
Asociaciones LGBTIQ advierten de “ola de ataques sin precedentes” a nivel global
El Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, celebrado desde 2004, conmemora el hecho de que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su lista de trastornos mentales.
Las personas LGTBIQ+ afrontan una “a una ola de ataques sin precedentes por parte de movimientos antigénero y antiderechos” y están “en emergencia” en todo el mundo por el recorte de fondos a programas de asistencia o salud para el colectivo y por un aumento de políticas antiderechos, denunciaron varias organizaciones mundiales con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia.
El año pasado cerró como el año con más asesinatos de personas trans contabilizados en más de 25 años y el ascenso y consolidación de gobiernos de ultraderecha en el mundo también ha incitado ataques contra este colectivo, como explican organizaciones a EFE.
“En todo el mundo los movimientos por la justicia social siguen denunciando este retroceso, que socava cada vez más la democracia en su conjunto”, afirmó en un comunicado la a federación internacional de asociaciones de este colectivo, ILGA, que planea celebrar la jornada participando en eventos en 60 países.
ILGA subraya que los últimos meses han sido especialmente negativos, con hechos como la restricción de la definición de “mujer” en la Ley de Igualdad de Reino Unido, o modificaciones legales en Argentina “que prohíben el acceso a la atención sanitaria afirmativa del género a las personas menores de 18 años”.
También cita como retrocesos la aprobación en Perú de una ley que establece penas de prisión para quien exponga a los jóvenes a contenidos sobre diversidad, o proyectos de ley y órdenes ejecutivos de la Administración de Donald Trump en EEUU que “contribuyen a hacer imposible la vida de las personas trans e intersex”.
Chile no queda atrás. La Cámara de Diputados y Diputadas aprobó un informe que restringe y prohíbe derechos a niños, niñas y adolescentes trans y a las familias que respetan y apoyan sus procesos de transición, “un hecho a todas luces transfóbico”, señaló el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) tras presenciar la votación en el Congreso Nacional.
ILGA recuerda asimismo que 64 Estados miembros de la ONU siguen criminalizando los actos sexuales consensuados entre personas del mismo sexo, y al menos 61 restringen la libertad de expresión relacionada con cuestiones de diversidad.
“La tormenta perfecta”
“Estamos viendo cómo gobiernos de todo el mundo utilizan a las personas LGBT+ para azuzar el odio con el fin de promover sus propios intereses políticos”, asegura a EFE el director ejecutivo del movimiento global por los derechos LGTB All Out, Matthew Bread.
Este sábado se conmemoran 35 años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) retirara la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, pero aún hoy hay 64 países que criminalizan la homosexualidad y desde las organizaciones denuncian un retroceso en muchos otros.
“Creo que el mayor retroceso es político y democrático, ya que cada vez vemos más gobiernos más autoritarios, contrarios a los derechos, antidemocráticos o conservadores de extrema derecha que toman el poder”, considera en declaraciones a EFE Gurchaten Sandhu, director de programas de la Asociación Internacional LGBT ILGA.
Las organizaciones hablan de una “ola de legislación antiLGBT+” desde los gobiernos de extrema derecha, con ejemplos como Hungría, que ha modificado su constitución para prohibir las reuniones LGBTIQ+, o Argentina, donde el gobierno de Javier Milei ha modificado la Ley Nacional de Identidad de Género para prohibir el acceso a la atención sanitaria afirmativa de género a menores de 18 años.
Desde All Out critican especialmente el caso de Hungría, pues puede suponer la ilegalidad del Orgullo el próximo mes: “Creo que si la UE permite y posibilita que Hungría prohíba el orgullo el mes que viene, se precipita por una pendiente muy resbaladiza, pues no está permitiendo a ciudadanos europeos reunirse pacíficamente para expresar una opinión política”.
Pero también este año lamentan lo sucedido en Reino Unido, donde el Tribunal Supremo ha restringido la definición de “mujer” en la ley de igualdad.
“Esta decisión ha generado confusión e histeria; hay una falta de orientación, lo que provoca que cada persona tenga sus propias normas establecidas y se genere una falta de igualdad de trato”, dice Sandhu.
