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Rodrigo Ramos presenta novela sobre los jóvenes de la era Pinochet Fue presentada anoche en la X Furia del Libro

Rodrigo Ramos presenta novela sobre los jóvenes de la era Pinochet

«Pinochet Boys» es «un libro generacional para presentar a un Chile post dictadura, con un sistema deshumanizado. Es una novela sobre derrota y miserias de una serie de personajes reconocibles y no tanto. Por cercanía narro sobre periodistas, músicos y escritores, pero esos pueden ser conductores, ingenieros u otros», comenta el autor.


El escritor Rodrigo Ramos (Antofagasta, 1976) presentó anoche su nueva novela Pinochet Boys (Editorial Narrativa Punto Aparte), en el marco de la X Furia del Libro, en el centro cultural GAM.

Ramos es periodista y actualmente trabaja en el diario La Estrella de Valparaíso. Antes publicó Alto Hospicio (Quimantú, 2009), Pop (Cinosargo 2010), y Namazu (Narrativa Punto Aparte 2013).

En esta ocasión se trata «de una novela generacional para presentar a un Chile post dictadura, con un sistema deshumanizado. Es una novela sobre derrota y miserias de una serie de personajes reconocibles y no tanto».

«Por cercanía narro sobre periodistas, músicos y escritores, pero esos pueden ser conductores, ingenieros u otros», comenta. «El contexto es la resonancia magnética de una ciudad exitista por la minería del norte, que puede ser Calama o Antofagasta, con una elite condicionada por la industria minera a la que he observado en mi experiencia de casi quince años de periodista de diario de provincia».

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Novelita punki

El título de «esta novelita punki» es una referencia a la banda punk Pinochet Boys de los 80. «También tiene que ver con la forma como la novela empezó a cuajar, porque la hice por partes, la construí por períodos, varios años que fueron decantando, la dejaba y retomaba hasta que naturalmente el nombre fue haciéndose presente».

Pinochet Boy aparece como una alusión directa y concreta a los nacidos después de 1973 «que tuvimos la mala suerte -o quizás buena para algunos- de colonizar este país bajo un sistema creado por los Chicago Boys».

El principal personaje «se va reconstruyendo en otros dos como manera de sobrevivir. Hay un escritor-salvador que contiene a los otros dos: un periodista-músico resentido y un escritor provinciano que sueña con tener éxito en las grandes ligas».

Todo se relacionan con una periodista de una minera que debe transar su formación de izquierda, y un publicista que trabaja para ella, «que es algo así como un artista progre que tensiona las relaciones».

«Ese sería el núcleo de la narración, pero hay muchos otros personajes del ambiente provinciano que van armando la historia de un Chile desintegrado que empuja a vivirlo desde el egoísmo y el arribismo».

Los niños de la dictadura

Ramos reconoce que hay una tendencia a escribir sobre «niños en dictadura, jóvenes en dictadura, señoras y señores en dictadura, torturadores, amantes, cantantes y eso también ha generado cuestionamiento de escritores que dicen: oh, más de lo mismo, de nuevo, otra novela».

«No sé qué hay de cuestionable en el ejercicio de escribir sobre la memoria de un país que quedó hecho pedazos. Hay que recoger los pedacitos, en cada uno de ellos hay una historia. Mejor que aparezcan 100 novelas sobre ese periodo nefasto. Mientras más testimonios existan, menos posibilidades que algún dictador aparezca».

Para Ramos, en su caso este libro que «podría calificarse de resentido, como le llaman los desmemoriados a la memoria, partió como un ejercicio autobiográfico allá por 2008 que, con periodos de congelar y descongelar, se fue transformando en una autobiografía exacerbada que fue tomando forma en ese retrato generacional post dictadura que incluye obviamente el acomodamiento de la clase política para concluir la construcción de la trama social de Chile que se proyecta a partir de la institucionalidad de Jaime Guzmán».

Las consecuencias

Sin duda la materia prima de este libro es, entonces, el tipo de persona que creó el régimen de Pinochet. Ramos cuenta entre las principales consecuencias de la dictadura en nuestra sociedad no solo a los «fachos pobres» (ríe), sino también el «hacerse mierda trabajando para suplir la necesidad de consumo personal y de tu familia, porque sus entornos que ellos buscan -desde el colegio de los hijos- así se los exigirá y así sucesivamente hacia adelante hasta transformarse en un facho cuico».

«Gran parte del país se cría o se ha criado en estos círculos exitistas que visibilizan su éxito a través de autos, celulares, viajes al Caribe y cuya reflexión del año la encuentran en los humoristas que van al Festival de Viña del Mar, y que se ríen de ellos mismos como Bombo Fica y su Master Plop, o la crítica al machismo descarnado que expuso Natalia Valdebenito. El discurso humorístico de reírnos de nosotros mismos y pasado por la tele remece a la masa más que el discurso de un político, del rock o de un libro», señala.

Ramos también es pesimista sobre la política actual, otra consecuencia de la dictadura. «O sea que la política representa más al empresariado que a la gente es una noción más vieja que el hilo negro, se ve en el norte, los parlamentarios legislan para las grandes mineras, con ciertas excepciones claro, u otras imaginarias».

«Yo vivo en Valparaíso y nunca he visto algún parlamentario por los alrededores del Congreso, por último tomando un tecito en el terminal de buses o un cortito en el parlamento chico. La conexión parlamentario-gente que anda en la calle-, sólo está para la campaña, el resto del año viven adentro del tosco y feo edificio del Congreso legislando para su Chile de Walt Disney».

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