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¿Vulva o vagina?: la eterna confusión de la que ni Sex Education zafó BRAGA Crédito: Cadena Ser

¿Vulva o vagina?: la eterna confusión de la que ni Sex Education zafó

Esta “confusión” no es nueva, ya que durante siglos los propios manuales médicos no diferenciaban entre vagina, útero y vulva, sin embargo, la discusión volvió a la luz luego de que, en redes sociales, se comentara el error conceptual en que incurrió la popular serie de Netflix “Sex Education”, donde los y las protagonistas se referían a la vulva como vagina. Para resolver esta y otras dudas conversamos en exclusiva con la destacada sexóloga, psicóloga y escritora, Gloria Arancibia Clavel, quien profundizó con El Mostrador en esta temática y más.


Vulva, vagina, clítoris, cervix, labios, el órgano sexual femenino está compuesto por diversas partes, sin embargo, vagina y vulva siempre han estado en conflicto en la mente de las personas:  en palabras simples, la vulva comprende los órganos genitales externos de las mujeres, o sea, las partes más visibles. La vagina, en tanto, está más abajo: es la parte interna de los genitales femeninos, el conducto que asciende desde la parte externa hasta el cuello del útero, es un órgano que posee una extraordinaria flexibilidad y elasticidad en sus músculos.

Y es que esta histórica confusión nos hace plantearnos qué pasa con la educación sexual de nuestro país, debate que por años ha despertado y vuelto a dormir en el Congreso, a pesar de lo vital que es aprenderlo desde temprana edad, no sólo por educación, sino que para reconocer y evitar abusos, este debate ha ido quedando en segundo plano por los conflictos ideológicos del adultocentrismo, lo cual ha dejado una serie de vacíos en los y las niñas y adolescentes, quienes muchas veces recurren a internet y a series como Sex Education para darle una respuesta a sus interrogantes.

Es precisamente esta serie de Netflix la que ha aflorado una interrogante que en pleno 2020 sigue dando qué hablar: vulva y vagina, ya que incluso la popular serie, que aborda temáticas como la diversidad sexual, masturbación, infecciones de transmisión sexual, entre otros, abordó mal los conceptos, generando una serie de comentarios en Twitter donde se criticó que se “enseñara” de manera errónea, algo que no solo puede ser desconocido para niños, niñas y adolescentes, sino que también entre las mismas mujeres adultas.

Ante esta situación, que deja una serie de interrogantes planteadas, conversamos con la destacada sexóloga radicada en España, Gloria Arancibia Clavel, quien imparte talleres de autoestima y sexualidad en distintos municipios de Madrid y clases de educación sexual en Institutos de Educación Secundaria, para clarificar esta y otras preguntas que surgen en torno a la temática.

¿Qué es la vulva y qué es la vagina?

-La vulva comprende los órganos genitales externos de las mujeres: las partes más visibles, cuando están en reposo, son el monte de Venus, los labios mayores y la hendidura vulvar. Cuando separamos los labios mayores, podemos apreciar en su interior, los labios menores y el clítoris en la parte superior. En el vestíbulo que queda entre los labios menores, se encuentra el meato urinario (uretra), pequeña abertura que no siempre es visible para todas las mujeres y, más abajo, la entrada de la vagina. Más atrás se encuentra el ano. Por lo tanto, cuando queremos referirnos a los genitales femeninos hemos de referirnos a la vulva.

-La vagina es un órgano que posee una extraordinaria flexibilidad y elasticidad de sus músculos que se caracteriza, en contra de lo que se ha dicho sobre su higiene, por tener en su interior una protección natural: el ph vaginal, este es un ácido que controla la cantidad de microorganismos presentes en ella. Además, posee glándulas (Bartolino y Skeene) que permiten su lubricación y mantenerla húmeda para la actividad sexual. Para explorar su interior, es necesario introducir un dedo.

La sexóloga señala que en los talleres de sexualidad que dicta, les recomienda a las mujeres que reconozcan su interior y describan los que sienten en el mismo, ya que “la vagina es un órgano con vida propia en la que se puede experimentar un sin fin de sensaciones”.

Arancibia, además, afirma que no es para nada extraño que una mujer desconozca qué es qué y dónde está. “En la consulta, me atrevería a decir que más del 80% de las mujeres que acuden no han explorado sus genitales, ni siquiera se lo han planteado a no ser que duela, pique o tenga alguna infección. Pero no solo en la consulta, en los talleres de sexualidad pasa igual, hay muchas mujeres incluso dicen que “nunca se les ha ocurrido mirarse ‘allá abajo’”, dijo.

Esta falta de autoexploración, desconocimiento e invisibilidad ha sido una constante a lo largo de la historia de las mujeres y su sexualidad. “La doble moral que ha pesado en la sexualidad femenina ha supuesto que se mantuviera esta invisibilidad y desconocimiento hasta hace muy poco”, dijo Arancibia, ahora se visibiliza, pero sigue habiendo confusión. “Por ello es tan necesario el autoconocimiento y “autocoñocimiento” (como le llamamos a un programa de radio aquí en España)”, puntualizó.

¿El desconocer tu cuerpo puede traer problemas?

