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El Ladrón de Orquídeas: Divagando entre la realidad y la ficción

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Dirigida por Spike Jonze, escrita por el genial Charlie Kaufman y protagonizada por Nicolas Cage, este interesante y novedoso filme juega espléndidamente con los tiempos narrativos, integra una historia dentro de otra y confunde las realidades, estableciendo una cierta disyuntiva a partir de su particular protagonista y su seudo real hermano.


La historia del cine nos ha enseñado que cuando dos genios se juntan y ponen su talento a disposición de la creación de una obra fílmica, generalmente los resultados son espléndidos.
En 1941, Orson Welles y el guionista Herman Mankiewicz (pese a que muchos piensan que la cinta fue escrita por Welles), deslumbraban al séptimo arte con la extraordinaria Ciudadano Kane.



Casi sesenta años después, Stanley Kubrick junto a Frederic Raphael se unían en torno a Ojos Bien Cerrados, interesante cinta con la que el gran director se despediría de este mundo.



Ahora, en las puertas de un nuevo siglo una nueva pareja de genios parece formarse. Ya en 1999, Spike Jonze en la dirección y Charlie Kaufman a cargo del guión, sorprendieron al mundo con su novedosa propuesta estética y narrativa en ¿Quieres ser John Malkovich?, un filme tan extrañamente bello como original y bien realizado.



En El Ladrón de Orquídeas, su nueva producción, vuelven a juntarse para crear una película inteligente, dinámica e innovadora que crea y abre las posibilidades a la hora de contar situaciones. El segundo largometraje de Jonze tiene la particularidad de contar el desarrollo de su propia realización, es decir, Kaufman en la cinta escribe un guión que se va deshilvanando paralelamente a la historia. En una especie de maquiavélico juego de un cuento dentro de otro, el director entrecruza continuamente la realidad y ficción a fin de confundir de buena manera al espectador, y que éste a fin de cuentas, descubra su propia línea a seguir.



El Ladrón de Orquídeas es una comedia fuera de lo convencional acerca de un escritor que en un momento de desesperación decide insertarse en el guión que está adaptando con grandes dificultades. Para el escritor es una gran idea, hasta que la realidad y la ficción comienzan a mezclarse de las maneras más inesperadas.

A pesar del éxito logrado con el primer guión que produjo, ¿Quieres ser John Malkovich?, por el cual recibió una nominación al Premio de la Academia al mejor guión original, Charlie Kaufman (interpretado por Nicolas Cage) está plagado de inseguridades tanto en su carrera como en su vida personal, cuando es contratado para adaptar El Ladrón de Orquídeas, un libro acerca del fanático injertador de orquídeas John Laroche (Chris Cooper).



Aunque en la superficie el libro trata de las aventuras de Laroche como colector furtivo de orquídeas, en el fondo la historia trata del deseo que existe en todos nosotros de experimentar la pasión. Este deseo se ha apoderado de la vida de la autora del libro Susan Orlean (Meryl Streep) y Charlie se da cuenta que a él le sucede lo mismo.



El hermano gemelo de Charlie, Donald Kaufman (también interpretado por Nicolas Cage), empeora las cosas cuando se muda a vivir con Charlie y anuncia que también se va a dedicar a escribir guiones. Mientras Charlie lucha con su bloqueo como escritor, Donald alegremente escribe un guión sobre un asesino en serie con un desorden de múltiple personalidad, en una suerte de mezcla entre El silencio de los inocentes y Sicosis.



Un día determinado, Charlie tiene una idea salida de su desesperación, y utilizará su propio dilema como marco para el guión que está haciendo sobre Laroche y Orlean. Pero según comienzan a fluir las palabras y la historia va tomando forma, Charlie sin darse cuenta pone en marcha una cadena de sucesos impactantes en la vida de todos los personajes y transforma el guión en el desarrollo de sus propias vivencias.



Nominada al mejor actor protagónico y de reparto, mejor actriz de reparto y mejor guión adaptado, El Ladrón de Orquídeas -increíblemente dejada afuera de la quina de nominados a mejor película-, presenta una serie de elementos que la convierten en una película de excepción. Indiscutiblemente el original guión y la notable dirección juegan un rol importantísimo, sin embargo, y pese a algunos comentarios de la prensa internacional, Nicolas Cage, también aporta su grano de arena para que este trabajo sea soberbio.



Cage logra plasmar en el personaje ciertos rasgos de apatía y pesadumbre que logran convencer, en una interpretación que se acerca bastante a la alcanzada en Adiós a las Vegas, donde se alzó con la estatuilla como mejor actor.



Una de las complejidades más grandes que presenta este largometraje se traduce en la doble interpretación de Cage. Cuando se dieron a conocer las nominaciones de la Academia, El Ladrón de Orquídeas apareció en la selección al mejor guión adaptado, por Charlie y Donald Kaufman. Sin embargo, Donald no existe y es tan solo en una licencia artística que Charlie se ha permitido crear sacándola del contexto de la película y plasmándola en la vida real.



Pero en la cinta de Spike Jonze, Donald si existe, y es aquí donde aparece la complejidad. ¿Es realmente presentado como el hermano de Charlie o solo representa los deseos reprimidos del guionista?. Esta disyuntiva, analógicamente podría asemejarse a lo que realizó David Lynch en Carretera Perdida, donde el protagonista crea a partir de un hecho específico y como forma de escapar a su realidad, personajes que reflejan sus propias emociones.



Aquí es donde la interpretación del espectador entra en juego y exige una salida, ficticia o real, pero asumida como una vía de escape de quién está sentado en la butaca a fin de darle un orden lógico a un producto presentado de una forma confusa pero sencillamente placentero desde un comienzo.



Si bien la comedia tuvo su auge por allá por los años 20 y 30 con Charles Chaplin y sus contemporáneos, Jonze se maneja sabiamente por el género impregnando gratas dosis de suspenso, ironía, tensión, y por supuesto humor.



Los acertados monólogos en off de Nicolas Cage entrelazados con los constantes flash back de la historia y unidos a las continuas alusiones a ¿Quieres ser John Malkovich? -de hecho en los minutos iniciales, Kaufman aparece sentado en el set de filmación de la cinta-, transforman a El Ladrón de Orquídeas en una película sumamente entretenida, hilarante, inteligente, profunda, confusa, incisiva e indudablemente, imperdible.



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