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Género: La necesidad de un Estado más proactivo Yo opino Créditos: Leandro Torchio/ Aton Chile.

Género: La necesidad de un Estado más proactivo

María Elena Bello Merino
Por : María Elena Bello Merino Cientista política Coord. Oficina de Inclusión y Equidad de Género Universidad Autónoma de Chile
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Sin duda alguna la paridad en el mecanismo constituyente es un gran avance a nivel nacional e internacional. Sin embargo, es importante precisar una serie de elementos con el fin de transitar hacia un proceso lo más equitativo posible, no solo en la forma, sino también en el fondo. En primer lugar, si bien el mecanismo de paridad asegura el acceso en porcentajes equitativos de hombres y mujeres al proceso constituyente, esto responde principalmente a una lógica cuantitativa, dejando de lado lo cualitativo o de fondo. Hace años atrás, las teóricas Conway, Bourque & Scott (1996) argumentaban que un acceso cuantitativo de las mujeres a un espacio no aseguraba que las desigualdades basadas en el sexo/género se desarticularan por ‘arte de magia’. ¿Por qué?, porque dichas desigualdades responden a una construcción sociocultural arraigada en diversas prácticas, normas y costumbres, que van desde lo cotidiano hacia la macroestructura política.

En este sentido, el trasfondo que no debe perderse de vista es la lógica reactiva que caracteriza a nuestro Estado chileno. No es casualidad que varias leyes y proyectos de ley tengan nombres propios o sean conocidos por estos: Ley Ricarte Soto, Ley Cholito, Ley Zamudio, Ley Gabriela, Proyecto de Ley Antonia, etc. Las tres últimas, Zamudio, Gabriela y Antonia, grafican la reactividad de la esfera política y social hacia las temáticas de género, dado que los casos citados avanzaron producto de la alta connotación pública que adquirieron. La reactividad estatal no solo evidencia una baja preparación ante problemáticas sociopolíticas, como la violencia, desigualdad y segregación en base al género, sino que también, limita la discusión y la cristalización de acuerdos, conceptos y formas legitimadas por gran parte de la sociedad. Por ello, se vuelve imprescindible que la dinámica estatal, desde sus principios bases, transite desde un reactivo hacia una de carácter proactivo, en especial en lo referente al concepto de género.

[cita tipo=»destaque»] El trasfondo que no debe perderse de vista es la lógica reactiva que caracteriza a nuestro Estado chileno.[/cita]

Un tercer aspecto relevante de fondo es la preocupación que suscita la efectiva participación de fuerzas independientes en el proceso de redacción constitucional. Si bien el mecanismo de paridad asegura una participación de 50/50, ello no necesariamente se verá reflejado en un equilibrio entre las fuerzas políticas. En consecuencia, se vuelve imperativo que exista una voluntad política de dar espacio a las listas de mujeres independientes. Esto último responde a la realidad desigual que enfrentan las desafiantes (candidatas nuevas) ante las incumbentes (candidatas reelegidas). Estos últimos tienen una ventaja ante los desafiantes, generalmente debido a tres factores: el reconocimiento del candidato en un distrito, la cobertura mediática y la capacidad de captar más financiamiento.

Finalmente, otro aspecto de fondo concierne a cómo la política chilena entiende el concepto género; por lo visto, se basan en la idea de binomio hombre/mujer, dejando de lado una amplia diversidad de identidades que escapan de dicho binomio. Es por ello que, antes de pensar en qué escribir, dejar y/o reformular, es importante entender cómo estará compuesto el ‘tablero de ajedrez’ constituyente, pues esto nos permitirá hablar realmente de paridad en el ejercicio y no solo en el discurso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

 

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