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Amanda Hurtado: “La narrativa racista busca deshumanizar para justificar la violencia” BRAGA Créditos: Cedida.

Amanda Hurtado: “La narrativa racista busca deshumanizar para justificar la violencia”

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Sophia Cabrera
Por : Sophia Cabrera Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile.
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En su paso por Chile, la profesora de Estudios Afrolatinoamericanos de la Universidad de Harvard ofreció una conferencia magistral en el coloquio “Fanon 100 años: revolución y emancipación en el Tercer Mundo”, organizado por centros de la Universidad de Chile y Universidad Católica.


Rudy Amanda Hurtado Garcés es una de las voces más destacadas del pensamiento afro en América Latina. Nació en Colombia, es antropóloga e investigadora. Además, cuenta con más de una década de trayectoria que articula el trabajo académico con la acción política.

Es la directora del Observatorio de Discriminación Racial de la Universidad de los Andes y ha sido una figura clave en el fortalecimiento del Proceso de Comunidades Negras (PCN) en Colombia. Desde una mirada afrofeminista, ha cuestionado las limitaciones del multiculturalismo institucional y ha reivindicado formas insurgentes de ciudadanía para los pueblos negros.

Su paso por Chile, en el marco del coloquio “Fanon 100 años”, renovó el debate sobre la vigencia del pensamiento decolonial y el lugar de las resistencias afrodescendientes en las luchas por la emancipación en el sur global. Sobre este tema y más, ahonda en la siguiente entrevista.

–Llega a Chile en el contexto de ofrecer una conferencia magistral a propósito de que se cumplen 100 años del natalicio de Frantz Fanon, ¿por qué es importante revisitar su figura e investigación?

Frantz Fanon es uno de los intelectuales más importantes de mediados del siglo XX. Él combina la militancia y la intelectualidad. Para él, no hay oposición entre la academia y la militancia por un proyecto de liberación de los pueblos oprimidos.

En esa perspectiva, revisitar su obra es fundamental para seguir imaginando la política y la intelectualidad, y sobre todo seguir imaginando un proyecto colectivo de liberación en tiempos de profundización del fascismo global.

–¿Cómo observa las violencias que viven las comunidades afro?

Estamos en una fase de profundización y expansión del fascismo. Vemos el ascenso de Donald Trump en Estados Unidos, de Giorgia Meloni en Italia y cómo la derecha global está tomando cada vez más fuerza.

En esa perspectiva, en la medida que hay un ensanchamiento y una profundización del fascismo, se ahondan las violencias sobre los pueblos oprimidos y las mujeres negras. Justamente en esta lógica que plantea el feminismo negro en la matriz de dominación, donde están las opresiones de clase, de raza y del sistema cisheteropatriarcal. Sobre el cuerpo de las mujeres negras se condensan todas esas estructuras de poder y dominación, en la perspectiva que esta política fascista recobra una relevancia e importancia, también aumentan las violencias.

–En esa línea, ¿cree que el racismo es estructural?

Sí, el racismo es estructural y no es simplemente un mantra, sino que es un sistema de dominación y opresión de larga duración. Justamente, el racismo no es simplemente un racismo antinegro, sino que también es un racismo antiindígena, antilatinoamericano, anti-asiático, anti-indio y anti-africano.

Todo lo que hoy llamamos como sur global son pueblos que han sido sujetos de procesos de racialización, donde ese racismo opera como un dispositivo de poder y dominación. Lo que busca la narrativa racista es deshumanizar para justificar la violencia.

–¿Cómo se vive la discriminación interseccional?

Aquí debemos reconocer que hay varias tradiciones de los feminismos negros. Me quedo más con el concepto de matriz de dominación de Patricia Hill Collins, que es un poco más crítico y más radical, donde nos plantea cómo existe un sistema global, que es racista, cis-heteropatriarcal y con condiciones de clase.

Los pueblos del sur global estamos atravesando todos los efectos y la violencia estructural que genera este sistema de dominación patriarcal.

–¿Cómo entiende el concepto de multiculturalidad en la actualidad?

Como una estrategia del neoliberalismo para administrar las diferencias. En el caso específico de América Latina habría que analizar concretamente su formación en cada uno de los países, pero hay unas cosas que se pueden llamar como comunes. Como el caso de Colombia y Ecuador, donde el multiculturalismo, sobre todo en la década de finales de los 80 y principios de los 90, entra como un consenso neoliberal para bajar la intensidad de las disputas del antirracismo.

Es como una anulación del racismo y justificante para decir que en los estados multiculturales el racismo desaparece como un problema central.

–A propósito de la administración de Colombia, ¿qué le parece el trabajo que ha realizado Francia Márquez?

La llegada de Francia Márquez ha significado una disputa. Desde hace 200 años Colombia ha sido gobernada por las élites blancas andinas y lo que hace la llegada de Francia Márquez a la política ha generado reacciones coercitivas por parte de esas élites.

En esa perspectiva, también sale a la esfera pública un debate sustancial, que es el debate del racismo. Vimos en la campaña cómo los políticos de derecha interpelaban su condición racial, y utilizaban esto como herramienta política para generar un voto de odio racial en el país.

Que hoy la narrativa del Estado colombiano esté centrada en los pueblos indígenas, los pueblos negros o los pueblos campesinos, significa una ruptura estructural con ese viejo régimen en Colombia de la política electoral y surgen nuevas subjetividades al centro de la política.

Hay contradicciones, pero es el tiempo y la duración lo que va a determinar finalmente si es un proyecto inacabado. Lo estamos construyendo, pero creemos que este primer gobierno ha abierto el debate. Por eso vemos un gobierno definiendo una reforma laboral que le da significación a la clase trabajadora, a las clases populares, donde efectivamente vemos cómo los grandes empresarios salen en contra de esa reforma laboral. Y salen en contra porque por primera vez un gobierno toca sus intereses de clase.

Estamos en el centro del Estado cuestionando a la élite el control de las instituciones. Entonces ya vemos un movimiento social y partidos de izquierda articulados, unificados en un consenso de disputa nacional popular.

–¿Qué reflexiones le genera el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, próximo a conmemorarse este 25 de julio?

Esa conmemoración para muchas hermanas y compañeras es importante, pero creo que los feminismos negros han avanzado mucho más allá. Hoy estamos hablando de una política que pueda, inclusive, trascender el hecho de ser mujer.

En esa perspectiva se está hablando de una política de liberación universal y global, entonces, creo que esta conmemoración debe servir como un espacio, un pretexto para seguir profundizando sobre esos legados.

Es un momento de trascender esa lucha identitaria y presentarle una propuesta a la humanidad, una propuesta que, como decía Frantz Fanon, nos lleve hacia un nuevo humanismo que ponga en el centro la vida.

Creemos que las experiencias colectivas, comunitarias de las mujeres negras tienen mucho que aportar a la humanidad, porque son experiencias y han sido propuestas y apuestas que efectivamente han buscado siempre ese bien colectivo de la humanidad.

–¿Qué mensaje le entregaría a las nuevas generaciones?

Hay que seguir imaginando, pensando y seguir creando organizaciones. Hay que seguir movilizándose, hay que leer mucho. Y leer no simplemente un libro, sino el contexto de la vida cotidiana. Creo que es importante viajar, conocer, e interactuar con el vecino, la vecina, con los compañeros, las compañeras y sobre todo cuestionar y sospechar de todo. Hay que hacerse preguntas de todas las cosas. Eso es fundamental porque nos va a permitir seguir manteniendo la imaginación.

Si hay imaginación, hay política, hay revolución, hay organización y sobre todo podemos construir un mundo que habitemos de forma colectiva.

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