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España implementa paradas “antiacoso” en el transporte público para evitar agresiones a mujeres Se aplica en los recorridos nocturnos

España implementa paradas “antiacoso” en el transporte público para evitar agresiones a mujeres

Ciudades como Bilbao, Vigo y Terrassa ya han implementado este tipo de medidas para dar mayor seguridad a las mujeres cuando vuelven a casa en de noche. Otras estudian implantarlas prontamente.


Es de noche y una mujer pide al conductor del autobús urbano en el que va que la deje bajar fuera de la parada reglamentaria para quedarse así más cerca de su casa. Eso ya ocurre en Vigo (noroeste de España) y pronto sucederá también en otras ciudades del país para reducir el riesgo de acoso y agresiones.

Paradas «a demanda», «intermedias» o «antiacoso». Son los distintos nombres que se le ha dado a la iniciativa en las ciudades que estudian ponerla en marcha en sus líneas de autobuses nocturnos.

El objetivo común es que las mujeres se sientan un poco más seguras cuando regresan a casa de madrugada después del trabajo o de una fiesta, normalmente con cierto miedo al riesgo de sufrir acoso o una agresión si van caminando y solas.

Las paradas personalizadas permiten reducir el tramo que la mujer tiene que caminar sola y de noche desde que se baja del autobús hasta su domicilio o el lugar al que se dirija.

Desde febrero pasado, este sistema de paradas personalizadas ya funciona en la ciudad gallega de Vigo, donde se aplica desde las 22.30 horas locales en todas las líneas de autobús público urbano y en las que prestan servicio nocturno.

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, detalló al dar a conocer la medida que las mujeres que soliciten bajarse fuera de una parada reglamentaria deberán permanecer en la parte delantera del vehículo y se descenderán por la puerta más cercana al conductor.

Mientras, en el País Vasco (norte), la ciudad que lleva la delantera es Bilbao, donde su ayuntamiento aprobó por unanimidad a finales de enero el nuevo reglamento del servicio de transporte público urbano Bilbobus, que incorpora las «paradas intermedias» nocturnas con objeto de prevenir acoso y agresiones sexistas.

Los conductores del servicio nocturno de Bilbobus permitirán apearse del vehículo entre dos paradas reglamentarias.

Dada la buena acogida que ha tenido la idea entre la ciudadanía, las otras dos capitales vascas, San Sebastián y Vitoria, están estudiando ya medidas similares.

Barcelona, la segunda ciudad más grande de España, puede ser la siguiente en poner en práctica la iniciativa, puesto que su área metropolitana aprobó a finales de febrero una propuesta sobre las «paradas a demanda», mientras que en Zaragoza (noreste) el proyecto se estudia dentro del plan de movilidad sostenible del ayuntamiento.

Los ejemplos de interés en esta forma de prevenir agresiones sexistas son numerosos, se han ido extendiendo por toda España y esta misma semana la portavoz adjunta de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Sevilla (sur), Eva Oliva, adelantaba que reclamará en el próximo pleno la implantación de «paradas antiacoso».

No obstante, se evaluará cómo evitar que el autobús se termine convirtiendo en un taxi y no ralentizar el servicio con excesivas paradas.

Las víctimas de violencia machista han crecido en España en los últimos años y superaron las 150.000 en 2017, según datos del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Consejo General del Poder Judicial.

En 1998 se establecieron en el país los planes plurianuales de acción contra la violencia machista, a los que siguió en 2003 la orden de protección de las víctimas de violencia doméstica y, en 2004, la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

En septiembre pasado, el Parlamento español aprobó un Pacto de Estado de Violencia de Género, que incluye una estrategia de mayor sensibilización contra ese problema y fondos para nuevas medidas legales.

El acuerdo cuenta con dos centenares de medidas para sensibilizar y prevenir contra la violencia machista, y un respaldo económico que se ha fijado en alrededor de 1.000 millones de euros (1.230 millones de dólares al cambio actual) durante cinco años.

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