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El «skateboarding» como una forma de rebeldía femenina La Comunidad Longboard Girls Crew (CLG) es liderada por Valeria Kechichian

El «skateboarding» como una forma de rebeldía femenina

Junto con la venezolana Jacky Madenfrost, fundó la comunidad Longboard Girls Crew (LGC) que tiene presencia en 80 países y se dedica a fomentar los deportes de acción entre las mujeres, en especial el skateboarding


«Desde pequeñas nos enseñan que lo importante es ser guapas y portarnos bien. Y a los chicos les animan a hacer deporte, ensuciarse y probar cosas nuevas».

Para Valeria Kechichian, esta es una de las razones fundamentales por las cuales son pocas las mujeres que se dedican a los deportes de acción. «Nos hacen creer que no podemos, que es muy peligroso o que no es para nosotras», afirma.

Desde 2010, la argentina lidera una comunidad que busca terminar con este prejuicio.

Junto con la venezolana Jacky Madenfrost, fundó la comunidad Longboard Girls Crew (LGC) que tiene presencia en 80 países y se dedica a fomentar los deportes de acción entre las mujeres, en especial el skateboarding.Mujeres en longboard bajando a toda velocidad por el cráter Ramón, en el desierto de Négev, en Israel.

«Trabajamos para dar más exposición a las riders femeninas y que sirvan de modelos para otras mujeres», explica Kechichian, actual directora ejecutiva del proyecto.

El fin de una vida «gris» con «malos hábitos»

En 2010 la argentina trabajaba como secretaria en un estudio de abogados «gris con una estructura rígida y jerárquica, según el modelo de negocio antiguo», le cuenta a BBC Mundo.

«Somos mujeres reales, de todos los colores y formas haciendo lo que nos gusta», dice Kechichian.

«Detestaba ese trabajo y, por supuesto, no encajaba. Sabía que la vida no podía ser eso, pero tenía miedo de dar el salto».

De hecho, tras crear LGC, Kechichian siguió trabajando en dicho estudio por dos años más. Hasta que la despidieron.

«Fue una liberación, ya que no sé si me hubiese atrevido a dejarlo por decisión propia».

Hoy tiene 35 años y, si bien reconoce que durante meses tuvo que lidiar con el miedo de no saber si llegaría a fin de mes, también afirma: «Mi vida nunca tuvo tanto sentido como ahora».

Pero la patineta le dio mucho más que una nueva vocación laboral.

«Empecé a patinar a los 28 años, cuando estaba dejando el alcohol y otros malos hábitos. Necesitaba reemplazar mis actividades de ocio negativas por algo positivo y empecé a patinar», relata.

Kanya Sesser nació en Tailandia sin piernas y fue abandonada por sus padres. La adoptó una familia en EE.UU. y allí practica deportes de acción, como skateboarding y surf, además de dar charlas motivacionales.

«Por aquel entonces solo corría. Ahora patino (longboard y skateboard), hagosnowboard, surf y deportes de tabla en general y sigo corriendo. Lo que empezó como un hobby casi a la desesperada terminó cambiando mi vida».

Romper con los estereotipos

Según Kechichian, la idea de LGC es fomentar la camaradería y el empoderamiento femenino por fuera de los estereotipos.

Atita Verghese es la primera mujer «skateboarder» profesional de India y en enero organizó un tour con niñas de distintas partes del mundo para practicar el deporte y aprender de distintas culturas.

«Una niña de 5 años que ve continuamente riders femeninas dando un salto brutal con su snowboard, entubarse haciendo surf, bajar una barandilla en skate o ir a 90 kilómetros bajando una montaña con su longboard lo va a asimilar como algo normal y va a crecer pensando que no tiene límites y que ella también puede hacerlo si quiere».

Para fomentar estos modelos femeninos distintos, un punto importante según LGC es evitar la sexualización de las deportistas.

La australiana Jenna Russo muestra las heridas provocadas por el «skateboarding». La información de la foto dice que la joven fue «besada» por el cemento de Israel.

«Las marcas suelen preferir mostrar a lasriders y surfistas más en plan modelos que metiendo caña», dice la argentina, que vive entre Madrid y Lyon (Francia). «Es triste que para vivir tengan quedepender más de su aspecto físico que de su talento«.

Lo paradójico es que montarse a una tabla sin tener coraje es imposible.

Internada y con una sonrisa

«Recuerdo una chica siria que hace como 5 años me escribió desde el hospital. Se había caído practicando longboard y tenían que operarla, algo que no es habitual», cuenta Kechichian.

«Me contaba que los médicos no podían creer que estuviese de tan buen humor, pero que ella había visto una foto mía en el hospital después de un golpe en la que estaba riendo y eso le dio fuerza para pensar que también podía pasar por todo con una sonrisa».

La joven le contó que patinando había descubierto una nueva forma de ver las cosas y una fuerza interior que la llenaba de confianza.

Kechichian explica: «Y todo por empezar a patinar y apoyarnos entre nosotras«.

A fines del año pasado, algunas integrantes de LGC formaron parte de una campaña publicitaria de una marca francesa de telefonía celular.
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