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Por las locas del 73 «las maricas caminamos por las calles con el legado de quienes empujaron las barreras» Créditos: Foto de Agencia Uno

Por las locas del 73 «las maricas caminamos por las calles con el legado de quienes empujaron las barreras»

Tomás Barrera
Por : Tomás Barrera Activista por la diversidad sexual y los Derechos Humanos.
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El 22 de abril de 1973 en la Plaza de Armas de Santiago, testigo de tanta represión desatada en distintos momentos históricos, se provocaba la primera protesta de la cual tengamos documentación en nuestro país y que tuvo como protagonistas a un grupo de travestis, en su mayoría trabajadoras sexuales, que salen por primera vez a la calle a exigir una vida digna y, principalmente, que la represión policial llegara a su fin contra estas corporalidades disidentes. 

En pleno Gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende Gossens y sólo meses antes del Golpe de Estado, fueron brutalmente reprimidas por la policía (quienes argumentaban con que la manifestación de las Locas atentaban contra las buenas costumbres, en medio de una sociedad aún bastante conservadora) y caricaturizadas por la prensa de la época. Es recordado el famoso titular del diario El Clarín, periódico con una clara línea editorial de izquierda, que decía “colipatos piden chicha y chancho”, haciendo burla desde una actitud peyorativa a la histórica primera manifestación que comienza a marcar el camino de emancipación de las disidencias sexogénericas en nuestro país. Así son diversos los titulares de prensa que podemos encontrar en los archivos de la época y que, tanto de derecha como de izquierda, comienzan a ser burla ante la protesta valiente de las travestis en el centro de Santiago. 

Quien lideró dicha manifestación fue una travesti de 26 años llamada “La Gitana”, recordada por sus compañeras como la “Miguel Enríquez del Mundo Gay”. “La Raquel” otra travesti presente dentro de la manifestación en una entrevistas al medio The Clinic indica que “la policía nos perseguía mucho. Nos veían y nos llevaban altiro detenidas por ofensas a la moral y las buenas costumbres. La Primera Comisaría de Santo Domingo era como un hotel para nosotras. Ahí nos pegaban y nos rapaban al cero. Y eso era lo que más dolía. Después, a una le daba vergüenza mirarse al espejo y los clientes no te daban ni la hora”. 

[cita tipo=»destaque»]Resulta interesante poder reflexionar entorno a rol de los medios, la hipocresía de ciertos sectores políticas y el camino que pavimentaron las Locas del 73.[/cita]

Sin duda, este hecho es un hito importante dentro de la historia de las disidencias sexuales y de género dentro de nuestro país y el cual, se encuentra cada año en conmemoración por parte de las colectivas y organizaciones que no sólo han visibilizado el hecho sino que también lo han reivindicado luego de tanta ridiculización de los medios de prensa. Ante esto y en consideración de los tiempos importantes que estamos enfrentando como sociedad en medio de un proceso constituyente, resulta interesante poder reflexionar entorno a rol de los medios, la hipocresía de ciertos sectores políticas y el camino que pavimentaron las Locas del 73 por donde comenzamos a caminar las Locas del presente. 

Resulta interesante poder revisar los medios de prensa de la época y sus titulares respectivos en donde se deja entrever la sociedad conversadora de nuestro país en los años 70. Si bien, en medio de un gobierno abiertamente socialista, los medios de prensa siguen manteniendo y, peor aún, haciendo visible su odio e incomodidad contra las disidencias sexuales y de género. No sólo El Clarín fue protagonista de este tipo de titulares, también podemos encontrar “Los “raros” quieren casarse” en la revista VEA, “ostentación de sus desviaciones sexuales hicieron los maracos en la Plaza de Armas, en La Crónica, entre tantos otros titulares que de forma discriminatoria se dirigían a quienes iban a pedir un cese en la represión policial provocada. La ética del periodismo nos deja mucho que pensar entorno a estos titulares y el cómo la prensa juega un rol importante de comunicación para los sectores mayoritarios de la sociedad y que, más allá de la visión sobre la orientación sexual y la identidad de género en la época, revelan que no existe ni un mínimo de respeto hacia la dignidad de estas personas. 