-El desconocimiento de los genitales y de su funcionamiento es una de las causas de problemas sexuales en las mujeres. Por lo mismo, uno de los objetivos de la terapia es que ellas observen y exploren sus genitales. En consulta y en los talleres, aprenden con un espejo a observar y conocer las distintas partes de sus genitales (ejercicio que se hace en casa) y traerlos dibujados. En una segunda sesión, se anima a las mujeres a explorar y reconocer su vagina y sentirla. Con ello se despejan gran cantidad de dudas, muchas de ellas se sorprenden al descubrir esa parte del cuerpo que tenía ajenas a sí mismas. Aprenden a conocerla a reconocerla. La vivencia sexual se intensifica.

El autoconocimiento como vía de placer y disfrute

Gloria destaca que, si bien todo nuestro cuerpo es una fuente de disfrute sexual, nuestra vulva, en particular, se caracteriza, tanto interna como externamente, por su gran capacidad de proporcionarnos un sinfín de sensaciones y vivencias intensas de placer. “Dependiendo de qué parte y cómo la estimulemos, intensificaremos nuestro placer sexual”.

Además, plantea las siguientes interrogantes: ¿conocemos todos los recovecos de nuestra vulva? ¿Sabemos si tiene puntos o zonas más sensibles que otras? ¿Conocemos todo el potencial de energía que puede fluir de su interior?

¿Dedicamos tiempo y espacio para explorarla y disfrutar de ella?, “son preguntas que trabajo con las mujeres”, dijo.

Mitos y verdades: ¿existen “vaginas feas”?

Otro punto o estigma que rodea a la vulva, es cuando se habla de “vaginas feas” o de que existe un solo tipo de vaginas, frente a esto, la especialista señaló que “lamentablemente no es un mito. Muchas mujeres consideran feos o asquerosos sus genitales. Esto es así porque hemos aprendido que “esa parte” de nuestro cuerpo ha de estar tapada, oculta y sobre todo limpia. La tenemos asociada con la regla, olores e infecciones y dolores. Nadie nos ha enseñado a reconocer nuestra vulva como una parte importante de nuestro cuerpo y de nuestra autoestima. No nos enseñan a sentirnos orgullosas de que en la vulva se encuentra el clítoris, cuya única función es proporcionarnos placer.  No nos enseñan a cuidarla y quererla. La belleza atrae, se muestra, se cuida, se comparte; lo feo se oculta, avergüenza, se rechaza e, incluso se teme”.

“Hay tantas vulvas como mujeres existen en la tierra”

“Las mujeres tenemos pocas ocasiones para observar y comparar nuestros genitales con los de otras mujeres. De hecho, si nos vemos desnudas, por ejemplo, al cambiarnos en los vestuarios de un gimnasio o de una piscina, sólo nos vemos el vello púbico.

¿Nos podríamos imaginar sentadas con las piernas abiertas mostrando y comparando nuestras vulvas con la de las demás? Sería un buen ejercicio de conocimiento corporal, ayudaría a despejar tantas dudas y temores ante las diferentes dimensiones de la vulva y sus partes como los labios; las diferencias de color y forma de estas, etc. Hay tantas vulvas como mujeres existen en la tierra. Todas únicas y diferentes entre sí”, finalizó.

El problema en torno a la falta de educación sexual

De igual manera no hay que alarmarse al referirse de manera errónea a estas partes, ya que “en general hay mucha desinformación, entonces se refuerzan muchos mitos en la sexualidad. Uno muy común entre las mujeres es si existen tipos de orgasmo (clitoriano o vaginal). El orgasmo es la respuesta sexual multitud de estimulaciones que lo desencadena. No hay un lugar preciso para activarlo. Todo el cuerpo puede activarlo”, dijo la especialista.

¿Esta confusión cree que se debe a que la educación sexual desde pequeños no es la correcta?

-Creo que se debe no solo a que la educación sexual no es la correcta, sino que es inexistente. La educación sexual-afectiva debería impartirse desde muy pequeños de tal manera que, al llegar a la adolescencia, se pudiera vivir la sexualidad con mucho mayor naturalidad, fluidez y con placer. No desde el miedo, lo oculto, lo sucio que es desde donde se imparte la “supuesta educación sexual”.

Acerca de la interrogante que surge en torno a la vulva y la vagina, la experta recalcó que la “educación sexual” existente en los currículums de nuestro país, tiene como objetivo central y general la reproducción, “por ello, el conocer, tocar y explorar los genitales externos como la vulva y la vagina no se contempla. De hecho, la imagen de los genitales femeninos son los que aparecen perfectamente dibujados en los libros de texto y que se imparte en clase de biología. La mayoría del alumnado sabrá exactamente lo que son las trompas de Falopio, el útero, los ovarios, etcétera”, dijo.

La experta considera que uno de los grandes problemas es la educación heteronormativa, la cual no contempla otras corporalidades ni sexualidades y solo está adherida a un sistema sexo/genero dicotómico, en el que “las personas leídas como mujeres son más reprimidas en su rol (pasividad, preocupación por y para la pareja, no expresión de sus deseos) existe una doble moral sexual”, finaliza.

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