Jorge González muestra su faceta dulce
Arropado en un traje de felino, el ex Prisionero grabó el video clip de un nuevo single, Carita de gato, del álbum Mi destino (confesiones de una estrella de rock). El registro audiovisual fue realizado por su hermano Marco González.
El ex integrante de Los Prisioneros, Jorge González presentará un nuevo single que viene acompañado de un video para promocionar el disco Mi destino (confesiones de una estrella de rock) .
Fiel a su astro, el mítico cantante resurge de las cenizas después de asumir las consecuencias de una vida apegada al libreto de «drogas y rock and roll». Ahora presenta un registro visual realizado en julio en el volcán San José, en el que se dará a conocer el single Carita de gato, producido en 16 mm por Marcos González, su hermano.
Se trata de un audiovisual de pulso tranquilo y dulce en el que González vestido de felino con guitarra en mano, entona poéticas imágenes en la precordillera chilena.
«Tienes la carita de gato más bella de este lugar/ Eres la mejor compañía, mi poesía medicinal./ Día a día cuerpo peludito, quema, huye sin parar/ Rompe, rompe que este mundo abunda de egoísmo artificial», dice el texto.
El primer single que dio a conocer de este disco fue Necesito poder respirar (para amarte) en una versión sobre una canción de Albert Hammond. El segundo fue Me pagan por rebelde en el que al igual que Diógenes (el perro), opera con la ironía como herramienta de crítica social.
La producción fue realizada en el estudio de grabaciones de González, donde antes ensayó con Los Prisioneros y después con Alvaro Henríquez y Carlos Cabezas en el tema El viejo que bailaba un nuevo estilo de baile.
La placa emergió en una frecuencia rockera de los ’70 y cuando lo dio a conocer más de uno se hundió en la decepción, porque González no hablaba de sus tragedias vividas. Él, como genuino rockero no anduvo alardeando de sus pesadillas para ganar puntos.
Para qué si el reconocimiento lo adquirió hace un buen tiempo.
Ahora se instala firme en su carrera como solista mostrando una faceta menos eufórica e ineludiblemente melancólica.
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