecen trastorno bipolar

La artista y rostro de Disney es parte del 4,5% de la población que sufre esta enfermedad, que si bien puede presentarse con episodios de euforia o exaltación, en la mayoría de los casos predomina la depresión.


La noticia se conoció este jueves en la ciudad estadounidense de Los Ángeles: a la joven estrella televisiva de Disney Demi Lovato se le diagnosticó que padece trastorno bipolar, misma enfermedad que hace pocos días reconoció que sufría la actriz Katherine Zeta Jones.

«Nunca descubrí que era bipolar hasta que fui a tratamiento», confesó la intérprete de los telefilmes «Camp Rock» y series como «Sonny With a Chance», luego de permanecer tres meses internada en una clínica psiquiátrica.

Pero, ¿qué es el trastorno bipolar? Se trata de una enfermedad frecuente, que de acuerdo a estadísticas recientes, puede afectar casi a 1 de cada 20 personas a lo largo de la vida.

Esta condición, además es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la sexta en ocasionar carga por incapacidad, ya que afecta el desempeño de personas jóvenes y en la etapa productiva de sus vidas.

Según el director del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile (INC), José Bitran, en el país “la principal causa de mortalidad en los pacientes con TBP es el suicidio”, provocando un riesgo 15 veces mayor al de la población general y convirtiéndose así en un problema grave de salud pública.

El porcentaje de las personas afectadas por alguna de las diferentes formas del trastorno bipolar (TBP I, TBP II, espectro bipolar) alcanza un total de 4,5% de la población global a lo largo de la vida. El TBP es una enfermedad del ánimo, que consiste en sufrir episodios tanto de exaltación anímica o de depresión. Si bien la enfermedad puede presentarse con episodios de euforia o exaltación del ánimo, la verdad es que para la mayoría de los pacientes, el predominio de episodios será de depresión.

Por otra parte, diversos estudios señalan el carácter crónico de la enfermedad. Los pacientes a parte de lidiar con esta condición, tienen que sufrir casi en un 50% del tiempo a lo largo de sus vidas con episodios intensos y/o síntomas aislados. Este carácter crónico afecta de sobremanera la calidad de vida de los pacientes, provocando sufrimiento, incapacidades, menos productividad, mayor necesidad de tratamientos médicos, y en algunos casos la muerte prematura por suicidio.

El diagnóstico: el origen del problema

Si bien se conoce la magnitud del problema, aún los pacientes demoran en ser diagnosticados. Se estima que en promedio un paciente puede demorar hasta siete años en ser diagnosticado correctamente luego de un primer episodio tratado por un médico. La razón de esto es que los pacientes en su mayoría consultan cuando están deprimidos y se pasa por alto las fluctuaciones del ánimo de las cuales no se tiene conciencia y por ende no se perciben.

Según el psiquiatra de la Universidad de Chile y Presidente del Capítulo Chileno de la Sociedad Internacional del Trastorno Bipolar, Danilo Quiroz, «un diagnóstico tardío o simplemente equivocado implica que los pacientes no se traten con los medicamentos apropiados, aumentando las recurrencias de episodios a lo largo del tiempo y acarreando graves consecuencias para la vida personal y profesional de la persona, sin contar el riesgo de suicidio».

Actualmente el objetivo primordial del tratamiento es controlar a largo plazo los episodios de depresión y exaltación del ánimo, pero es el carácter recurrente y crónico de esta enfermedad lo que se debe enfrentar con energía. En este sentido, el tratamiento está dirigido a implementar medidas que contribuyan a la estabilidad del paciente, entre otros, cierto tipo de medicamentos (llamados estabilizadores del ánimo), formas de psicoterapia especializadas en el trastorno bipolar, ejercicio físico, regulación de los ritmos biológicos y sociales, etc.

El tema lo abordó esta semana en Santiago el connotado psiquiatra y académico Robert Post, en el marco de un simposio organizado por el laboratorio GlaxoSmithKline (GSK) en el Hotel Intercontinental. Una de sus principales contribuciones en este campo ha sido describir el impacto del curso de la enfermedad y las repercusiones de la repetición de episodios en los pacientes enfatizando la importancia de un oportuno diagnóstico y adecuado tratamiento.

Este último busca cambiar el curso de la enfermedad y poder disminuir las recaídas tanto depresivas como de exaltación anímica. Lo anterior se logra disminuyendo los componentes que provocan nuevos episodios como el estrés sostenido o muy intenso, el desorden en el sueño y otros ritmos biológicos y sociales, las sustancias estimulantes (lícitas e ilícitas) como alcohol y marihuana, entre otras.

La propia Lovato, durante el período que estuvo internada, fue paralelamente sometida a terapias contra la anorexia, la bulimia y la autolesión.

Y aunque reconoció que sufría depresiones “desde muy joven”, el rostro de Disney no ocultó su alivio por conocer por fin qué le sucedía. “Siento que ahora tengo el control donde antes no lo tenía», expresó.

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