Pero bien sabemos que la prensa históricamente ha cumplido un rol importante dentro de cualquier sociedad y, particularmente, ha seguido replicando las lógicas odiantes contra la comunidad LGBTIQA+, lo que se deja en evidencia – incluso- dentro de la transición democrática, cuando el diario La Segunda lanza un titular con letras rojas diciendo “LIBRO GAY CON PLATAS FISCALES”, haciendo alusión al escritor gay Juan Pablo Sutherland y su libro de cuentos “Ángeles negros, financiado por un FONDART, generando nuevamente la doctomía censura-género dentro de los medios. Si bien, en los 90 era políticamente correcto censurar, y a pesar de los avances, debemos apuntar hacia una ley de medios que venga a democratizar el acceso a los medios de comunicación para que la sociedad toda no tenga que seguir informándose a través de medios retrógrados que siguen una línea editorial propia del siglo pasado y con titulares donde la perspectiva de género no existe. 

Por otro lado, resulta interesante poder mencionar en torno al rol de la izquierda histórica dentro de estos procesos y que, como bien vimos más arriba, dejó develado que la misma izquierda sigue siendo profundamente conservadora, bien nos lo reflejan los periódicos que comunicaron la protesta. Pero particularmente es interesante poder analizarlo con otro ingrediente que agregaremos: Pedro Lemebel, escritor, artista visual y “otras cosas más” como él mismo se presentaría dentro de diversos espacios, y que fue, sin duda, uno de los activistas disidentes más influyentes del siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI, haciendo distintas acciones de resistencia apuntadas a temáticas de marginación, homosexualidad, VIH/SIDA, entre otras. 

Es sabido a luz pública la relación íntima que Pedro construyó junto Gladys Marin, una de las más grandes dirigentas del Partido Comunista, lo que provocó la cercanía de Lemebel con el PC, generando dentro de los altos personeros de la organización política, una crítica ácida entorno a esta amistad con comentarios como “¿por qué te juntas con esta gente?”, haciendo alusión directa a la orientación sexual de Lemebel, a pesar de eso, siguió resistiendo y cercano al partido producto de sus convicciones políticas. Hoy podemos observar como Lemebel es un mártir enarbolado del Partido Comunista e incluso ha sido elogiado por el presidente de dicha organización, Guillermo Tellier, a quien, por testimonios de distintos militantes, se le han escuchados comentarios homo-odiantes en diversas ocasiones, haciendo burla y mofa de quienes tenemos una orientación sexual e identidad de género distintas a las impuestas por la cisheteronormatividad. Pero, ¿por qué no homenajearlo en vida? ¿Por qué tiene recién ahora se le reconoce su enorme labor y compromiso? Ya es demasiado tarde. Allí se deja ver la hipocresía de algunos sectores de la izquierda histórica que luego de la discriminación, será el homenaje. 

A modo de conclusiones finales, en el año 2022, las Locas del presente volvemos a conmemorar a nuestras antepasadas que, a pesar de tener el conocimiento de la respuesta del Estado, tomaron la valentía y caminaron con la bandera de lucha por las calles de Santiago. Hoy somos las travas, las lelas, las maricas, las que caminamos por las calles con el legado de quienes empujaron las barreras por donde hemos podido caminar, con dificultades por supuesto y a paso lento, pero avanzando al fin y al cabo. Si bien, aún nos falta mucho y aún debemos resistir ante la avanzada derechista que envía proyectos de ley al Congreso Nacional para, por ejemplo, prohibir el uso del lenguaje inclusivo dentro de las aulas escolares para evitar que deportistas trans compitan en equipos de personas cis o, incluso, amedrentar al pedir los datos de quienes en universidades estatales dictan clases e investigan sobre temáticas de género. 

Grandes han sido los avances, como la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que declara culpable al Estado chileno por la discriminación a la profesora de religión Sandra Pavez, por prohibirle hacer clases en un establecimiento educacional público producto de su orientación sexual. Las locas comenzar a emparejar el camino por donde vamos a transitar tantas personas con nuestras alitas rotas que, esperamos, ese camino embarrado y lleno de piedras, podremos pavimentar para caminar con más dignidad, con más derechos y por sobre todo, por una vida libre de violencia. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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