Más allá de estos cambios normativos, al que se añade el del Gobierno de Donald Trump de prohibir a las personas trans ingresar en el Ejército o dejar de financiar clínicas y servicios para este colectivo, llegan también los recortes en la ayuda internacional.
“El mayor revés sin duda ha sido la decisión de varios gobiernos -en particular el estadounidense, pero también el danés y el británico- de reducir significativamente la ayuda al desarrollo internacional”, considera Beard.
Los recortes han dejado sin financiación a miles de ONG que trabajaban con personas LGTBI en clínicas o dando servicios sociales y programas que salvan vidas, como los de VIH, que ya han provocado una caída en el testeo o en el suministro de retrovirales.
Y “esto -advierten desde ILGA- es solo la punta del iceberg de lo que está por venir”.
Violencia sin precedentes
Desde ILGA denuncian también una “ola de violencia sin precedentes”: “en particular contra las mujeres trans y las mujeres trans de color”, dice Sandhu.
Según el proyecto de monitoreo de asesinatos trans (TGEU), en 2024 se registró la cifra más alta de homicidios de personas trans (350) desde que comenzó el monitoreo en 2008. Latinoamérica y el Caribe es la región con más muertes; allí se producen el 70 % del total.
Casos como el de Sara Millerey González, una mujer trans colombiana que murió ahogada en un riachuelo el pasado mes de abril a las afueras de Medellín. Su crimen fue especialmente sonado porque fue grabado en un vídeo donde se veía cómo esta chica de 32 años moría poco a poco ahogada pues le rompieron las piernas y los brazos antes de arrojarla al agua.
El observatorio de Caribe Afirmativo ha registrado 39 asesinatos de personas LGTBIQ+ en Colombia en lo que va de año. Pero Colombia no es un caso aislado. En Argentina todavía se recuerda con horror que tres mujeres lesbianas -Pamela Fabiana Cobas, Mercedes Rozana Figueroa y Andrea Amarante- fueron asesinadas en mayo de 2024 y otra quedó en estado muy crítico después de que un hombre arrojara un cóctel molotov en la habitación de la pensión donde se quedaban.
Las leyes que van contra los derechos de la población LGTBIQ+ crean además un clima de permisividad ante los crímenes de odio. La aprobación en 2023 en Uganda de una de las leyes más severas del mundo -contempla la pena de muerte por “homosexualidad agravada”- “ha provocado un aumento absolutamente masivo de la violencia colectiva, el acoso, los ataques a personas LGBTIQ+ en la calle”, dicen desde All Out.
“En definitiva, hemos permitido que la violencia contra las personas LGBTI sea abierta y gratuita para todos”, lamenta Sandhu.
Algunas luces
La federación celebra por otro lado recientes avances, como la aprobación del matrimonio igualitario en Tailandia, o la descriminalización de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en Dominica y Namibia.
El comunicado recuerda que 37 países han legalizado ya el matrimonio igualitario, mientras 17 han implementado prohibiciones de las mal llamadas “terapias de conversión”.
“En general, nos encontramos en una situación muy peligrosa y difícil, pero hay algunos aspectos positivos”, dice el director ejecutivo de All Out.
El punto positivo del balance lo pone Tailandia, donde desde el pasado mes de enero las parejas del mismo sexo se pueden casar: “Es un gran ejemplo de cómo se sigue avanzando incluso en los momentos más difíciles”, considera Beard.
Durante el último año, Dominica y Namibia han dejado de criminalizar a las relaciones sexuales consensuales entre personas del mismo sexo y también Liechtenstein ha aprobado el matrimonio.
Según las organizaciones, hay que seguir presionando para que se reviertan los cambios hechos y para que no se recorte en ayuda al desarrollo. Y también “construir alianzas” entre colectivos y movimientos igualmente amenazados, como el feminista, “e impulsar una representación cada vez más inclusiva en todos los niveles”, apuntan desde ILGA.
Es urgente -dice Sandhu-, porque “estamos en una especie de carrera hacia el abismo”.