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Libro cuenta las desventuras de los corresponsales durante la dictadura CULTURA

Libro cuenta las desventuras de los corresponsales durante la dictadura

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Recoge testimonios de arrestos arbitrarios, expulsiones, hostigamientos, censuras, ataques físicos y amedrentamientos contra periodistas de medios internacionales, así como cierres de oficinas tras el golpe de Estado.


Un libro sobre los avatares que debieron enfrentar los corresponsales de la prensa extranjera durante la dictadura fue presentado ayer en la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA).

“Corresponsales bajo dictadura” (Editorial Fondo de Cultura Económica) es una obra colectiva de 17 periodistas chilenos que trabajaban para medios internacionales durante el régimen de Augusto Pinochet,  y viene a llenar un vacío en la reconstrucción del papel cumplido por la prensa internacional para difundir al mundo la verdad de lo que ocurría en Chile.

Orlando Milesi estuvo a cargo de la coordinación general del libro, que incluye igualmente un apéndice de imágenes con fotografías de Kena Lorenzini, Santiago Llanquín, José Durán y Marco Ugarte.

«Campañas de desprestigio»

El libro da cuenta de diversos episodios de represión y acoso a los corresponsales, calificados en el discurso oficial de la dictadura como agentes de “campañas de desprestigio” contra Chile. La prensa internacional fue para la dictadura una de las responsables de las reiteradas condenas de Naciones Unidas al régimen por sus violaciones de los derechos humanos.

En las 250 páginas de este libro se recogen testimonios de arrestos arbitrarios, expulsiones, hostigamientos, censuras, ataques físicos y amedrentamientos contra corresponsales de medios internacionales, así como cierres de corresponsalías tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

En rigor, como se consigna en la obra, el primer acto criminal contra la prensa extranjera tuvo lugar el 29 de junio de 1973, durante el “tanquetazo”, con el asesinato a mansalva en las cercanías de La Moneda del camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen, cuya cámara, una vez muerto, continuó filmando para grabar al militar que le disparó.

Amenazas y vejaciones

Como señala María Olivia Monckeberg, Premio Nacional de Periodismo 2009, en el prólogo, “hasta ahora no se había hablado sobre lo que hicieron quienes desde las agencias de noticias o como corresponsales extranjeros en Chile traspasaron barreras y fronteras para contar lo que ocurría, exponiendo en muchas oportunidades la vida o soportando amenazas y vejaciones”.

En efecto, si bien la dictadura no podía reprimir abiertamente a medios internacionales respaldados desde sus países de origen, la labor de sus corresponsales fue compleja, precisamente porque en su deber de difundir al exterior los hechos vedados al conocimiento de los chilenos, debían asumir riesgos.

Las coberturas de las denuncias de asesinatos y desapariciones forzadas, de la represión masiva contra las protestas populares, no eran tareas fáciles. Tampoco las entrevistas a líderes sociales y políticos de oposición, o cubrir las ruedas de prensa clandestinas de partidos ilegalizados o grupos insurgentes como el Frente Patriótico Manuel Rodríguez o el MIR.

Censura

Desde la División Nacional de Comunicación Social (Dinacos), la dictadura implementó frecuentemente métodos de control de la prensa internacional, negando o dificultando la acreditación de corresponsales poco gratos para el régimen, imponiendo versiones oficiales de ruedas de prensa donde se prohibía usar grabadoras e incluso impedir el acceso a dependencias gubernamentales para cubrir hechos noticiosos.

“Corresponsales bajo dictadura. (Chile 1973-1990)”, libro coordinado por el periodista Orlando Milesi, entrega vívidos relatos de estas prácticas dictatoriales, así como de las medidas que los corresponsales debían adoptar para eludir censuras y controles, con el fin de satisfacer la demanda internacional de noticias verídicas sobre el acontecer chileno.

La censura y la desinformación fueron obstáculos constantes para el trabajo de la prensa internacional. Por ello, el libro aborda también el mayor montaje informativo de la dictadura, como fue la Operación Colombo, que en marco del Plan Cóndor, falseó las desapariciones y asesinatos de 119 militantes de izquierda.

Los autores

El libro reproduce en primer lugar los testimonios sobre la muerte de Leonardo Henrichsen y el rescate de la filmación de su cámara, con escritos de los periodistas Modesto Emilio Guerrero y Eduardo Labarca.

Los corresponsales que escribieron directamente sus experiencias para esta obra son Enrique Fernández, Gustavo González Rodríguez, Eduardo Gallardo, Sergio Carrasco, Omar Sepúlveda, Carlos Cisternas, Enrique Guzmán de Acevedo, Enrique Martini, Humberto Zumarán, Irene Geis, Giorgio Bagoni, Carlos Dorat, Eva Vergara, Federico Quilodrán, Liliana Martínez, Juan Jorge Faundes y Orlando Milesi, quien fue además coordinador general del libro.

El prólogo fue escrito por María Olivia Monckeberg, Premio Nacional de Periodismo 2009. La obra incluye igualmente un apéndice de imágenes con fotografías de Kena Lorenzini, Santiago Llanquín, José Durán y Marco Ugarte.

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