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Las historias reales que inspiraron la obra que retrata el Bim Bam Bum

La obra estrenada en Santiago a Mil es el resultado de cuatro años de investigación, fundidas en un montaje donde se mezclan las historias del clan Ubilla, un revolucionario enamorado de una vedette y la bailarina universitaria asesinada por la DINA en un montaje que rescata las contradicciones de la UP  y se mete en la precariedad del tejido social chileno. Una obra donde vuelan las plumas. 


Una historia de dos familias. El uruguayo Antonio Felis, su hijo Julio y las siete hermanas Ubilla. Con más acento que dinero el trasandino fundó una compañía de revistas que logró robarle el nombre al teatro Opera, en Huérfanos 837 y Bim-Bam-Bum. un negocio que ofreció diversión y futuro por más de 20 años. 

De ese fenómeno fueron protagonistas las hermanas Ubilla, vecinas de una casa quinta en el barrio Franklin, delicias de la época. A Elba Ubilla «le decían Pitica porque se parecía a Lucho Gatica» dice Eduardo Herrera uno de los doce actores de «Apoteosis Final: BBB-UP», la obra que se presenta entre los Invitados Especiales del festival Santiago a Mil y estará en cartelera hasta el 31 de enero en el Teatro Aparte (Eresto Pinto Lagarrigue 179, Bellavista).

La primera «Pitica»

 lba Ubilla fundó la dinastía. Fue la primera «Pitica». Se casó con un millonario ecuatoriano, dejó el escenario y le cedió el nombre a su hermana Raquel, que se casó con Julio Felis, heredero del negocio desde que su padre hoy octogenario se instaló en Buenos Aires. Felis fue baleado en 1996 en un extraño asalto al teatro Providencia en el que no se llevaron nada. Isabel Ubilla, la hermana mayor que fue corista y no vedette convirtió el sobrenombre en una marca, la patentó y ninguna otra del clan pudo usarla. Aunque el apellido alcance para que las hijas de Nieves Ubilla, muerta en 1996, hayan organizado un «doblete» hace tres años, en Quinta Normal y La Florida.

Elba Ubilla lo «logró» al conseguir un millonario. El cabaret como plataforma de ascensión social aparece en esta obra escrita y dirigida por Paulina García (Cárcel de Mujeres, TVN) reconocida seguidora de Bertolt Brecht aunque reconoce que no hizo una obra alemana sobre la revista en Chile y tampoco una revista.

Habla Paulina García: «Quería contar el otro lado de este universo laboral que funcionó a puro pulso del empresario y demasiado a pulso del trabajador porque cuando la bohemia se acabó cientos de personas quedaron cesantes».

Para dar con el tono de la obra, la directora junto a las actrices Patricia Velasco y Kathy Cabezas, que interpreta a una vedette, hicieron entrevistas y se hundieron en los diarios de la época para armar el texto. Entonces descubrieron un mundo cruzado de legitimación social que se encontraba en las noches emplumadas del Bim-Bam-Bum, una especie de zona temporalmente liberada. «En el Clarín ponían un político al lado de una mina en pelotas y quise hacer lo mismo. Puse a un diputado para mostrar esta intención aspiracional que tenían todas las niñas» dice García.

En el camino encontró dificultades. Las Ubilla no quisieron hablar. Raquel no dejó que la grabaran. Ninguna aparece como personaje propiamente tal pero son mencionadas decenas de veces en los textos y Vivi Ubilla subió al escenario al final de la función del miércoles pasado. A falta de varias Piticas bastó con una.

El carrete UP

El montaje esconde un puñado de personajes reales fundidos y reinterpretados para servir a la dramaturgia y principalmente a la visión que la directora quiso imprimir sobre la Unidad Popular, el otro eje de la historia. Un período revisitado tantas veces en distintos soportes que por fortuna «Apoteosis Final» consigue reinventar gracias a un giro sobre el tono apologético presente en muchas de las miradas al gobierno de Salvador Allende. 

«La izquierda se construyó una imagen mitológica de que Chile entero estaba embalado con la UP, en que esto era sensación de gloria para todos. Nunca pensaron que el ‘para todos’ era el 50 % del país y el resto no necesariamente eran fascistas, sino gente común y corriente. El punto es que creímos que eran fascistas», explica «Paly» García, que reconoce el aporte del sociólogo Manuel Antonio Garretón específicamente en este punto de vista.

En escena aparece una vedette universitaria y otra que desaparece después del Golpe, cuando la colorida escenografía armada sobre el diseño de Bruna Truffa se torna gris. Ambos personajes están construidos a partir de las historia protagonizadas por Diana Aron, periodista que escribió a principios de los 70` un reportaje vivencial para la revista Onda en el que fue elegida corista. Militante del MIR, Diana Aron fue asesinada por la DINA.

Los textos más cargados de política están tomados de los titulares y las bajadas de los diarios entre el 60 `y 70`. Felipe Ríos interpreta a un revolucionario enamorado de una vedette. El romance está inspirado en el del productor y director de la Fundación Neruda Enrique Inda, y Vivi una chica anónima que se fotografió con los meses estampados en la espalda para el calendario de 1973.

La obra ganó 35,9 millones gracias al Fondart y se suma a ProyectoCabaret.cl que rescata una colección de lujo de más de cinco mil fotografías de la época revisteril tomadas por David Rodríguez Peña.

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