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De la paridad como “piso mínimo” al subsuelo: más reflexiones sobre la propuesta de Constitución BRAGA

De la paridad como “piso mínimo” al subsuelo: más reflexiones sobre la propuesta de Constitución

216 artículos conforman la nueva propuesta de Constitución, frente a la cual el grueso de los partidos políticos y organizaciones sociales ya definieron su posición, mayoritariamente En Contra. De igual forma ocurrió con organizaciones de mujeres, quienes pusieron el foco más allá de la paridad.


Desde el Partido Comunista (PC) hasta la Democracia Cristiana (DC): el arco completo de izquierda a centroizquierda, salvo excepciones, definió su postura En Contra de la propuesta de nueva Constitución elaborada por mayoría republicana.

El plebiscito del 17 de diciembre será decidir entre una Constitución realizada por Pinochet y otra por sus hijos, encarnados en la figura de José Antonio Kast y el Partido Republicano, aseguran algunas de las figuras que se han pronunciado para rechazar este nuevo proyecto, que se consolida en medio de un agotamiento social luego de dos procesos constituyentes en un año.

De allí que es imposible hablar de un proyecto sin mencionar el anterior.

“En el texto constitucional pasado se hablaba de la paridad como piso, como un mínimo habilitante para nuestra vida en una comunidad democrática”, recuerda la investigadora Laboratorio Constitucional UDP, Daniela Catalán.

Al comparar el abordaje de este aspecto en ambos textos, se ve con claridad como se pasó del “piso mínimo” al subsuelo, ya que en la propuesta actual la paridad ni siquiera es tema. En cambio, hubo una resistencia conservadora incluso en la sola mención de las mujeres, las diversidades sexogenéricas en cambio, no son mencionadas.

“Durante la discusión de este proyecto se vió una fuerte resistencia a la inclusión de la perspectiva de género en el documento mismo”, subraya y recuerda, por ejemplo, que incluso se quiso eliminar la mención del género femenino en la mención del nombre de la cámara (“Diputadas”).

A su vez, recoge la intervención del consejero Carlos Solar (PR), quien señaló que la paridad era un tema “absolutamente forzado”, algo que dijo en sintonía con un partido que de manera conjunta -con algunas abstenciones- rechazaron la inclusión de la norma en el texto final, que fue reemplazada por el concepto de “acceso equilibrado” que defiende la representación en relación 60%-40% y limita al legislador a un mecanismo de cuotas (de entrada) para cargos de elección popular.

Así pues, tanto las normas como el lenguaje utilizado para la redacción constitucional materializan la obstaculización para el reconocimiento y la ampliación de derechos de las mujeres y diversidades sexogenéricas.

“Las diversidades en la nueva propuesta no son contempladas, tampoco se habla de género, si nos fijamos cuando se habla de acceso a puestos y cargos o la garantía de que no haya discriminación arbitraria, se usa ese apellido de manera constante, la ‘arbitrariedad’”, asegura la politóloga de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), Lucía Miranda.

Sobre este tema, la integrante de la Red de Politólogas hace hincapié de cómo se define exactamente la arbitrariedad y qué límites tiene y sobre todo de qué manera podría influir o no en la posibilidad de invalidar o erradicar todo mecanismo de acción afirmativa tendente a superar desigualdades estructurales en la sociedad, como por ejemplo, leyes o normas de cuotas para personas Lgbtq+.

“La propuesta enarbola una serie de valores y visiones conservadoras, tanto del rol de la mujer en la sociedad, como de la interacción de la sociedad en general, es hiper conservadora”, recalca al recordar los artículos que abren las puertas a retrotraer leyes como el aborte 3 causales, obstaculizar la aplicación de una futura ley de educación sexual integral, entre otros”.

Dos escenarios: A favor y En contra

Diversas encuestas muestran que la tendencia al voto En contra es mayor que el A favor. Aunque han mostrado cambios en las últimas semanas, sólo la Encuesta Black & White muestra un escenario más favorable para la segunda de las opciones, con un 50% para cada una. UDP-Feedback, Cadem y Criteria en tanto, dan mayoría al rechazo, con distintos puntos porcentuales de diferencia.

De mantenerse la tendencia general ¿Cuáles son los posibles escenarios? De ganar el voto En contra, ambas académicas ven “difícil” que se inicie un tercer proceso en el futuro próximo ya que por un lado no existe consenso político para permitir esa vía y, por otro, el agotamiento ciudadano tampoco le entregaría las condiciones de legitimidad necesarias.

“Si bien las mismas encuestas señalan que un alto número de la población aún desea una nueva constitución, al mismo tiempo la ciudadanía se encuentra agotada, decepcionada y hasta apática con el tema, que ya lleva cuatro años en marcha sin lograr un texto de consenso que una a las personas para aprobar la propuesta”, plantea Catalán.

“A largo plazo creo que es posible que se realicen más reformas al texto constitucional vigente, o bien, se opte por un camino ‘mixto’ que algunas figuras políticas ya han mencionado al señalar, por ejemplo, utilizar de base el anteproyecto escrito por la Comisión Experta con modificaciones inspiradas en iniciativas populares de norma o, directamente, que se discuta dicho anteproyecto como una reforma en el Congreso”, agrega.

Para Miranda, de aprobarse y consolidar de esta forma la constitucionalización de las AFP, por ejemplo, “podría darse lugar a un nuevo estallido”.

“Si se rechaza, no creo que se genere más inestabilidad, de hecho en algún momento el propio Osandón dijo que la ciudadanía ya se dio cuenta que a esta Constitución de Pinochet, más allá de su falta de legitimidad de origen, se la puede seguir modificando hasta transformarla, en cambio la propuesta actual es aún más neoliberal y promercado que la Constitución de Pinochet”.

La politóloga destaca que, de alguna u otra manera, la motivación de contar con una nueva constitución hecha en democracia, y representativa, quedará presente en la memoria colectiva de rechazarse la propuesta actual.

A su juicio, el gobierno de Gabriel Boric no pondrá el foco allí sino en llevar adelante su programa. Será entonces la administración que lo siga quien tendrá en sus manos decidir qué sucederá por la vía institucional con una Constitución realizada en y por la dictadura.

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